El legado de Los Chalchaleros
El grupo salteño editó un disco doble, antes de su despedida de los escenarios
"¡Prím...!" prorrumpe Saravia, y las guitarras comienzan su trajín de punteos y rasgueos hasta que las cuatro voces de Los Chalchaleros se unen en las estrofas de Jaime Dávalos: "Quebrada de San Lorenzo/la sombra de los nogales/morada en la zarza llora/madura mora bajo el chalchal".
La "Zamba del Chalchalero" sigue su curso mientras Landriscina, el primer invitado, pronuncia sabias palabras. Dice que los Chalcha son los responsables de que muchísimos nos hayamos enamorado de Salta; que son la síntesis del canto porque hacen hablar a los poetas por medio de la canción; que con los ritmos que les son propios pintan con fidelidad y amor el lugar que los vio nacer; que así -con gestos tan sencillos y sinceros- se edifican los pilares de la identidad; que son un "referente emblemático" de la cultura nacional porque hicieron de la vocación una profesión de fe.
Es lo que pensamos todos.
Estamos hablando del disco doble "Todos somos Chalchaleros", editado por Distribuidora Belgrano, antes de la despedida del cuarteto desde el teatro Coliseo, a partir del 13 de octubre.
En el disco 1 están los invitados: Landriscina, Serrat, Mercedes Sosa, Raúl Barboza, Alberto Cortez, Jairo, Guarany, Les Luthiers, Ariel Ramírez, Dúo Coplanacu y Eduardo Falú, y las voces de aquellos que se fueron: Yupanqui y Cafrune.
En el segundo disco cantan solos algunos de los temas más conocidos.
El esdrújulo "prím..." de Los Chalchaleros -que hizo época en el folklore- no es otra cosa que la primera ( prímera ) de las dos partes de una zamba, que se inicia con el punteo y rasgueo a modo de preludio. Lo dijo siempre, siguiendo la vieja consigna del folklore, Juan Carlos Saravia, líder y alma del cuarteto salteño. Suyo es, también, el "adeeen...", que es el adentro del canto, como lo es la "según..." ( segunda parte) con su respectivo "adeeen..." amable.
Es un placer escuchar estos discos, sobre todo el primero, tanto por sus insólitos invitados como por los hallazgos técnicos y de musicalidad.
Aporte de los invitados
Pocos intérpretes cantan con tanto fervor y autenticidad la "Zamba del Grillo" como Joan Manuel Serrat. Pocas veces se escuchó desgranar con tanta frescura una canción como Mercedes Sosa en "Cochero Ôe plaza". El pasmo lo da Raúl Barboza con una alucinante introducción y unos toques prodigiosos en la clásica "Merceditas". Les Luthiers aportan la cuota de humor con la zamba-catástrofe "Añoralgias", y el Dúo Coplanacu hace un buen papel junto a los cuatro.
Por el lado de las grandes gargantas hay nuevas sorpresas. Cortez entona "Tierra querida" con devoción y sin vociferar; Jairo elude cualquier alarde de sus bellísimas cuerdas al desgranar la hermosa zamba de Ernesto Cabezas "La nochera", y Horacio Guarany canta más entonado que nunca la romántica zamba "La cerrillana".
El disco incorporó un alarde técnico: el perfecto -estupendo- ensamble de las voces de Yupanqui en la chacarera "La colorada", y la de Jorge Cafrune en "Zamba de mi esperanza".
La coronación del disco es el piano de Ariel Ramírez en un tributo al compositor: el chamamé que le pertenece "Santafecino de veras", y la voz emocionada y la guitarra memorable de Eduardo Falú en la zamba "La cuartelera", recopilada por él.
El segundo disco trae viejas y nuevas canciones. Allí el arte de Los Chalchaleros no deslumbra como en el disco con los invitados. No tanto por haber relegado canciones como "La López Pereyra" sino por haber dejado en el camino temas imperecederos como "Alma de nogal", de Cabezas. De todos modos este disco -despedida nos deja una sensación: Los Chalchaleros, amén de inventar un estilo inconfundible, nos regalaron una de las más auténticas y luminosas proyecciones folklóricas de todos los tiempos.
Un estilo trascendente
Desde que surgieron, en 1948, estos cuatro estudiantes salteños -Juan Carlos Saravia, su primo hermano Aldo Saravia, Carlos Franco Sosa y Víctor José "Cocho" Zambrano- proyectaron desde Salta a los mejores poetas y los más inspirados músicos argentinos.
Desde Yupanqui, Falú y Dávalos, hasta canciones anónimas. Ellos echaron a volar por el país entero la "Zamba del Grillo", "Lloraré", "Debajo de la morera", "El arriero", "Chakaimanta", "Canción del molinero"...El país entero celebró a Los Chalchaleros como una conquista de la identidad. Su autenticidad, honestidad artística y fidelidad autóctona cimentan su estilo trascendente Por eso siguen vigentes "Todos somos Chalchaleros" es su última ofrenda.
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