El cocreador de Matrix y la nueva V de venganza vive una historia de transformismo y sadomasoquismo de espaldas a los medios. ¿la vida imita al arte?
Una noche, en enero de 2001, Larry Wachowski, codirector de los taquilleros filmes de la saga Matrix, entró en un oscuro boliche de West Hollywood, donde las identidades se desvanecían fácilmente, como en sus películas. The Dungeon [el calabozo] se regía por las normas de la comunidad devota del edsm –esclavitud, disciplina, sadismo y masoquismo– en Los Angeles. Era un lugar en que la dinámica del poder se jugaba entre dos tipos diferentes de personas: los dedicadamente sumisos, o esclavos, y las dominatrices, quienes, durante una hora o toda una noche, tomaban las riendas de sus mentes y sus cuerpos, utilizando sogas, látigos, cadenas, cuchillos y agujas. Wachowski se colocó en la primera categoría. Y sus amigos cuentan que este pasatiempo, en el que se vestía de mujer, le gustó.
Una de las personas a las que Wachowski conoció esa noche era una de las dominatrices con perfil más alto en Los Angeles, una rubia alta e imponente, cuya figura paraba el tránsito y que se hacía llamar por el nombre de guerra Ilsa Strix. Infligir dolor extremo parecía ser la especialidad de Strix: “Mi mayor logro”, dijo ella una vez, “fue colocar 33 agujas en un solo pene”. Strix le daba latigazos a sus esclavos como ninguna. Ella dirigía el Dungeon junto a su apuesto y robusto socio, Buck Angel, un transexual parcial (de mujer a hombre) conocido en el mundo del porno como “el tipo que tiene concha”.
En las semanas que siguieron a su primer encuentro, Larry Wachowski regresó al Dungeon para ver a la Señorita Strix. Rápidamente las barreras cayeron, revelando frente a él la contundente comunidad bondage de Los Angeles que se enorgullece porque sus dominatrices mantienen a sus esclavos a un brazo de distancia. La relación entre Larry e Ilsa, ambos de alrededor de 30 años, eventualmente llevaría a romper sus respectivos matrimonios y posiblemente alteraría el curso creativo de una de las trilogías cinematográficas más vistas en el último cuarto de siglo, creada por Larry y su hermano, Andy: la Matrix original, lanzada en 1999, y sus dos inferiores secuelas, que llegaron a los cines con seis meses de distancia entre sí, en 2003. Una vez consagrados como los reyes del Hollywood oscuro, los hermanos Wachowski desaparecieron de la escena, convirtiéndose en virtuales reclusos. Ambos rechazaron las entrevistas que se les pidieron para escribir esta nota.
Ahora, los hermanos planean resurgir profesionalmente. Este mes es el lanzamiento mundial de V de venganza [ V for Vendetta, James McTeigue], que porta la extravagante marca Wachowski, esta vez como guionistas y productores. Basada en una conocida historieta de Alan Moore y David Lloyd acerca del control en un Estado fascista, se dice que el material es una encendida denuncia de las políticas del gobierno de Bush. Aunque los hermanos no dirigieron V, un proyecto sobre el que trabajan desde los días de Matrix, la película se percibe como un film Wachowski: oscuro y peligroso. Un par de meses atrás, la comunidad virtual de cinéfilos fanáticos del cine oscuro ya comentaba con avidez acerca de una serie de proyecciones orquestadas para pocos. En una temprana reseña, Michael Wolf de Vanity Fair dijo que es “espectacular y estimulante”. Pero el film de más de 50 millones de dólares también fue originalmente pensado como uno de los grandes estrenos de Warner Bros. para el otoño boreal 2005. Primero su estreno fue postergado, de la favorable fecha de noviembre, a marzo, un momento tradicionalmente considerado perjudicial para las películas problemáticas. Irónicamente, marzo también fue el mes en el que se estrenó Matrix. Este es el primer film de los hermanos Wachowski en tres años, y no hay ningún otro a la vista.
