Por qué J. K. Rowling no puede abandonar a Harry Potter
Mañana, en Londres, se realizará la avant première de la obra que lleva a un Harry ya adulto al teatro: 6000 dólares cuesta un ticket en la reventa; en pocos meses, la precuela de Potter, Animales fantásticos y dónde encontrarlos llegará al cine, con guión de su autora
LONDRES.-J. K. Rowling siempre dijo que Harry Potter y las reliquias de la muerte sería el séptimo y último libro de la serie de Harry Potter. Pero aunque ha escrito muchas otras cosas en los nueve años transcurridos desde entonces, incluidas cuatro novelas para adultos, la autora nunca logró dejar tranquilo a Harry.
¿Qué se supone que haga un autor cuando siente que ha terminado? Le guste o no a alguno de sus fans, Rowling nunca ocultó que seguía inmersa en el universo de Harry, y a lo largo de los años fue aportando nuevos elementos a las viejas historias, a veces con intempestivos pronunciamientos vía Twitter y a veces por otros medios. En 2007, por ejemplo, en un evento en el Carnegie Hall, anunció que Dumbledore, cuya sexualidad no queda clara en los libros, era efectivamente homosexual.
Rowling también publica regularmente material fresco derivado de ese mismo mundo -historias nuevas o desarrollos novedosos- en su sitio web Pottermore. Hace poco publicó una serie de ensayos ficcionales sobre la historia de la magia en América del Norte.
Y ahora llega Harry Potter y el niño maldito, una obra de teatro en dos partes que mañana tendrá su avant première en Londres, que se estrenará el 30 de julio y que es promocionada oficialmente como "la octava historia del canon de Harry Potter". La trama transcurre 19 años después de Las reliquias de la muerte. Harry es un empleado sobrecargado del Ministerio de Magia y la historia se enfoca en su hijo del medio, Albus Severus, y en su lucha por elaborar y procesar el legado familiar del que es parte.
Nadie que recuerde el frenesí que se generaba con la publicación de cada uno de los libros de la serie se sorprenderá del delirio que ahora rodea el inminente estreno de esta obra con todos sus detalles, como la noticia de que el personaje de Hermione será interpretado por una actriz negra, Noma Dumezweni.
Las noticias son divulgadas con cuentagotas –Rowling es una maestra de la publicidad controlada, que en un video pide que los fanáticos "guarden los secretos" de la obra–, y hace pocos días el sitio Pottermore publicó fotos del elenco, entre ellos Harry y Ginny Potter adultos (Jamie Parker y Poppy Miller), y su hijo Albus (Sam Clemmett).
I've had a great evening. pic.twitter.com/vjYVt6NKMQ&— J.K. Rowling (@jk_rowling) June 3, 2016
Las entradas para esta primera parte están agotadas hasta mayo de 2017, y en el mercado de la reventa una butaca para el primer preestreno ya araña los 6000 dólares. El texto de la obra -coautoría de Rowling, Jack Thorne y John Tiffany, director de la puesta- va primero en la lista de best-sellers de Amazon y ni siquiera fue publicado: recién estará disponible a partir del 31 de julio, día del cumpleaños de Harry.
Como si esto fuera poco, en menos de seis meses llegará Animales fantásticos y dónde encontrarlos, una película que es una especie de secuela y precuela al mismo tiempo. Escrita por Rowling (que no escribió el guión de los ocho títulos de la serie de Harry), la película está libremente basada en su libro homónimo, un ficticio manual escolar de enseñanza de la magia. En la película vemos al supuesto autor de ese manual, Newt Scamander, muchos años antes, cuando era un muchacho, y la acción transcurre en Estados Unidos. Protagonizado por Eddie Redmayne, el film está previsto como el primero de una trilogía.
Queda claro que Rowling no tiene intenciones de dejar atrás a Harry Potter. Interesante dilema para un autor, en especial para los creadores de universos que se desarrollan en varios volúmenes. ¿Cómo hago para parar? ¿Quiero parar?
Tanto Philip Pullman como Stephenie Meyer, autores respectivos de las series La materia oscura y Crepúsculo, han hablado de nuevas entregas de esas series años después de aparentemente haberlas abandonado. Caso extremo el de sir Arthur Conan Doyle, que se hartó hasta tal punto de Sherlock Holmes que decidió matarlo, para terminar resucitándolo años más tarde ante el clamor popular.
Stephen King, que ha escrito series y novelas individuales por igual, dijo al ser entrevistado telefónicamente para este artículo que a él le ocurrió lo mismo: en 2012, ocho años después de terminar su serie de siete volúmenes La torre oscura, escribió un octavo libro, El viento por la cerradura, cuya acción transcurre entre la cuarta y la quinta entregas de la serie.
Al parecer, los personajes que habían quedado con asuntos pendientes seguían rondando su cabeza. Ahora King dice estar considerando retomar la trilogía del detective Bill Hodges, aunque supuestamente End of Watch, que sale a la venta este mes, iba a ser la entrega final de la serie. "No puedo dejar de pensar en uno de los personajes, que se llama Holly", confiesa King.
Rowling es muy reacia a dar entrevistas y se negó a hacer comentarios para esta nota. Pero Stephen King dice entender lo que le ocurre a Rowling con sus textos. "Pasan dos cosas", dice King. "Por un lado, creo que a ella le caen bien los personajes de Harry Potter y le cuesta soltarlos. Por otra parte, también es consciente de que hay millones y millones de personas que aman esos libros. Los autores sienten una responsabilidad hacia sus lectores, y entonces seguir escribiendo es una forma de decirle a toda esa gente: «Bueno, si quieren un poquito más, acá tienen un poquito más»", comenta King.
