El guionista del Gran Hermano
Sergio Vainman no fue contratado para escribir, sino para descubrir las mejores historias en el reality show de Telefé
Sergio Vainman está acostumbrado a ganarse la vida escribiendo. En su condición de autor, ha firmado ciclos tan conocidos como "Verano del 98", "Montaña rusa", "Los machos" y "Zona de riesgo", entre muchos otros. La dupla que oportunamente formó con Jorge Maestro dejó huellas en la televisión argentina. Pero los tiempos cambian, la pantalla se globaliza y Vainman ha firmado un contrato con Telefé donde le pagarán por no escribir, por no inventar personajes y por no poner ningún diálogo en boca ajena.
Esa aparente paradoja tiene una explicación internacional:el éxito planetario de "Big brother", el ciclo concebido en Holanda que tiene como eje la convivencia de doce desconocidos durante más de tres meses en una casa donde son filmados y grabados durante las 24 horas. La versión argentina, "Gran hermano", saldrá al aire por Telefé a partir de abril.
Además, se podrán seguir las alternativas de los aspirantes a ganar cien mil dólares por un canal de cable y por Internet. Sergio Vainman, junto a un equipo de autores, participa ahora en la tarea de casting -para la selección ya se han presentado más de tres mil personas- y cuando comience el juego se ocupará de descubrir las historias que se generen entre los habitantes de la casa para ayudar a productores, directores y editores a seguir aquellas que resulten más interesantes.
-¿Cómo se prepara para hacer un trabajo donde no podrá forzar el discurso ni la acción de los protagonistas?
-Siempre traté de sacar alguna parte de las historias que escribía de lo que pasaba en la realidad. Eso, transformado por mi cabeza, se convertía en ficción. Acá también se trata de sacar historias de la realidad. La única diferencia es que tal y como se extraen de la realidad se muestran; no se reelaboran ni se les da letra ni se las rescribe. Convertir esas personas en personajes no es una tentación, porque todos sabemos el juego que estamos jugando y hay que jugarlo según las reglas establecidas y aceptadas por todos.
-¿En qué medida los participantes de "Gran hermano" podrán convertirse en personajes?
-Todos los que han participado en este tipo de programas en otras partes del mundo se han convertido, a veces a pesar suyo, en figuras mediáticas como resultado de la trascendencia que ha tenido el espectáculo. El solo hecho de participar los convierte en figuras conocidas y reconocidas por el público. Yo no diría que los convierte en personajes, porque la palabra personaje implica la referencia a un autor, a una ficción y a una dirección. Convertir a esas personas en personajes sería imposible, porque eso sería hacer "The Truman show". (N. de la R.: la película de Peter Weir en la que la vida de Jim Carrey era televisada sin que él lo supiera.)
-¿Cuál es la diferencia entre "Truman..." y "Big brother"?
-El complot. En "The Truman show" hay miles de personas y millones de espectadores complotados contra un inocente que no sabe que participa de un juego mediático y que ha sido metido allí desde su nacimiento por alguien que lo convirtió en personaje. Truman es personaje sin saberlo. Y ese desconocimiento hace que el juego sea perverso. En "Big brother" la participación voluntaria hace que sea sólo un juego.
-En su condición de autor, ¿se sentiría tentado a hacer "The Truman show", a pesar de la perversidad de ese juego?
-Tendría la tentación de hacer eso como fantasía total, pero nunca con personas reales. No juzgo a nadie, pero yo no podría hacerlo. Sé que si hiciera algo así no me podría afeitar a la mañana mirándome al espejo. Hacer una experiencia como la que plantea "The Truman show" afectaría mi dignidad porque creo que uno puede reírse con la gente, pero no de la gente.
-¿Cuál es su tarea en el casting que se está realizando para "Gran hermano"?
-En esa tarea formo parte de un equipo interdisciplinario integrado por psicólogos y sociólogos, gente especializada en hacer entrevistas y en ubicar tipologías y personalidades. Mi mirada es televisiva. Lo que busco determinar es cómo va a resultar en cámara determinada persona y qué interés puede tener para el público.
-¿Cualquiera puede dar bien en televisión?
-Cualquiera puede dar bien, pero no todos dan bien. Para eso no hay que tener una preparación especial; eso no se consigue estudiando teatro. La buena relación con la cámara viene con uno. Algunos la tienen y otros no. No hay una razón técnica para explicar eso.
-Algunos dicen que el éxito de los programas del tipo de "Big brother" obedece a una grave crisis de la ficción. ¿Comparte esa opinión?
-No. Siempre ha habido modas de programas no ficcionales que han estado en el lugar del elegido. En una época fueron los programas periodísticos; en otra, los de entretenimiento; más tarde, los talk-shows... y paralelamente la ficción sigue. La gente necesita ver algo sabiendo que es una ficción, es decir que cuando termine lo que están viendo no se habrá modificado nada más que el sentimiento que les produjo mientras lo miraban. La ficción es una válvula de escape que viene desde el tiempo de los griegos. A veces, el interés que ella despierta aumenta y otras disminuye, pero siempre regresa. Así como hay ciclos en la política y en la economía, también hay ciclos en el espectáculo.
-En ciclos como "Gasoleros", "Buenos vecinos" o "Campeones" se apuesta a personajes parecidos al espectador. ¿Por qué ha crecido tanto esa tendencia en la TV argentina?
-Es un retorno al costumbrismo. Eso tiene que ver con que los autores y las empresas productoras, frente a una situación exitosa, tienden a identificarse con ese éxito y a seguir esa línea, como si el género fuera la causa del éxito. En los Estados Unidos hubo una época en la que aparecían cinco o seis series seguidas de abogados o de detectives. Cuando hay un éxito porque alguien inteligentemente le encontró una vuelta de tuerca a algo, después vienen los otros detrás. Creo que "Gasoleros" fue la primera de esta serie de recientes propuestas costumbristas. Apostó a personajes de un cierto naturalismo que despertaron una química. El éxito no tuvo que ver sólo con el género, sino con la buena relación entre autores, productores, actores y dirección. Después vinieron "Campeones", "Buenos vecinos", y todo lo que siguió fue más de lo mismo.
-Cuando una vecina de barrio, como Chini, es interpretada por una estrella como Moria Casán, que circula al mismo tiempo por la pantalla haciendo de sí misma y contando su vida privada, ¿es posible que el personaje resulte verosímil?
-El personaje tenía cosas diferentes de la vida de Moria. Hay veces en que el nombre supera al personaje y hay otras en que el personaje supera al nombre, como le sucedió a Haydée Padilla con la Chona. Ella dejó de ser Haydée para ser la Chona cuando, en realidad, era una excelente actriz mucho antes de ser la Chona. Pero ese personaje fue más fuerte que ella. En el caso de Moria, en cambio, a veces la gente se confundía y en vez de decirle el nombre del personaje le decía el de ella. No es raro cuando se trata de un personaje mediático tan fuerte como es Moria.
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