La repercusión de V seguramente será observada de cerca por los fans y los analistas de la industria. ¿Cuál es el destino del equipo de cineastas más exitoso y visionario de la historia reciente? ¿Hacia dónde se dirigen? ¿Y qué demonios le pasó a Larry Wachowski?
Cuando se estreno the matrix, en 1999, los espectadores se fascinaron con el nuevo mundo que los Wachowski habían conjugado. Lo genial de la película era que unía una vieja idea –que los humanos habitan un universo alternativo controlado por máquinas– con espectaculares escenas de lucha y efectos especiales visionarios. Además de tomar prestadas ideas de las películas de artes marciales de Hong Kong y del animé japonés, Matrix aludía a pasajes de la Biblia y a la mitología, y daba cuenta del popular concepto de inteligencia artificial: una combinación ideal para cualquier fan de ciencia-ficción. Era un Star Wars para los más inteligentes.
Nada en el pasado de los hermanos Wachowski sugería que estaban a punto de convertirse en los nuevos titanes nerds de Hollywood. Su único logro previo, Bound, un torcido thriller negro lésbico de 4 millones de dólares, incluía algunas de las escenas de acción de chica contra chica más calientes jamás vistas en un estudio de filmación, pero no llegó al gran público. Lo que marcó Bound, de todos modos, fue el tema que sería la obsesión recurrente de los Wachowski: lo fácil y naturalmente que, en un mundo tan estricto, las identidades sexuales pueden intercambiarse.
En la época en la que hicieron Bound, los hermanos aglutinaban a sus amigos y colegas como bromistas empedernidos, con una visión nueva, refrescante y abierta. Tras una vida buscando el éxito en el mundo del cine –primero como chicos obsesionados con el cómic, luego como guionistas neófitos– estos hombres del Medio Oeste norteamericano parecían no sentir el efecto de los seductores anzuelos de la industria. “Larry y Andy eran la clase de tipos con los que a uno le dan ganas de tomar una cerveza”, dice un crítico de cine que pasó mucho tiempo con ellos durante la gira de promoción de Bound. “Eran muy accesibles, muy normales.”
Luego llegó The Matrix. Realizada con 70 millones de dólares a partir de un guión que fascinó al productor Joel Silver en su primera lectura, el primero de los filmes de la serie se definió como un moderno clásico de culto. Recaudó 470 millones de dólares por venta de entradas en todo el mundo y ganó cuatro premios de la Academia, mientras cientos de sitios web creados por fans devotos alimentaban la matrixmanía, que duraría años. Un videojuego basado en el film, Enter the Matrix, vendió un millón de copias en los primeros dieciocho días desde su lanzamiento, convirtiéndose en el videojuego basado en una película más rápidamente vendido en la historia. El dvd de la película fue el primero en vender un millón de copias. La franquicia le permitió recaudar más de mil millones de dólares a Warner Bros. Y además logró otra cosa: que los espectadores penetraran en un universo privado, nunca antes visto, extrañamente asexual pero a la vez cargado de referencias a la androginia, el cuero y el sadomasoquismo.
Además de sus lucrativos salarios de directores, Larry y Andy ganaron millones como guionistas y también recibieron una parte por las grandes ganancias y los derechos del videojuego. Fue una infusión increíble de dinero para los dos ex pintores de casas de Chicago, quienes debutaron en la industria del espectáculo como guionistas en Marvel Comics y quienes habían estudiado la biografía de Roger Corman, How I Made a Hundred Movies and Never Lost a Dime [cómo hice cien películas y nunca perdí un centavo], de 1990, como manual para el éxito. Los hermanos Wachowski, de hecho, nunca terminaron la facultad. Larry abandonó el Bard College en el estado de Nueva York, y su hermano menor Andy dejó el Emerson College, de Boston, antes de graduarse.
Formaban una pareja extraña. Larry bebía vino y coleccionaba libros antiguos. Andy, el más rudo de los dos, prefería la cerveza y los deportes, y le gustaba vestirse de ciclista. Escribían sus guiones juntos, mano a mano, en anotadores de papel amarillo, y rara vez discutían. “En el tiempo que pasé con ellos, debe haber habido tres cosas en las que divergieron dentro de tres millones de cuestiones creativas en cuatro películas”, dice el diseñador de sonido Dane A. Davis, quien ha trabajado con los hermanos desde Bound y ganó un Oscar por su trabajo en The Matrix. “Supongo que de otra manera habría sido imposible.”
