El fenómeno L-Gante en acción: cómo fue el show en Tecnópolis donde se presentó ante 45 mil personas
Tras los escándalos y las denuncias, el cantante protagonizó un espectáculo masivo gratuito; “Me quieren bajar”, dijo al hablar sobre las denuncias por amenazas
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“No me importa si termina la escuela o no, lo que me gusta de él son sus valores, su música y que es de barrio como yo”, dice Tiziano, un adolescente de 13 años que vive en Villa Soldati y fue a Tecnopólis a ver a L-Gante con sus amigos, pero hace rato no los encuentra: “Ellos son muy barderos y los perdí”, expresa sonriente. Tiziano está sin remera y lleva la gorra para atrás, un símbolo de rebeldía de los jóvenes en los 90 que pareciera retomar vigencia. Así lo confirma el propio L-Gante cuando a mitad del show su cambio de vestuario implica el cambio de sentido de su gorra.
Lisandro también es un adolescente que fue con sus amigos a ver a L-Gante, pero desde el VIP, y no es la primera vez: ya lo vio en un boliche en Pinamar y asegura que disfruta mucho de sus shows. Él y sus amigos visten remeras lisas planchadas prolijamente y pantalones claros: “A mi la verdad que no me representa, yo no uso gorrita y no soy de barrio, pero me gusta su música. En Pinamar fue una locura, ahora a todos los chetos también les gusta L-Gante, está de moda”, explica con entusiasmo. No es la primera vez que en nuestro país surgen consumos culturales de nicho en barrios humildes que rápidamente logran escalar con amplia repercusión nacional e internacional: L-Gante parece recordarle a la escena local el fenómeno de la cumbia villera.
El concierto gratuito estaba pactado para las 20, pero el creador de cumbia 420 comenzó su show veinte minutos más tarde. En el cielo aún se veía al atardecer desvanecerse y las luces de los celulares completaban la escenografía del show masivo. El recital duró alrededor de una hora y cuarto y las 45 mil personas que sacaron la entrada gratuita y presentaron su pase sanitario para ver al artista disfrutaron del evento sin disturbios a la vista.
Había familias con niños y, por sobre todo, muchos jóvenes y adolescentes. El punto máximo de la presentación la protagonizó la canción del “abecedario”, que hizo bailar y cantar a todo el estadio. El artista no estuvo solo; además de sus bailarines contó con varios invitados: John Ce, un cantante argentino de rap, trap, cumbia y hip hop que saltó a la fama tras lanzar su sencillo “C90″, que cuenta con 40 millones de reproducciones de YouTube; el cumbiero Néstor en Bloque, el trapero Zaramay y un cantante de música urbana conocido como “El Noba”, que fue detenido la semana pasada por circular con una moto robada en el partido bonaerense de Berazategui.
En las noticias sobre la vida diaria del cantante abundan peleas, denuncias, shows improvisados intercalados con los pactados, la construcción de su casa de tres pisos en su barrio de toda la vida, General Rodríguez, las fotos de su beba Jamaica y las fiestas con sus amigos. Hace pocos días se vio envuelto en una pelea en la que además de terminar enyesado fue acusado de tener un arma de fuego en el bolsillo de su campera.
Luego de ser denunciado por amenazas, la policía bonaerense allanó las dos casas de L-Gante en busca de un arma. Durante el operativo realizado en la propiedad ubicada en el Barrio Bicentenario, encontraron una réplica. Alejandro Cipolla, su abogado, le quitó importancia a lo ocurrido y aseguró que “le encontraron un arma de juguete”. Durante buena parte del concierto vistió la misma campera que fue parte del altercado y, simpático, le dijo a sus espectadores: “Traje la campera por la que me acusaron y ¿saben qué? la voy a tirar al público, se las voy a regalar a ustedes”. Y agregó: “Me quieren bajar, pero yo aproveché para hacer un tema con el quilombo [sic]”. Acto seguido, el cantante adelantó en vivo una nueva canción inspirada en aquel controversial episodio.
El cantante de 21 años es tan polémico como popular, parece causar fanatismo y rechazo en partes similares y no duda en hacerse cargo, como conociendo las reglas básicas del negocio, que sostiene que la mala prensa suele ser muy buena prensa. “No importa que hablen los giles [sic], lo importante es que hablen”.
Hay una narrativa a la que el músico y su pandilla se aferran. “El es un chico que con lo que tenía a mano logró su objetivo, su música cruzó fronteras y tuvo muchísima repercusión”, se oye desde uno de los micrófonos del escenario. “Persigan sus sueños, sus objetivos y metas que paso a paso, todo llega y si es de abajo mejor para la experiencia”, agrega rapeando.
Hacia el final del concierto, L-Gante entona la cortina musical de El Marginal 4 y, luego de cantar sobre la pista de Bar, el éxito de Tini del que es parte, dice emocionado: “Superó la expectativa, me están haciendo pasar un buen momento. Ya estoy cumpliendo mi sueño pero... ¿cuánto queda por delante? ¡Muchas más cosas puedo hacer y ser! Por eso quiero terminar la escuela. Este show es de argentinos para argentinos sin bandera política. Gracias por todo, me hicieron llorar”.
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