"El Mesías" inspira la danza
El Ballet Contemporáneo del San Martín estrenará hoy la coreografía de Mauricio Wainrot.
Hoy, a las 21, con "El Mesías", de Haendel, el Ballet Contemporáneo del Teatro San Martín cierra su temporada.Las funciones se realizarán hoy y mañana, a las 21; el martes 16 y miércoles 17, yel martes 23, en el mismo horario, y los sábados y domingos, a las 17.30.
Mauricio Wainrot, el coreógrafo, director del elenco, señala desde la platea a oscuras con un micrófono los detalles que sólo él percibe. Su voz suena cortante, aunque a menudo la magnífica música la sobrepasa. Aun así, se comprende cuando dice: "Muy bien, chicos", o "levantá los pies un poco", o "no se desarmen hasta que empieza la soprano" (de la partitura).
Baila toda la compañía, veinticuatro integrantes. En el escenario la luminosidad es la clave, tanto en los movimientos, siempre hacia arriba, elevados, como en la escenografía y vestuario que algunos llevan (pantalones sueltos y livianas chaquetas), diseño de Carlos Gallardo, que hace más de dos décadas que trabaja en dupla con Wainrot. Tríos, ruedas, dúos, solos, las partes están ligadas sin fracturar la sucesión de los diferentes momentos musicales. Hay sólidos bancos que los chicos distribuyen en diferentes posiciones. Su color gris perla no desentona con la claridad del resto.
Wainrot dice: "Lo que más me gusta es la cocina, cuando estoy montando una obra y nos vemos cara a cara, yo haciendo los movimientos y la gente marcándolos. Soy exigente pero no tan rígido. Ocurre que en los ensayos finales, al estar lejos del escenario y en la oscuridad, tengo la sensación de que no nos comunicamos. Me encanta el feeling que se da antes, entre todos construyendo la obra". Es verdad, porque los bailarines no lo ven y falta esa calidez que se manifiesta entre coreógrafo e intérpretes cuando están en plena creatividad.
Transpirados, con el pelo chorreando, el plantel termina la pasada en la que hubo breves interrupciones, como para "machacar" sobre algún fragmento.
Esta obra es muy entrañable para su autor: en 1997, una primera versión, más corta, fue estrenada por el Ballet Real de Bélgica, donde Mauricio es coreógrafo residente. El año pasado hizo una más extensa, la misma que se verá aquí, para el Ballet Nacional de Chile.
"Los fines de año son siempre momentos de balance, y éste es bastante diferente, porque es final de centuria y de milenio, y nosotros somos testigos privilegiados y actores de lo que ha pasado. Me parece muy oportuno pensar en la meditación, en lo que nos pasa íntimamente, en una época en la que estamos muy alejados de nosotros mismos, en la que prevalecen el ruido, la indiferencia hacia el prójimo y la violencia."
Agrega:"Una obra como El Mesías nos acerca espiritualmente. Quiero volver al romanticismo, a cosas simples que la gente no tiene en cuenta cuando no hay espacio para la privacidad. De la música, tomé el costado de la elevación, no el religioso."
Desde que surgió la idea, Gallardo pensó en utilizar la luz. "De allí la ausencia del color y la cercanía al blanco, obviamente, la pureza. La puesta es muy despojada, como concibo a la espiritualidad, lo contrario del barroquismo. También hay algunas faldas de tul. Significan lo volátil, la liviandad que emana de esta obra, en la búsqueda de un ser superior."
"Por eso -agrega Mauricio- hay tantos lifts (levantadas) en cada pareja, sean de hombre y mujeres o de varones. Se la pasan volando, siempre hacia arriba."
Elizabeth Rodríguez, una de las bailarinas, dice que se inspiró en la música para llegar a lo que Wainrot pide. "La partitura de Haendel tiene mucho peso y yo me apoyo en ella. No me siento un personaje en especial. Voy a través de la obra hurgando en los distintos matices."
Entre lo aéreo y lo terreno
En tanto, Laura Cucchetti explica que lo que a ella le toca le permite encontrar paz, dulzura, ternura. "Siendo la misma persona, transito por diferentes niveles. La coreografía juega con lo aéreo y con lo terreno. No hay cambios de vestuario ni personificaciones. El apoyo es el movimiento, la música y lo que se siente interiormente." Ambas hace trece años que componen el elenco y tienen un gran optimismo con el cambio directivo, porque trajo gente nueva, variados estilos y una energía que las estimula.
Fernando Lorenzo entró por concurso este año. "Aunque estudié en el Instituto del Colón, quise ingresar en un elenco contemporáneo porque me interesaba para mi enriquecimiento artístico el variado repertorio que tienen aquí. No quiero caer en la monotonía. Por eso me comprometo con cada interpretación." Respecto de los resultados obtenidos en esta primera temporada de su dirección, Mauricio dice: "Estoy conforme, pero quiero más. Esta compañía representa un patrimonio que merece difusión a nivel nacional; inclusive en giras por el interior. Con su dinámica y diversidad de programas, estamos logrando lo que me propuse, captar al público con precios bajos (las entradas cuestan 4 pesos) y nivel artístico. Mis planes para el año entrante son avanzar cada vez más y asentar criterio de diversidad coreográfica y superación técnica."
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