En 2000, llenos de dinero gracias al inesperado éxito de la primera Matrix, Larry y su pareja, Thea Bloom –la colega que se convirtió en su esposa–, compraron una casa de casi dos millones de dólares sobre la playa en Venice, California, con una increíble vista al océano Pacífico. Los hermanos instalaron su productora, Anarchos Entertainment, en un edificio a pocos minutos de lo de Larry y Thea, con los vagos pero ambiciosos planes de producir una serie de películas que le mostrarían al mundo sus retorcidas visiones.
A lo largo del camino, los hermanos Wachowski dejaron de lado sus actitudes amigables y se cubrieron tras un cuidadoso velo de misterio. Cada vez daban menos entrevistas, hasta que dejaron de hablar por completo con la prensa. “Larry y Andy Wachowski trabajan juntos desde hace 32 años”, dice una de sus biografías oficiales, como único dato. “No se sabe mucho más sobre ellos.”
Aun así, en el Hollywood elitista, los hermanos surgieron como héroes de la clase obrera. Los Wachowski hacían las cosas a su manera. No hacían escándalos, ni gritaban ni destruían muebles. Seleccionaban el elenco, filmaban y editaban sus películas como querían. Seguros en su postura, nunca se alejaron de ella. Trabajaron con el mismo y selecto equipo técnico en las tres Matrix y recompensaban la lealtad de sus integrantes con regalos de Navidad y un generoso porcentaje de las ganancias por el videojuego. “Es imposible no querer a Larry”, dice Davis. “Cuando parece que el preciosismo y la responsabilidad nos van a volver locos [en el set], el humor de Larry salta del plasma y nos recuerda que somos simples humanos haciendo una simple película.”
Pero a veces, el humor en el set tomaba un tono más oscuro. “Larry y Andy siempre seguían el concepto de la supresión, de suprimir las personalidades”, dice Marcus Chong, quien encarnó a Tank, el conductor de la nave de Morpheus, el Nebuchadnezzar, en la primera Matrix. “Uno de sus grandes consejos como director era: «Sean estoicos. Nunca muestren quiénes son realmente».”
Nacida como Karin Ingrid Winslow en 1967, en Connecticut, la adolescente punk que había escapado de su casa y cuya madre murió cuando ella era una niña pequeña, la señorita Strix en un momento quiso transformarse en una superestrella del mundo del edsm. Además de manejar el Dungeon, al que acudían muchos integrantes de la poderosa elite hollywoodense, Ilsa les dio clases de piercing avanzado a las aspirantes a dominatrices, o dominantes, y se colocó al frente del vigoroso proyecto de difundir la filosofía del edsm no sólo en Los Angeles sino en todo el mundo, a través de internet. Un sitio web que ella fundó, Pro-domination.com, destina una porción de las tarifas de suscripción a un fondo para defensa legal que beneficia a los dominantes y dominatrices que reciben muchos cargos legales. “Ilsa se convirtió en la bomba rubia de la dominación”, dice la ex actriz porno Porsche Lynn, quien desde hace varios años trabaja como dominatriz en Los Angeles y Phoenix. “Muy respetada. Con mucha experiencia. Muy confiable.”
Ilsa llegó a Los Angeles cerca de 1997, luego de surgir de las comunidades bondage de San Francisco y Nueva York. “Comencé jugando con el edsm en mis primeras relaciones íntimas, justo después del secundario”, dijo en una entrevista que dio en 2001 al sitio web de edsm, DickieVirgin.com. “Recién a los veintipico comprendí que el sadomasoquismo era una parte integral de lo que yo era. Me defino como parte de la comunidad leather [del cuero].” En una entrevista de 1996, Ilsa describió a un cliente en particular: “Yo lucho con él. Representamos escenas de los videos de Hong Kong en que las mujeres desprecian a los hombres que tienen alrededor”.
