El loco y la camisa, de Banfield a fenómeno del off porteño

La obra lleva cinco años en cartel, es un suceso de público y crítica, y suma premios, giras internacionales y versiones en el exterior

14 de noviembre de 2014

Actualizado el 18 de julio de 2020

De vez en cuando, el off porteño regala una bocanada de aire, una historia que sacude al público y le recuerda que el teatro es, por sobre todas las cosas, un hecho vivo. Así, lo que comienza siendo el sueño de un grupo de artistas desconocidos se convierte, por obra del infalible boca a boca, en eso que se suele llamar un fenómeno.

Algo así sucede por estos días con El loco y la camisa, una obra de la compañía Banfield Teatro Ensamble que dejó sus funciones en un departamento del conurbano para desembarcar en el Camarín de las Musas y cosechar a su paso un excepcional éxito entre el público y la crítica. Además de haber permanecido en cartel durante cinco años (actualmente realizan tres funciones semanales a sala llena), se presentó en festivales de Barcelona y Miami, viajará a la próxima edición de Santiago a Mil (el festival internacional de teatro de Santiago, Chile), realizará su temporada en 2015 en El Picadero y acaba de estrenar su versión mexicana.

"El loco y la camisa nace como un número de café concert que duraba media hora y tenía como disparador la mentira. A mí se me ocurrió todo el núcleo de la historia de golpe y ese fue su germen. Cuando vi lo que pasaba en el escenario les propuse a los actores seguir trabajando para armar una obra. De casualidad empezamos a ensayar en un departamento que está arriba de la sala, pero cuando vimos cómo funcionaba en ese espacio dijimos: «Es acá» -relata Nelson Valente, director y autor de la obra-. Estrenamos ahí, en 2009, en una sala para 26 espectadores. Hicimos funciones durante dos años en ese espacio y tuvimos la posibilidad de irnos con la obra a un festival en Barcelona. Era raro, porque yo creía que la obra era superargentina, y que era súper de Banfield, pero le fue fantástico en el festival. Cuando volvimos presentamos una carpeta en el Camarín de las Musas y primero nos dijeron que no. Después logramos hacer una audición y nos dijeron que sí. Empezamos con funciones los domingos, pero empezó a funcionar mucho el boca a boca y comenzamos a hacer la obra los sábados y los viernes también."

A pesar de que la obra tuvo un ascenso paulatino y es el resultado de años de trabajo, su director cuenta que, hasta hace poco, se seguía sorprendiendo de lo que sucedía entre el público con ella. Además de presentarse en el Festival Internacional de Teatro Hispanoamericano de Miami, en el Festival Internacional de Teatro de Tarragona (FITT) y en el Festival Ulls Barcelona Cultura, la obra fue programada este año en el Teatro Romea, de Barcelona, ciudad donde se presentó en mayo y junio. "Hicimos 42 funciones en 45 días", cuenta Valente.

La historia

"Pinta tu aldea y pintarás el mundo", dijo alguna vez León Tolstoi. La frase bien puede servir para explicar el alcance de El loco y la camisa, una propuesta que reflexiona sobre temas universales como la mentira, la locura, la familia y los vínculos, pero que parte de un micromundo muy específico: el de una familia de clase media del conurbano bonaerense. En ese entramado familiar aparece una madre oprimida, un padre violento, una hija que busca cambiar su destino y cree encontrar su salida casándose con un muchacho de zona norte, y finalmente, un hijo, Beto, que carga con el estigma de ser el loco de la casa, pero que tiene la habilidad y la condena de decir lo que ve sin filtro, y de echar luz sobre los rincones más oscuros de ese universo íntimo. "La obra es como una olla a presión que va aumentando la tensión constantemente. Esa sensación de violencia permanente es lo que más trabajamos", explica el director y, en relación al tratamiento de la locura en la obra, agrega: "En este caso, más que el personaje del loco, Beto es la persona a la que le toca decir la verdad. Él es el que desenmascara. Trabajamos más sobre esa ingenuidad de niño y esa inconsciencia acerca de las consecuencias de decir lo que se piensa y se ve que sobre la locura en sí".

Además del gran alcance que tiene la historia, la contundencia de El loco y la camisa descansa también en su elenco de cinco actores, cuatro de ellos se formados en el Ensamble. Uno de los integrantes es Julián Paz Figueira, que inició su formación en el Banfield Teatro Ensamble a los 17 años y es hoy el encargado de interpretar a Beto, un trabajo que le valió reconocimientos de colegas y críticos y por el que recibió, entre otros, el Premio del Espectador, que otorga la Escuela de Espectadores de Buenos Aires. "El loco y la camisa me agarró en un punto de inflexión. Este proyecto es como un compañero. Es un trabajo que siento muy conectado conmigo -dice el actor-. Nunca pensé al personaje como un loco. Me iba surgiendo más una sensación de inocencia, relacionada a la lógica de un niño. La obra tiene un marco muy familiar y tengo una experiencia de vida y un contacto en ese entorno en el que transcurre, que es la zona sur."

También forman parte del elenco Ricardo Larrama, que encarna al padre; Soledad Bautista, como María Pía, la hija; José Pablo Suárez es Mariano, el novio, y Lide Uranga, Matilde, la madre. "Yo creo que la obra es un lente de aumento a través del cual se ve una situación familiar con la que la gente se siente identificada y nosotros también, estando ahí adentro. ¿Quién no se ha sentido sometido o agredido? ¿A quién no le han dicho estás loco? ¿Quién no ha querido negar una situación? Son muchos los espejos que propone la obra y alguno siempre te refleja", reflexiona Uranga.

Con respecto al recorrido de la compañía, la actriz dice: "Me siento muy orgullosa de formar parte de este proyecto. Nos costó mucho entrar en Capital. Nos tomó un año que la vieran. ¿Banfield Teatro Ensamble? ¿Quién los conoce? ¡Pero ahí fuimos! Hace mucho que estamos trabajando y todo esto es un gran reconocimiento".