El mundo del piano según Ligeti
Con Pierre-Laurent Aimard se inicia hoy la temporada de este ciclo
Más de una vez, György Ligeti contó que le habría gustado ser pianista, pero que eso no le fue dado. Empezó a estudiar tarde el instrumento (no había piano en su casa de la infancia) y se conformó finalmente con ser un pianista de entrecasa. Como compositor, en cambio, solía decir que su invención en el piano consistía en una negociación entre "la realidad anatómica" de sus manos y "la configuración del teclado". Si existe un pensamiento eminentemente "pianístico" es precisamente porque semejante pensamiento se fundó siempre en violentar el instrumento y vulnerar los límites de lo que se juzga "pianístico". Así trabajaron Scarlatti, Chopin, Schumann y Debussy, los modelos de Ligeti en su formidable ciclo de tardíos Études (1985-2001), que Pierre-Laurent Aimard tocará hoy, junto con las piezas tempranas de Musica ricercata, en la apertura de la temporada de Colón Contemporáneo.
Ligeti no concibió esta música para el piano, sino desde el piano, y esto quiere decir que el virtuosismo del intérprete resulta decisivo. Los tres libros de estudios conversan también con la historia misma del piano y el pianista que las enfrente debe conocer esa historia. Aimard, pianista de horizontes abiertos, hizo una grabación de los Études para la Ligeti Edition que Sony publicó a mediados de la década de 1990, y el compositor sin duda lo prefería porque él dominaba no sólo su música sino también el corpus del repertorio del siglo XX y Schumann, Ives y Debussy (basta escuchar su reciente grabación de los Preludios).
A propósito de los Études, Ligeti hablaba de la posibilidad de transformar la "insuficiencia" en "profesionalismo", aunque a la vez quería que estas piezas para piano le produjeran al intérprete un "placer físico". Habría que preguntarse hasta qué punto son pianísticos estos estudios, en el sentido en que puede hablarse de un "pianismo" de Chopin o de Debussy. "Yo creo que son sumamente pianísticos en la medida en que crean un mundo sonoro pianístico muy rico y renovado y también porque trabajan con las características básicas del instrumentos -explica Aimard-. Pero aun así las ligaduras, por ejemplo, u otros detalles de escritura no son en Ligeti como en Chopin o Liszt. Así que en ese sentido no resultan tan cómodas para tocar, ni tan naturales. Por lo menos no como pueden serlo los estudios de Chopin."
-En sus últimos discos y conciertos, usted empezó a concentrarse en Bach. Pienso en sus recientes grabaciones de El arte de la fuga y de El clave bien temperado. ¿Cree que Bach puede iluminar de algún modo el repertorio contemporáneo?
-No, para nada. Bueno, por supuesto, cuando uno habla de Bach habla de polifonía, y esa música nos enseña a pensar y trabajar polifónicamente. Gracias a ella podemos desarrollar la polifonía en nuestra cultura y nos ofrece la posibilidad de recurrir a la polifonía como los hicieron Ligeti o Elliott Carter. Pero en términos de estilo y de contenido musical, es una música escrita en una época tan distinta de la nuestra que me resulta imposible pensar en una influencia directa.
-Además de la colaboración musical, usted mantuvo un estrecho trato personal con Ligeti. ¿Qué es lo más recuerda de él?
-Lo recuerdo sobre todo como un gran amigo; un amigo que tenía una imaginación extraordinaria y un maravilloso sentido del humor, una enorme independencia y libertad de espíritu. Era además muy generoso con los amigos. Y como artista era inmenso, una de esas poquísimas personas dotadas con una creatividad sin límites.
Pierre-Laurent Aimard
Ligeti-Estudios para piano
Teatro Colón, Cerrito 618
Hoy, a las 17
lanacionar