El final de Entre caníbales en cinco frases
Repasamos los momentos más significativos del último capítulo de la tira de Juan José Campanella
Tres meses después de su debut, con 60 capítulos al aire, exactamente la mitad de los que se habían previsto originalmente y un rating errático, Entre caníbales llegó a su fin. La tira, gran apuesta a una ficción diaria del multipremiado director Juan José Campanella y realizada por su productora, 100 bares y Telefé, consiguió momentos verdaderamente cautivantes en sus últimos capítulos. Con picos de 9 puntos de rating se despidió de la pantalla chica con un gran final: hubo suspenso, emoción, actuaciones brillantes ( Joaquín Furriel , Mario Alarcón, Eduardo Blanco y Benjamín Vicuña se llevaron las palmas) y el indefectible triunfo del bien.
¿Qué pasó? Todos complotan para que el Pibe Larralde (Vicuña) se autoincrimine como el autor (o más bien el único sobreviviente de los autores) de la violación a Ariana ( Natalia Oreiro ) y su amiga, ocurrida 20 años atrás. El plan va demasiado lejos y Francisco (Mario Alarcón) se deja matar para que obtenga la peor condena. Larralde va preso y Ariana por fin logra su venganza.
Repasamos en cinco frases los momentos más fuertes de este final:
"El dolor no prescribe"
El personaje de Alarcón, Francisco, tuvo durante toda la telenovela los textos más cargados de contenido filosófico. Los dilemas sobre la Justicia se cruzaron en su discurso una y otra vez. Cumplía el rol del principal aliado de la heroína, el consejero, el sabio. Por eso no sorprende que la frase que resume la idea fuerza de la tira, haya sido puesta por los guionistas en su boca. A 20 años de ser violada por una banda de hijos del poder, Ariana ya no podía denunciar a sus verdugos. El delito prescribió, y por eso decidió cobrarse los años de sufrimiento con sus propias manos. "El dolor es veneno, nena", advierte Cerati en la canción que da nombre a la ficción. Ariana dice una y otra vez que está muerta, siente que la mataron aquella noche. "El dolor no prescribe", le escupe Francisco a Larralde, y sólo entonces "el pibe" entiende que está acorralado.
"Quiero para Larralde un final con épica"
Valmora, Ariana y el Armenio (Eduardo Blanco) montan un operativo de cámaras ocultas para descubrir a Larralde confesando sus crímenes y usar esos videos para arruinar su carrera hacia la presidencia. Pero Francisco (Alarcón) no se conforma con desprestigiarlo. Le había advertido en un capítulo anterior a Ariana que quería un final épico para su violador. Consciente de que había suficientes testigos para verlo, Francisco chantajea y provoca a Larralde amenazando con revelar su secreto (que participó de una doble violación que terminó con la muerte de una joven) hasta lograr que, desesperado, le dispare. "Siempre luché por una justicia eficiente y austera. Y así, matamos dos pájaros de un tiro", son sus últimas palabras en brazos de Ariana, y están cargadas de sentido. Francisco fue juez y terminó sus días ejerciendo justicia por mano propia. Su muerte es una forma de expiación de sus propias culpas.
"Sos el único hombre que amé en mi vida. Y sos el peor de todos"
Antes de ser llevado a la cárcel, Larralde se enfrenta con Ariana. El está esposado y ella lo apunta con la misma pistola que él usó para matar a su amigo y socio. Le dice que es su único amor y lleva el arma tan cerca de su cara que Larralde, entregado, deja que el cañón de la pistola entre por su boca. Ella no dispara. Deja el arma en el piso. Nunca más lo verá.
"¿Quiere bailar conmigo?"
Si algo caracterizó el guión de Entre Caníbales fue la búsqueda de formas diferentes de usar los lugares comunes. No hubiera sido una telenovela sin una propuesta de matrimonio y, claro, una historia de amor con final feliz. Ariana no encontró el amor. Tampoco Valmora, abandonado por su mujer (aunque se sugiere un flirteo con la nueva intendenta que asume en su lugar). Sí lo encontraron Diego y Lucía, que se casan con la bendición del padre Martín (Danny Pardo). En la fiesta todos los enamorados bailan: los novios, el Armenio y Teresa (Natalia Lobo), y Pelusa y Chiquito, dos personajes más bien caricaturezcos creados para darle una cuota de humor a la tira. El le dice que solo las personas casadas bailan. Ella le dice que quiere bailar. El insiste sobre la imposibilidad de bailar sin estar casados y luego le hace la propuesta: "¿Quiere bailar conmigo?" El "sí, quiero" no tardó en llegar. Y el "vivieron felices para siempre", tampoco.
"¿Y si lo pensamos juntos?"
Suena "Puente" de Cerati, en una preciosa versión con guitarra acústica –impecable el trabajo de arreglos musicales que se escuchó como cortina en toda la tira- durante la ceremonia de casamiento de Diego y Lucía. "Cruza el amor, usa el amor como un puente", dice Cerati y es Ariana la interlocutora de estas palabras. Después de todo, el amor por su hijo la hizo sobreponerse a su tragedia personal y salir adelante. Y no va a quedarse quieta. Increpa a Valmora para alentarlo a recuperar su carrera política con un pedido: un país mejor para su hijo y las generaciones que vendrán (Lucía está embarazada). Valmora, devenido héroe de esta historia, le pregunta cómo debería llamarse el nuevo partido. "¿Y si lo pensamos juntos?", le dice ella. Hay puentes hacia nuevos destinos y esta vez son sólidos. El final de esta historia también.
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