La dominatriz Ilsa puede ser muy dura, incluso cruel. “Si el que se somete a ella decía: «La verdad, no sé si me interesan las agujas», ella podía venir y de golpe ponerle un par de agujas debajo de las uñas”, dice la dominatriz Jenna King, de Los Angeles. “Ella tenía la habilidad de llevar a un sometido o esclavo a niveles que nunca pensaron poder alcanzar. Ella expandía sus límites, y ellos se sentían felices con eso. Era un intercambio poderoso.” Ilsa realizó unos cuantos videos, incluyendo Transsexual Extreme 2, Hellcats in High Heels 3, Behind the Whip y Queen of Pain –(todos best-sellers en el mundo del edsm, en los que se ve a Ilsa interactuando con esclavos de ambos sexos).
Parte de las reglas básicas de las relaciones amo/esclavo –una teoría de conducta dura y breve en el mundo paralelo de la confianza y la entrega– es el concepto de límites, que cercena el encuentro bondage sólo al sexo mental. Consecuentemente, se supone que ningún intercambio sexual tiene lugar durante la “sesión”, y que no se deben realizar citas posteriores. Ilsa Strix adhirió estrictamente a esas reglas básicas, hasta el punto de resultar demasiado distante para muchos clientes. “Ella atraía a cierto tipo de hombres que la codiciaban como una figura distante”, dice la dominatriz Nicolette, de Los Angeles, quien fuera amiga cercana de Strix en esa época. “A ellos les gustaba que fuera inalcanzable. Y ella tenía ese comportamiento frío y de reina.”
La vida doméstica de Ilsa era tan poco convencional como su vida profesional. Desde 1998 estaba casada con Buck Angel, un transexual de mujer a hombre, quien recurrió a los cirujanos para que le quitaran los pechos y le expandieran el tórax, a través de inyecciones de testosterona, hasta lograr el ancho de un hombre. De todos modos, de la cintura para abajo, Buck siguió siendo mujer.
Ilsa y Buck compartían una casa modesta en el barrio entonces bajo de Los Feliz, en Los Angeles. Buck era asistente de Ilsa, ocupándose del sitio web y del marketing, cuando no estaba manejando el Dungeon o ejercitándose en el gimnasio, adonde iba cuatro o cinco veces por semana. Cada dos semanas, se inyectaba otra dosis de testosterona para mantener el engrosamiento de sus músculos.
Cuando era chica, Buck nunca se sintió una chica. En vez de obsesionarse con la ropa y el maquillaje, se juntaba con varones, tomaba cerveza y trabajaba arreglando autos. Ilsa y Buck se casaron dos años después de que Buck, quien tenía cerca de 25 años, se realizara las cirugías de 6.000 dólares que lo transformaron. Sus antebrazos son enormes, su cabeza está pelada, su cuerpo está completamente cubierto de tatuajes. Siendo también ávido integrante del submundo s&m, a Buck le gustan las chaquetas de cuero, los sombreros de cowboy, los anteojos de aviador y los buenos cigarros.
“Ilsa nunca se excitó con sus clientes”, dice Buck. “Ella podía estar con políticos o con hombres poderosos y para ella nunca era gran cosa; era sólo su trabajo. Pero una noche, me dijo: «¡Dios mío! ¡No sabés quién vino! ¡El director de Matrix!».”
Fanático de la primera Matrix, Buck entró en la habitación e intercambió elogios con su codirector y guionista. “Vi a Larry con bombacha, medias de nailon, peluca y mucho maquillaje”, recuerda Buck. “Estaba acostado muy tranquilo y se lo veía feliz.”
“Al principio, no pensé que la relación entre Ilsa y Larry pudiera ser sexual, porque entendía la dinámica del lugar”, afirma. “A Larry le gusta vestirse con prendas de mujer, y a su esposa no le gustaba mucho eso. Yo confié en que Larry sería sólo un cliente más, y en que Ilsa fuera sólo una dominatriz.” Según fuentes de la comunidad edsm de Los Angeles, Ilsa Strix no era la primera dominatriz a la que Larry visitaba.
