Keith Richards - 'Talk is Cheap'
4 estrellas
A mediados de los ochenta, la relación entre Keith Richards y Mick Jagger llegó a su punto más bajo, mientras el cantante de los Rolling Stones probaba las aguas de su carrera solista. "Mick empezó a ponerse insoportable", escribió Richards en su libro de memorias de 2010, Life. La grieta era perceptible: Undercover, de 1983, y Dirty Work, de 1986, por momentos sonaban como intentos deslucidos de actualizarse a los tiempos que corrían.
Así que en 1988, Richards aprovechó un tiempo libre en la agenda de los Stones y se metió en el estudio con un grupo que bautizó X-Pensive Winos, y que incluía al guitarrista Waddy Wachtel, el tecladista Ivan Neville, y el baterista y productor Steve Jordan. El resultado fue una sorpresa: no sólo es el debut solista de uno de los pocos íconos de los sesenta que todavía no había hecho nada como solista, sino también un disco con una atmósfera relajada de la que en ese momento carecía su proyecto principal. "Una obra maestra de hacer menos de lo esperado", escribió el Editor senior de Rolling Stone David Fricke en su reseña.
Talk Is Cheap era raro en el paisaje de los rockeros de mediana edad de la época, cuando muchos se sintieron obligados a ocuparse del impacto de la era de MTV con baterías programadas y álbumes que parecían negar sus propias historias. Con su estilo crudo y espacioso, y con estribillos prácticamente gritados, "Take It So Hard", el primer single de Talk Is Cheap, logró quedarse con el pan y con la torta: rockeaba con vigor garagero mientras también salía por MTV. "Struggle" era tirante y acelerada, repleta de guitarras afiladas. "How I Wish" era el ideal platónico de un single de los Rolling Stones de los ochenta, con excepción de los innecesarios sonidos contemporáneos. "You Don’t Move Me" contaba con un riff clásicamente escarpado de Richards, y una letra gruñida que parecía aludir a su creciente conflicto interno ("¿Por qué creés que no tenés amigos?", aullaba con una ira que parecía auténtica).
El impulso arrebatador no impedía las texturas ni las sutilezas. Richards siempre fue un vocalista infravalorado, y lanzaba letras con la gravedad de un fumador de dos atados por día, con agresión ronca y destellos de fragilidad conmovedora. Musicalmente, duplicó el sabor terroso y vintage y las referencias históricas -el rock & roll de los cincuenta ("Could’ve Stood You Up"), el soul de Memphis ("Make No Mistake", un tema liderado por el legendario productor de Hi Records Willie Mitchell) y el township jive sudafricano (el violín hermosamente disonante de Michael Doucet en la balada eléctrica "Locked Away"). Como acompañantes, convocó a Johnny Johnson, pianista de Chuck Berry, a miembros de Parliament Funkadelic, al antiguo saxofonista de los Stones Bobby Keys, e incluso al ex-Stone Mick Taylor.
Es absolutamente adecuado que un disco así de casual mereciera un relanzamiento por el 30 aniversario un año después de cumplir 30 años. La edición deluxe incluye seis bonus tracks que muestran cuánto se divertían estos tipos, como en el funky descartado de "Mark on Me" (en el que Richards grita: "Esa puta me dejó una marca", junto a un sintetizador graciosamente viscoso), el instrumental estilo Neville Brothers "Brute Force", y varios temas de blues con divertidos arreglos de piano de Johnson.
Talk Is Cheap no quería tener ninguna importancia en particular, y ahí residía gran parte de su encanto. Pero, a su manera, resultó ser profético. El año después de su lanzamiento habría un boom para artistas identificados con los sesenta que volvían a sus sonidos tradicionales, tras sus dificultades para pilotear los ochenta: Lou Reed con el comentario callejero de New York; Neil Young con el balance entre ruido iracundo y melancolía acústica, en Freedom; y Bonnie Raitt, con el carácter sutilmente retrospectivo y la actitud bluesera de Nick of Time.
Hace poco Richards dijo que la experiencia de grabar un disco solista lo hizo apreciar el trabajo con Jagger. Los Stones también volvieron en 1989, con un sonido indudablemente Stone, en Steel Wheels. En cierta forma poética, la mejor canción del disco era de Richards, el lento cierre de "Slipping Away". Serio y elegante, reflexivo como un último cigarrillo, el tema está cargado de autoexamen de mediana edad, insinuaciones de la mortalidad, tras una vida de vicios, y un reconocimiento irónico del peligro que corrían en ese momento los propios Stones. También fue una tregua conmovedora con Jagger, quien le puso una voz afectuosa al puente duro y resistente de la canción. "Creo que perdí mi estilo", cantan juntos los Gillmer Twins. Talk Is Cheap era un recordatorio de dónde podían encontrarlo.
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