El matrimonio igualitario del príncipe Azul, en un nuevo ballet para chicos
Encargada, creada y protagonizada por tres artistas argentinos, la obra tuvo su estreno mundial anteayer; menos prejuicios, más aplausos
Es hora de que el príncipe se case: la reina quiere jubilarse. Por eso, consulta el "catálogo de princesas" y arregla algunas citas para su hijo. Digamos que la mamá quiere presentarle una, dos, tres, pero ninguna le gusta. Hasta que llega Margarita con su hermano Azul y le da un vuelco el corazón. El flechazo es a primera vista. Los dos príncipes se casan en una boda llena de emoción, van por la vida como rey y rey, viven felices y contentos.
La historia de Linda de Haan, bellamente ilustrada por Stern Nijland, se escapó de los límites del libro y la palabra. Rey y Rey (que en la Argentina publica la editorial Calibroscopio) tuvo su estreno mundial como ballet. Y tres argentinos son los responsables de esta hazaña. Primero, el exdirector del Ballet Nacional de México, Mario Galizzi, que este mes dejó su cargo para regresar al país, aunque continuará con algunos compromisos en tierra azteca. Fue él quien pensó en otro argentino, el coreógrafo Demis Volpi, para ponerle movimiento al cuento de las autoras holandesas cuando en el Centro Nacional de las Artes se les ocurrió que sería una buena idea programar ese título en el ciclo infantil de ópera y ballet de vacaciones. Y finalmente, allí está, con la corona bien puesta, el tercer crédito local en esta producción internacional: Gerardo Wyss, bailarín del Ballet Estable del Teatro Colón, que actualmente baila en el elenco mexicano, interpreta a este príncipe que, con mucha naturalidad, se enamora de Azul y decide casarse con él.
"Cuando me presentaron la idea lo único que no me gustó es que no se me hubiera ocurrido a mí", bromea Volpi, horas antes del debut, que en la Ciudad de México levantó un poco de revuelo. "Es muy complejo como extranjero entender cómo piensa esta sociedad. Hubo comentarios muy fuertes cuando se publicó una nota en un diario, sobre todo por el título, que parece buscar una provocación, porque señala la obra como un ballet gay, y eso es encasillar las cosas. Esta es una historia de amor, no sobre la homosexualidad. Sobre el amor, que es eterno, infinito y ajeno a toda discriminación de edad y género. Y no es para un grupo de gente, es para todos, amemos a quien amemos". Anteayer, después del estreno, en la sala celebraban que las risas y los aplausos les ganaron a los prejuicios.
La diversidad en el amor no tiene por qué ser un tabú para los chicos, un público al que Volpi ya se dedicó anteriormente con su versión de El cascanueces para el Ballet Real de Flanders y un Carnaval de los animales que hizo con más de cincuenta alumnos en Stuttgart. "Cuando uno se toma el trabajo para niños en serio funciona para todos. Es muy importante, además, porque ese chico tal vez va al teatro por primera vez", sigue su razonamiento el coreógrafo, que dejó la Argentina a los 14 años.
Sobre el trabajo en Rey y Rey, aporta Wyss los puntos de contacto de esta pieza con otros títulos de ballet: "Demis armó la obra como si fuera una suerte de El lago de los cisnes. El príncipe tiene que elegir con quién casarse y van llegando diferentes princesas, como Aurora, Odette-Odile en una sola persona, Cenicienta, la Sirenita. Ninguna lo motiva, hasta que la última viene con su hermano y se produce el chispazo entre los dos, que da pie a un dúo muy lindo que, como muchos otros en la danza, ocurre entre dos hombres. Es una obra completa, que no puede ofender; es muy tierna, natural, inocente y lleva el mensaje del amor universal".
Un coreógrafo inquieto
Alejado ya de su función de coreógrafo residente en el Ballet de Stuttgart, con la que se hizo reconocido a los ojos del mundo del ballet internacional, como freelance Demis Volpi vuela alto, no solamente en la danza, sino también en la ópera, donde hace régie. Sin ir más lejos, cuando levante campamento en México se abocará a la dirección de escena de una nueva puesta de Don Giovanni, en Alemania. "Tengo otras libertades, ya no llevo el nombre de una institución en los hombros", observa su salida de la estabilidad en la compañía de Stuttgart y anticipa una mudanza para septiembre a la capital: Berlín. De su autoría se vio en Buenos Aires en la temporada 2016 One and Others, cuando Julio Bocca vino con el Ballet del Sodre .
"Llevo más tiempo ya en Alemania que en mi país -calcula, a sus 32-. No tengo más razones para regresar que la propia nostalgia; de hecho, solamente lo hice dos veces en todo este tiempo, pero cada vez que vuelvo a la Argentina me doy cuenta de por qué soy como soy". Justamente, la idea de venir a trabajar como coreógrafo se anota en su lista de deseos. "Hubo ideas que nunca se concretaron. Me gustaría, sobre todo, tener la oportunidad de hacerlo en el Teatro Colón. Sé que soy un privilegiado por haber podido trabajar con tantas compañías de buen nivel y quisiera compartir esa experiencia".
El libro
Rey y Rey
Linda de Haan y Stern Nijland, autoras del cuento en que se basa el ballet, viajaron a México para el estreno de Rey y Rey. El libro, publicado por Calibroscopio, está disponible en librerías. También inspiró un capítulo de Cuentos de todos los colores de PakaPaka, que se puede ver en la web del canal.
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