Las opiniones de los psiquiatras sobre cuáles son las fuerzas que están en funcionamiento en los hombres que se travisten o dan el gran paso de someterse a una cirugía para cambiar de sexo son variadas. Algunos consideran que los hombres de esta clase tienen un “desorden de identidad sexual”, o que son “mujeres atrapadas en cuerpos de hombre”. En los últimos años, otro grupo de doctores afirmó que aquellos hombres que demuestran esas tendencias son “autoginéfilos” (heterosexuales fetichistas que se excitan con la idea o la imagen de sí mismos como mujeres).
J. Michael Bailey, profesor de psicología en la Northwestern University y autor de The Man Who Would Be Queen: The Science of Gender-Bending and Transsexualism, intenta desarrollar científicamente el sustento de la autoginefilia, y aunque se negó a opinar sobre Larry Wachowski, describió los comportamientos típicos de los autoginéfilos. “Los autoginéfilos a menudo expresan tener desde la infancia el deseo de ser mujeres”, dice Bailey. “Pero las primeras manifestaciones de ello usualmente emergen a comienzos de la adolescencia, cuando descubren que usar vestimenta femenina los excita. Lo que no se ve, a pesar de que muchos dicen lo contrario, son pruebas de que estos hombres hayan sido notablemente femeninos en la infancia.”
Y algunos expertos creen que los hombres que quieren ser mujeres además tienen la tendencia a ser lo que Larry Wachowski parece ser: un tipo fanático de la tecnología. En 1974, Donald Laub, cirujano plástico, y Norman Fisk, psiquiatra, dirigieron un estudio en la Stanford University School of Medicine con 769 pacientes, observando la reasignación de sexo. En los pacientes varones, Laub y Fisk descubrieron una interesante predisposición: “Los pacientes del grupo masculino a femenino demostraron... estar interesados en las matemáticas y en las ciencias informáticas”.
Larry le enviaba a Ilsa elaborados bouquets florales y le compraba libros, ropa y zapatos. Ilsa se quedaba hasta tarde en la noche buscando la historia de Larry en internet. Según Buck, Ilsa le ofreció a Larry sesiones gratuitas que a veces duraban toda la noche, lo cual implicaba perder miles de dólares y desataba la ira y la sospecha de Buck. A las dos semanas de conocerse, cuentan los amigos, Ilsa parecía otra persona.
Cierta vez, Ilsa viajó a Australia, en primera clase, para acompañar a Larry durante el rodaje de escenas para las secuelas de Matrix. “Larry la recogía en el aeropuerto vestido como «Lana»”, recuerda una amiga. “El se deprimía y se ponía de mal humor cuando tenía que volver al set vestido de hombre.”
En las escenas bondage de Los Angeles, la noticia de la relación entre Larry e Ilsa se divulgó rápido. Seguramente, razonaron los más cínicos, Ilsa, como la inteligente mujer de negocios que era, se había enganchado con Larry sólo por su dinero. Para ella, Larry debe de haber representado el hombre más apetecible del mundo. ¿Por qué, si no, se preguntaban todos, Ilsa habría decidido infligir las leyes del edsm? “En la comunidad, todos se referían a esa relación como la Sesión de Seis Millones de Dólares”, dice la dominatriz Jenna King. “La gente hacía bromas sobre ellos.”
Para cuando Larry e Ilsa hicieron su primera aparición pública, en la première de Matrix Reloaded, en Los Angeles en 2003, los hermanos Wachowski estaban dando el primer vuelco crítico de su carrera. Aunque Reloaded fue una de las películas con mayor recaudación de 2003, con 281 millones obtenidos por la venta de entradas, tuvo un costo de 150 millones y contenía una de las secuencias más ampliamente ridiculizadas en la historia reciente del cine, la llamada escena de la rave, en la que cientos de bailarines se retuercen interminablemente, como en un film de porno soft, y Keanu Reeves expone su trasero.
