El fascinante cine de Naishtat
El movimiento, segundo film del argentino, en la sección oficial de Locarno
LOCARNO, Suiza.- Benjamín Naishtat no para. Cuando todavía no cumplió los 30 años, ya es un favorito de los grandes festivales. Con su ópera prima, la provocativa y experimental Historia del miedo participó en la competencia del Festival de Berlín 2014 y tuvo luego un amplio recorrido comercial. Hoy, con su segundo largometraje, El movimiento, participará en la sección oficial de Locarno, el paraíso de la cinefilia.
Formado en la Universidad del Cine y en el prestigioso instituto francés Le Fresnoy, Naishtat filmó El movimiento, notable película con Pablo Cedrón (como un político inescrupuloso y violento) ambientada en 1835, a partir de una iniciativa del festival coreano de Jeonju. Tras ganar allí un premio con Historia del miedo, recibió unos 90.000 dólares para realizar un nuevo largometraje.
"El movimiento -explica el director- se filmó en diez jornadas y toda la posproducción, incluidos montaje, edición y mezcla de sonido, efectos y dosificado, se hizo en menos de dos meses. Fue una experiencia emocionante, llena de vértigo. Tuve que apelar a productoras locales como Pucará Cine y Varsovia Films porque el presupuesto terminó siendo más del doble de lo aportado por Jeonju."
Con algo de historia de pandillas, de western, de thriller político y de costumbrismo folklórico, El movimiento -algo así como una cruza entre Aballay, el hombre sin miedo, de Fernando Spiner, y Jauja, de Lisandro Alonso- surgió a partir de otro proyecto de Naishtat. "Fue un desprendimiento de un proyecto que vengo desarrollando e intentando financiar desde hace años que se llama Rojo, para el que estudié en profundidad el terror de las patotas parapoliciales durante el período 1974-1976. Ciertas consignas de esa época, cantadas por grupos como el CNU o Tacuara, eran «Perón, Mazorca, los zurdos a la horca». Esa amalgama y la referencia de la Mazorca me llevaron a comprender que a la historia argentina hay que entenderla orgánicamente, y entonces me dediqué a estudiar esa época, la que se suele llamar de desorganización nacional. Es un período interesantísimo, especialmente fundacional para nuestra idiosincrasia política. Rosas parte en 1833 a hacer su campaña del desierto, que, en rigor, fue tanto o más sangrienta que la de Roca, y deja una suerte de vacío de poder en Buenos Aires. Su mujer y sus acólitos entonces tratan de mantener el orden con mano dura y fuerte persecución política. Hasta entonces había habido bastante tolerancia. Esa época es el apogeo de la Mazorca, una suerte de policía política, donde hay purgas y linchamientos sumarios llevados a cabo por un gauchaje muchas veces libertino que actuaba por motu proprio y en su propio beneficio. El propio rosismo se fractura entre dogmáticos y lomos negros."
Para Naishtat, ese período es el germen, un antecedente insoslayable para analizar la coyuntura actual: "Lo veo como una suerte de momento primitivo del patoterismo nacional, ese que volvemos a ver en la Triple A en los años 70, o ahora en las patotas de las actuales burocracias sindicales, y en las barras bravas, por citar apenas los ejemplos más cabalmente gráficos e innegables. Dicho todo esto, El movimiento no está basada en hechos reales, se presenta más bien como una distopía en la que conviven diversos episodios reales e inventados. De ninguna manera se aborda la antinomia entre federales y unitarios, que a mi criterio tiene mucha falsedad ideológica, de ambos lados había autocracia e intereses espurios. Alcanza con recordar el fusilamiento de Dorrego o ver la cantidad de políticos que cambiaban de bando por conveniencia personal". Rodada en blanco y negro y en pantalla casi cuadrada, El movimiento tiene una fotografía excepcional a cargo de Soledad Rodríguez. "Tanto la elección del blanco y negro como el formato 4/3 tienen que ver con una asociación muy básica y natural que se dio en mi cabeza desde el principio, de que el pasado debía tener algo de cine primitivo. También me permitía evitar el paisajismo y concentrarme en los personajes, evitar el riesgo de la contemplación en un proyecto que debía ser intenso y lleno de acción. Inicialmente iba a ser totalmente nocturna, para generar esa especie de sinfín espacial, de pampa metafísica, pero algunas acciones pasaron a ser de día y creo que fue un acierto porque son como un respiro."
Con respecto a la première de hoy, Naishtat dice que sus expectativas son moderadas. "Esperamos que la película tenga un buen recorrido de festivales, que igualmente dejan un sabor agridulce por lo efímero, y vamos a buscar una estrategia lógica para lograr el mejor estreno posible en la Argentina."