El irlandés: el director de fotografía cuenta detalles del proceso de filmación
La ocasión para presentar El irlandés (The Irishman), la nueva película de Martin Scorsese con Robert De Niro , Al Pacino y Joe Pesci –quien salió de su retiro exclusivamente para este proyecto– en pantalla grande en el 8º Festival de Los Cabos era la ideal y se sumaron a varios factores positivos. Primero, que el gigante de streaming quiere que se tome en serio como un estudio de cine de Hollywood y está en carrera para que El irlandés sea nominada al Oscar. Para eso logró que en casi todo el mundo se estrene unas semanas antes en pantalla grande, para acrecentar su prestigio como productora cinematográfica. La Argentina no es la excepción. El 21 de noviembre se estrenó en cines y una semana más tarde, en la plataforma digital. Segundo, que en el exclusivo resort de Baja California mexicana, De Niro en persona aprovechó para inaugurar el hotel Nobu, franquicia también gastronómica de la cual es uno de los dueños. Y tercero, encontrarse con el director de fotografía Rodrigo Prieto, el mexicano que había trabajado con Scorsese para El Lobo de Wall Street y Silencio. Y que ahora lo hizo para este proyecto.
El irlandés es la adaptación, con guion de Steven Zaillian (La lista de Schindler) del libro Escuché que pintabas paredes, que trata sobre las memorias de Frank Sheeran (Robert De Niro), un gangster de origen irlandés que, de ser camionero llevando reses de un frigorífico en los 50, pasó a forma parte de la mafia italiana de Filadelfia y terminó como mano derecha del desafortunado sindicalista Jimmy Hoffa (Al Pacino), quien desapareció en 1975 y que hasta hoy no se sabe qué pasó. Según el libro de Sheeran, contado al criminalista Charles Brandt, el irlandés no solamente tuvo que ver con la desaparición de Hoffa, sino también con varios asesinatos mafiosos no resueltos y, a lo Forest Gump, también en la invasión frustrada de Estados Unidos a Cuba en Bahía de los Cochinos, y en el asesinato de Kennedy en 1963.
Para De Niro, acérrimo enemigo del presidente Donald Trump, "especialmente en esos años, el crimen organizado y el gobierno estaban conectados. No tanto ahora, aunque sí al parecer hay corrupción y una relación con el otro mundo". El irlandés es un proyecto personal del actor de Toro salvaje que tiene varios años. Originalmente, Paramount tenía los derechos del libro y le encomendaron a Zaillian el guion. De Niro junto con Scorsese y los productores estuvieron mucho tiempo tratando de convencer al estudio para que lo liberara y finalmente lo lograron al entrar Netflix como financista principal. Con un presupuesto de 150 millones de dólares, es la película más cara de Scorsese, debido no solo a la reconstrucción de época de varias décadas sino al proceso de rejuvenecimiento digital por parte de la casa de efectos visuales ILM y su supervisor, el argentino –exbaterista de la banda de rock Los Moros– Pablo Helman.
Al cubrir tres décadas de la vida de varios de los personajes, Scorsese prefirió no contratar a otros actores, sino realizar un retoque digital de sus caras. Según Rodrigo Prieto, el director de fotografía, el proceso involucraba el uso simultáneo de tres cámaras, una principal y dos laterales que captaban de forma infrarroja el rostro de los actores para después digitalizarlos. Todo un desafío si uno conoce que a Scorsese le gusta mover la cámara y ya son marca registrada del director los planos secuencias sin corte en sus películas. "Justamente, lo que yo me tenía que asegurar era que estas tres cámaras no fueran demasiado pesadas y que el sistema que las sostenía y los motores que hacen foco fueran lo más ligero posible –cuenta el fotógrafo–. Ahora, coincide en esta película que Scorsese quería que todo lo que tuviera que ver con Frank Sheeran lo filmáramos de una manera muy simple. De frente o muy de costado, sin planos especiales. Porque para él, el personaje de De Niro enfoca su trabajo (ya sea golpear gente o matarlos) de una manera muy metódica. Entonces, la cámara debía reflejar eso. Sí hay momentos para otros personajes en los que la cámara se mueve mucho. Para eso tuvimos que hacer muchas pruebas hasta lograr que el sistema se comporte como una cámara tradicional".