Matrix Revolutions, también una película de 150 millones de dólares, recaudó sólo 138 millones y sacrificó escalofriantes escenas de lucha a cambio de efectos sobreexplotados y religiosidad sentimental. Manhola Dargis, de Los Angeles Times, escribió: “¿Cómo pudo algo que empezó tan bien terminar tan tontamente?”.
En Hollywood algunos dijeron que se habían dormido en los laureles. Otros encontraron una razón diferente: la cabeza de Larry Wachowski estaba en otra parte. Una fuente del mundo bondage declaró: “Larry estaba completamente concentrado en Ilsa”.
Aunque al principio lo negó, en un momento Buck Angel comenzó a pedir explicaciones. Ilsa coordinó para encontrarse con Larry y Buck en un club transexual del Santa Monica Boulevard, una noche de viernes, a comienzos de 2001, para aclarar las cosas. A la medianoche, entraron dos rubias altas con pelucas casi idénticas, tapados de piel y tacos altos. Eran Larry e Ilsa, pero Larry estaba casi irreconocible.
Buck Angel se refrescó en el bar, mientras su esposa y Larry Wachowski bailaban en la pista. “Cuando se acercaron a mí, Larry no me miraba a los ojos”, recuerda Buck. “Con los tacos, mide casi dos metros. Era como una drag queen alta y enorme. Yo traté de hablar con Larry, pero él no me dirigía la palabra. La peluca le tapaba los ojos, y le dije: «Deberías arreglarte la peluca, amigo. Porque parecés un tipo con vestido».”
Poco después, Buck echó a Ilsa de la casa que compartían en Kenmore Avenue y más tarde le pidió el divorcio. “Que Larry se ocupe de vos”, le dijo. Cuando sus magras propiedades fueron divididas, Ilsa obtuvo la PlayStation y los cubiertos de plata, mientras que Buck recibió el horno a gas, un aguafuerte de Cape Cod y “los utensilios de cocina restantes”. Una camioneta Ford, en la que la pareja había invertido 17 mil dólares, fue vendida. Buck Angel dejó Los Angeles y se mudó a Nueva Orleáns.
Thea Bloom también estaba harta. Y furiosa. En julio de 2002, se separó de Larry y terminó su matrimonio de nueve años. Bloom lo acusó de haber escondido millones de dólares obtenidos por las ganancias de Matrix, y, en mayo de 2003, al mismo tiempo que se estrenaba Matrix Reloaded, un juez de la Corte Suprema de Los Angeles ordenó que se congelaran los bienes de Larry. “Larry ha sido muy deshonesto conmigo en nuestra vida personal, y yo creo que me está escondiendo información relativa a nuestros asuntos financieros”, dijo Bloom en una declaración jurada. La separación, dijo ella, estaba “basada en circunstancias muy íntimas, que en este momento no voy a desarrollar por respetar su privacidad”.
Los papeles que presentó Bloom, de todos modos, dan un panorama del mundo secreto de Larry. Bloom declaró que los hermanos Wachowski recibieron 16 millones de dólares sólo por Reloaded y Revisited, incluyendo 5 millones por los guiones, 2,2 millones por los servicios de preproducción y 6,6 millones que serían embolsados cuando el principal proceso de fotografía estuviera en camino. Además de la mitad del dinero de Larry, ella reclamó 29.819 dólares por mes de pensión.
En el Festival de Cine de Cannes de ese año, cuando Larry e Ilsa aparecieron juntos en la alfombra roja, Ilsa se veía despampanante, como una estrella de cine: la piel perfecta, el cabello rubio cayendo sobre los hombros, los dientes blancos y relucientes. Larry Wachowski no parecía Larry Wachowski. Su rostro estaba feminizado; tenía las cejas depiladas, usaba aros colgantes, y una gorrita le cubría la cabeza. Tenía las uñas arregladas. Tanto Larry como Ilsa parecían extasiados. La prensa dijo que Larry debía de estar tomando hormonas femeninas, anticipando una cirugía de cambio de sexo. Dejando Los Angeles, él e Ilsa se mudaron a una casa de 2,7 millones de dólares en San Francisco, sobre una colina en Castro, con una maravillosa vista de la bahía de San Francisco. (Hasta el mes pasado, la casa estaba en obra por una costosa remodelación para agrandarla, y había un nuevo Lexus rojo brillante estacionado en el garaje.)