De hecho, todo este nuevo material producido por Rowling parece fascinar a muchos fans de Harry Potter, a los que nunca les alcanza nada. La revelación de que Dumbledore era homosexual, en 2007, fue un notición a nivel mundial. Y ahora, hasta la más mínima filtración sobre algún detalle de la obra de teatro, como la introducción de nuevos candelabros tallados a mano o un nuevo diseño para las varitas mágicas, desata una especie de frenesí en Internet.
Palabra sagrada
El 22 de mayo, Rowling publicó en Twitter una disculpa por haber matado a Remus Lupin, el hombre-lobo que no quería serlo, en su libro final. Ese tuit ya cosechó 140.000 pulgares levantados y fue retuiteado más de 100.000 veces.
Aunque la ocasión del anuncio fue en el aniversario de la batalla (ficcional) de Hogwarts, fecha elegida por Rowling en los últimos dos años para lamentarse por los personajes muertos, esta vez la noticia también coincidió con el entusiasmo creciente por el estreno teatral en ciernes.
Hasta el momento, los detalles de la producción son pocos y espaciados: a Rowling le gusta tener a sus lectores en vilo, dosificando cuidadosamente la información. A veces responde alguna pregunta por Twitter, como hizo recientemente cuando un fan le preguntó si El niño maldito lo haría llorar.
"Si no llorás, tendremos que chequear tus signos vitales", respondió Rowling. Los titulares no se hicieron esperar: la autora había revelado que la obra sería "triste".
Todos esos chismes hacen las delicias de Melissa Anelli, directora del sitio web de fans llamado Leaky Cauldron y también organizadora de una convención de fans de Harry Potter conocida como LeakyCon.
"Amo todo lo que tiene que ver con Harry Potter", dice Anelli. "Así que cuando me entero de algún detalle del argumento o consigo algún fragmento nuevo de texto, es como tocar el cielo con las manos."
Pero no todos están de acuerdo, reflejo de un debate profundo que se da en el seno de la cultura fan y que empieza por la discusión sobre en qué punto se cierra el canon de un mundo ficcional como el de Harry Potter. ¿Esos bocadillos argumentales que deja escapar Rowling deben ser considerados parte de la serie aunque no aparezcan en las novelas, o deben ser considerados aparte? En el fanfic, como se conoce a los relatos de ficción escritos por fans de una obra literaria o serie de televisión y basados en ella, cualquier comentario "ex parte" hecho por el autor es considerado "palabra divina".
"Algunos dicen que el canon es lo comprendido dentro de los siete libros de la serie y que todo lo que Rowling haya dicho después debe ser tomado como una opinión", dice Anelli. "Otros dicen que todo lo que ella diga es verdad, sin importar si lo anuncia en el sitio Pottermore o vía Twitter: todo lo que Rowling diga ingresa al canon."
Los lectores del primer grupo consideran que el material de los siete libros debe ser inviolable, inmutable. Enterarse de nuevos detalles de cosas que ellos no habían advertido como abiertas a la interpretación les produce una disonancia cognitiva, como si alguien estuviera pisoteando la Constitución nacional. "Es frustrante toparse cada día con el recordatorio de que quienes fueron nuestros héroes siguen jugueteando con un mundo que para uno había quedado perfectamente preservado en la infancia", escribió recientemente Heather Schwedel en Slate.
Por su parte, la escritora Maggie Stiefvater dice que nunca accede a los pedidos de información extra de sus fans. "Hay gente que se me acerca para preguntarme cosas que no están en los libros, como por ejemplo cuál es el gusto de helado favorito de Gansey", dice la autora, en referencia a uno de sus personajes adolescentes. "Nunca les contesto. Personalmente creo que es injusto, porque la recompensa se la llevan esos pocos lectores que se ocupan de hurgar en los archivos en busca del más mínimo detalle."
Stiefvater se cuenta entre las fans de Rowling y considera que el mundo de Harry Potter quedó cerrado con Las reliquias de la muerte.
"Siento un enorme respeto por todo lo que hizo J. K. Rowling", comenta. "Sé que me enganché con la serie de Potter en un momento particular de mi vida, como les pasó a muchos. Pero volver a eso es como intentar estirarlo, y entonces la gente ya no recuerda tanto los libros como el fenómeno cultural que los rodea." Todos esos detalles que han surgido en los últimos años, dice Stiefvater, "agitan el mundo de los fans, y para ellos es muy gratificante. Pero en tanto lectora, mi enganche con los libros no es ése".
Y ahora que en el horizonte asoma una nueva saga de películas, muchos fans temen que Rowling cometa el mismo error de George Lucas después de las tres primeras entregas de La guerra de las galaxias, al producir nuevos trabajos de inferior calidad que desdoran el brillo de las películas originales.
También surge la comparación con Ve y pon un centinela, de Harper Lee, y la desazón de sus lectores al comprobar que el mundo adorado de Matar un ruiseñor no era preservado intacto para siempre.
Pero para Anelli, que era una adolescente cuando se publicaron los libros y hoy tiene 36 años, todo material nuevo que aparezca es bienvenido y nunca alcanza.
"Rowling no es como un profeta al que le dictan del más allá", señala. "Ella está creando, y todo lo que crea forma parte de la historia. Mientras ella lo quiera seguir haciendo y siga produciendo historias, yo estoy más que feliz."
Traducción de Jaime Arrambide
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