Pero el proceso de capturas de imagen para que después, en postproducción, se pudieran rejuvenecer los rostros, involucra más que el uso de esas tres cámaras especiales, denominadas informalmente Hidra, como el monstruo de varias cabezas de la mitología griega. "Como es un proceso automatizado en la computadora, la iluminación en los rostros digitales está capturada por una serie de elementos –explica Prieto–. Poníamos después de cada puesta de cámara una bola plateada, luego una bola gris, luego una bola de colores y luego una cámara de colores que fotografiaba desde el centro, en 360 grados. Ahora, una parte complicada es imaginarte a los actores de otra edad, porque cambia la textura de la piel. Si hay arrugas, hay más contraste. Eso sí lo tenía que tener más en cuenta: cómo se iba a ver a la hora de quitar las arrugas la iluminación en el rostro. Pero lo que hice, a la hora de iluminar, es imaginar a los personajes de su edad. Y además muchas veces los dobles con los que iluminaba correspondían más a las edades que tenían en la película. Al final, ILM tenía toda la información, literal, de las luces y de lo que se fuera a reflejar en el set".
–El estilo de Scorsese es muy personal. Usa plano secuencias o cámaras lentas con un tema musical de la época de fondo. ¿Cómo te comunica a vos lo que quiere?
–Él nunca me dice qué utensilio quiere usar, si steadicam o grúa, ni tampoco explica el encuadre, sino que me dice qué es lo que quiere que la cámara vea. Y yo decido técnicamente cómo lograrlo. En el ejemplo de cámara lenta, no me da indicaciones de qué cámara usar, si la Phantom u otra. Me dice: "Esta escena la quiero muy en cámara lenta". Entonces, ya con eso entiendo que es más allá de 120 cuadros por segundo. Lo más paradójico es que él no es fan del plano secuencia, no le gusta usar la steadicam. Le frustra el horizonte que se mueve. Sin embargo, la película abre con un plano secuencia hecho con steadicam, pero que se mueve, como si fuera una cámara al hombro. Con Pablo Helman le propusimos estabilizar el movimiento digitalmente en postproducción para que sea más suave y nos dijo: "No, no, no, así me gusta".
–Esta es la cuarta película de gángsters de Scorsese, después de Calles salvajes, Buenos muchachos y Casino. ¿Cómo fue buscar la paleta de colores para El irlandés?
–Como la historia transcurre en varias décadas, los colores van cambiando a lo largo de la película. Scorsese me dijo que quería que tuviera una sensación de recuerdo. Me dijo: "¿Cómo podés hacer que sea como una película hogareña sin que sea granuloso? Eso me dejó pensando por un par de semanas y se me ocurrió probar como si fueran fotografías fijas de distintas épocas. Lo que hice fue, con científicos del color, realmente estudiar cómo Kodak reproducía los colores en esas décadas. Todo el look que transcurre en los años 50 tiene ese look de rollo de fotos Kodachrome, que eran una emulsión colorida. Después, en los 60, el color cambia a un tipo de rollo Ektachrome que hace que lo que es oscuro se vea más azul verdoso. Ahí tuve que coordinar con los departamentos de arte y vestuario para que el color fuera correcto, porque si no me iban a crucificar. Después, a partir de los 70, cambia una forma de color que empezó el director de fotografía Vittorio Storaro,l que empezó en Technicolor en Roma y que se llama ENR. Da más contraste y quita color. Creé dos dos looks basados en esto: al principio de los 70, usamos ENR ligero, casi imperceptible con saturación de color. Pero a partir de la muerte de Hoffa, cambia y es un ENR extremo: colores totalmente desaturados. Básicamente, empezamos con la juventud de Sheeran a todo color y a partir de la muerte de Hoffa, el color se va de toda su vida.
–Scorsese, es una persona que sabe mucho de cine. Cuándo empiezan a planear la película, ¿te muestra referencias o deja que vos inventes lo que quieras?