En la escritura de la casa de Castro, el nombre Laurence Wachowski no aparece. En cambio, figura “Laurenca” Wachowski. Y en la orden de un juez, realizada durante el procedimiento del divorcio, se lo identifica como Laurence Wachowski, alias Laurenca Wachowski.
Ese mismo año, Larry, junto a su hermano, apareció reticentemente en el edificio Screen Actors Guild sobre Wilshire Boulevard para testificar en una audiencia de conciliación. Marcus Chong, cuyo personaje de Tank fue desterrado de las secuelas tras una fuerte disputa monetaria, declaró que había sido tratado injustamente en las negociaciones de sus honorarios por las secuelas de Matrix.
En la audiencia, Larry apareció vestido de negro y estaba ensombrecido por un equipo de cuatro corpulentos guardaespaldas con cara de piedra, porque, según él, Chong había amenazado a los hermanos. “En la audiencia, ellos crearon su propio set de filmación”, recordó un observador que participó de la conciliación.
El Larry Wachowski que apareció ese día dejó helado a Chong: era un hombre de aspecto decididamente femenino, con piel de porcelana, mejillas sonrosadas, y muy distinto del pelado y masculino hombre de Chicago que había conocido durante el rodaje en Australia. “Su rostro parecía estar derritiéndose”, dice Chong. “Y tenía el cabello como el de Rachel Welch.” Notando las frecuentes visitas de Larry al baño, el abogado de Chong, Sean Erenstoft, le preguntó a Wachowski si estaba tomando drogas. Larry, bajo juramento, lo negó. El testimonio de Larry duró cuatro horas. “Por momentos era bocón y rudo”, dice Erenstoft. “Algunas veces era claro y lineal, y otras era confuso y amorfo.”
Wachowski dejó el edificio con su escuadrón y desapareció. El resultado de la audiencia nunca fue revelado públicamente.
Un complejo de departamentos anónimo, en el suburbio bajo de Sherman Oaks, California, en una calurosa tarde de fines de agosto. Con la cabeza calva asomando, Tom Moore abre la puerta del calabozo que maneja su socia, la dominatriz Nicolette. Moore, un ex dominante profesional, ahora se dedica a hacer películas porno de transexuales, mientras Nicolette recorre el mundo visitando clientes. Conocen a Ilsa Strix desde hace años y sienten que ella traicionó a la comunidad edsm por estar con Larry Wachowski.
“A Ilsa nunca le interesó nada que no le diera dinero”, dice Nicolette. Es una rubia curvilínea, con el cuerpo torneado por la gimnasia, una dominatriz que también disfruta del edsm en su vida personal. Nicolette toma un látigo y, con un giro de la muñeca, corta en dos con una raya perfecta un papelito amarillo pegado en la puerta. Tiro al blanco.
“Larry decidió vivir la vida a fondo, y tenía millones, así que ella dejó a su marido sin pensarlo”, dice Moore, quien también realiza películas porno gay en un pequeño cuarto junto al calabozo de Nicolette. “Ilsa abandonó su sitio web y dejó en claro para todo el mundo que estaba fuera de juego. Una vez que encontró a Larry, desapareció.” Moore y Nicolette intentaron, sin éxito, conseguir su número de teléfono en San Francisco. “Sé que Ilsa estaba feliz”, dice Nicolette. “Justo antes de que viajaran al Festival de Cannes, ella me llamó y me dijo: «Tengo mi propia casa. Me siento una persona diferente. Me siento renovada. Estoy haciendo ejercicio, yoga, estoy llevando una vida saludable».”