–Curiosamente, no vimos muchas películas, a pesar de que él es una enciclopedia. Pienso que todas esas referencias de películas que él habla constantemente las tiene ya en su subconsciente. No está literalmente diciendo: "Rodrigo, quiero que sea como tal película del año tal y vamos a verla". Más bien, me da como conceptos generales de lo que es una película casera ,con esa sensación de recuerdo de viejo. O esta cosa de lo metódico que es el personaje de De Niro. Scorsese me describía que el personaje "trabaja como un mecanismo de relojería". Son palabras que resultan claves para mí y que yo trato de reproducir con la cámara. Si voy a hacer un plano del coche o una fachada de un local pongo, la cámara perfectamente frontal o de perfil porque el personaje es así y es su forma de ver la vida. Esos conceptos generales que Scorsese, te dice los escribe sobre su mismo guion y hace anotaciones de los planos y hasta diagramitas de cómo va a cortar la cámara y dónde están los personajes. A veces, hace dibujitos. Pasamos un par de días donde me da eso que anotó y me lo explica todo. Pero luego, durante el rodaje, se abstrae y dice lo que quiere, y yo hago la parte técnica como elegir el lente. Le muestro cómo quedaría y él me da su opinión.
–Si bien la película se puede ver en cines, es por poco tiempo y después queda en Netflix ¿No sentís que es frustrante tanto trabajo para que después la gente la vea en un celular con interrupciones cada diez minutos?
–Pues sí. Hice varias películas donde pasó lo mismo. Es un esfuerzo enorme y estuvo en pantallas dos semanas y ahí murió, hasta que quizá saliera en DVD. Creo que esta película, El irlandés, a Scorsese y a todos nos gustaría que estuviera en más salas y más tiempo. Pero también creo que el streaming da la oportunidad de que lo vea mucha más gente. Mucha más. En un buen televisor, la versión de la película es muy bonita. La realidad es que mucha gente nos va a ver, pero el día de hoy prefiere vernos en sus aparatos. La posibilidad de llegar a ambos públicos, el que va al cine y el que usa los monitores, me entusiasma.
Hace unas semanas, Scorsese tiró un comentario que se fue transformando en una bola de nieve. Afirmó que las películas de Marvel, las de los superhéroes, "no eran cine, sino parque de entretenimientos". Para qué. La industria del cine se comenzó a dividir y a agrietarse. Los directores de Marvel defendieron sus productos. Otros como Francis Ford Coppola fue más lejos y redobló la apuesta: "Scorsese fue benévolo", explotó el director de El Padrino. "Las películas de Marvel son despreciables". Muchos de los fans acusaron a Scorsese, Coppola y otros de similar posición como Fernando Meirelles de estar disociados de la realidad y de no permitirse hacer cine de entretenimiento. En una columna de opinión en el New York Times, Scorsese amplió su comentario hablando del monopolio de las blockbusters de Hollywood en detrimento de un cine independiente y adulto que ya casi no se ve en las salas.
Rodrigo Prieto trabajó con Oliver Stone, y con Alejandro González Iñárritu en Amores Perros y Babel. Fue el director de fotografía de Secreto en la montaña de Ang Lee y hasta colaboró de nuevo con Scorsese en The Audition, un corto promocional de 15 minutos y de 70 millones dólares financiado por Studio City, un casino en Macau (actúan Robert De Niro y Leonardo de Caprio, quienes supuestamente cobraron 13 millones de dólares cada uno por una semana de rodaje, con una participación de Brad Pitt; esa rareza no está editada y solo se puede ver en algún cine de Hong Kong antes de la película principal).
El director de fotografía, quien no fotografió al día de hoy ninguna película de superhéroes, tiene su opinión sobre la nueva pelea entre Scorsese y Marvel. "Me pareció muy elocuente lo que dijo Scorsese de las películas de Marvel. El asunto no es si son buenas o no esas películas, si es cine o no es cine. El tema es que las películas grandotas que garantizan una recuperación económica millonaria están, de pronto, comiéndose el tiempo en pantalla. Poco a poco el cine independiente o el cine mediano, que es donde a mí me gusta estar, empieza casi a desaparecer de las salas. Las películas de mediano presupuesto dependen de premios para que estén en cartel. Muchos directores que harían películas para el cine, lo terminan haciendo para servicios de streaming. Espero que el público pida más películas como El irlandés y que terminen siendo negocio. Y que los estudios también apoyen películas serias –que también pueden ser comedias– para que estén en los cines. Esa es la preocupación de Scorsese."
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