Más tarde, volví a llamar a Buck Angel a Nueva Orleáns, unos días antes de que las aguas destruyeran la ciudad y lo forzaran a abandonar su casa en el condominio del French Quarter. “Ilsa me dijo que se había enamorado de Larry, y que él se había enamorado de ella. Yo no lo creo”, dijo Buck. “Yo creo que ella vio en él un modo de terminar con la dominación profesional, y un modo de que se ocuparan de ella. Y Larry estaba dispuesto a arriesgar todo para hacerlo.”
En Nueva Orleáns, tras la amarga ruptura con Ilsa, Buck Angel se casó con una pionera en el arte del body piercing, Elayne Angel, quien le hizo piercings a Lenny Kravitz en la nariz y los pezones, y quien desarrolló un nicho específico para sí misma en el universo del porno. Buck actúa en películas de transexuales, principalmente teniendo sexo con mujeres y hombres gay, y mantiene un sitio web, buckangel.com. En febrero, como parte de un contrato por doce películas, lanzó un film llamado Buck’s Beaver. En agosto, marcó un hito en la historia del porno al filmar una escena en la que tiene sexo con un transexual hombre a mujer, siendo ésta la primera escena filmada de este tipo.
Muchos amigos de Ilsa y Larry se negaron a hablar sobre ellos. “Quieren que se respete su privacidad”, dice antes de cortar el teléfono Sabrina Belladonna, una importante dominatriz de Los Angeles que conoce a Karin Winslow desde hace años.
Desde hace dos años no se oye ni una palabra sobre los hermanos Wachowski, y eso sigue siendo así incluso mientras Warner Bros. prepara el estreno de V de venganza , dirigida por su protegido James McTeigue, asistente de dirección en los filmes Matrix. ¿Por qué los Wachowski no siguieron detrás de cámara? “Siempre dirigieron sus propios guiones, y ésta era la adaptación del trabajo de otra persona”, afirma alguien que trabaja en V. “Ellos no lo ven como un film de los hermanos Wachowski que sigue a la trilogía de Matrix, aunque están muy involucrados en la película.”
En toda esta coctelera, circulan aun más rumores. “Hace más o menos un año, Ilsa lo llevó a una fiesta vestido de mujer, y del cuello para abajo estaba despampanante”, informa Paul Barresi, un director de cine porno con muchos contactos en los alternativos mundos sexuales de Los Angeles. “Larry tenía una capucha puesta, así que nadie lo reconoció.”
Otras fuentes de la comunidad edsm de Los Angeles no parecen estar de acuerdo con lo que Ilsa Strix y Larry Wachowski son hoy en día. Una jura que recientemente Larry abandonó a Ilsa. Otra afirma que la pareja pasa la mayor parte del tiempo en Londres. El grupo más cercano a los Wachowski se mantiene en silencio. El diseñador de sonido Davis dice: “Nada de su vida personal es asunto de los demás. El trabajo y las relaciones laborales son un tema aparte que no se vio afectado, excepto por la distracción y la desilusión de nuestra especie”.
La actitud hacia los hermanos de algunos en Hollywood parece ser que ellos son noticias de ayer. “En este momento no están interesados en el cine”, dice Eric Feig, un abogado del mundo del espectáculo de Los Angeles. “V comenzó a rodarse antes de Matrix. Ellos ahora están concentrados en cómics y videojuegos.” Según las propias actas del divorcio entre Larry y Thea Bloom, no hay nuevos guiones de los hermanos Wachowski a la vista. Otra fuente de la industria, de todos modos, dice que la enorme influencia de los Wachowski permanece intacta: “En cualquier momento, alguien va a contratarlos”.
Sin importar lo que pase con V, Larry Wachowski ha demostrado una vez más su deseo de arriesgarse, de hacer películas tan peligrosas y transgresoras como su vida. V, el héroe del film, es un terrorista. Hace estallar subtes y edificios. Más que nunca, estos héroes de la clase trabajadora están desafiando al sistema.
Pero hasta que Larry Wachowski emerja de su exilio autoimpuesto, si alguna vez lo hace, nadie sabrá cuán profundo dentro de su matriz personal este hombre ha llegado. “Hasta donde yo sé”, dice Porsche Lynn, que permanece en contacto con Karin Winslow, “están viviendo felices por siempre”.