El ex Gran Hermano que vive amenazado de muerte
Matías Bagnato pasa sus días recluido en su casa por temor a que el asesino de su familia termine su venganza
Su vida son los aviones, volar y viajar de un lado al otro para no quedarse arraigado en ninguna parte. Sin embargo, Matías Bagnato (33 años, participante en 2002 de la tercera edición de Gran Hermano 3) vive recluido, casi no sale de su casa, ni siquiera para trabajar. Tiene miedo: hace un año y medio que recibe amenazas de muerte. Por eso, tiene custodia policial durante todo el día, sus teléfonos fueron intervenidos y su caso lo maneja en línea directa con el ministro de Justicia Julio Alak y con el Jefe de Gabinete Aníbal Fernández.
En 1994 toda su familia murió calcinada mientras dormía, en un hecho que se conoció como "la masacre de Flores". El logró sobrevivir escapando por una ventana: tenía 16 años y se quedó solo, al cuidado de su abuela. El autor del incendio, Fructuoso Alvarez González, fue condenado y recluido a prisión perpetua casi inmediatamente. Pero por una desprolijidad legal, el hombre ahora está libre en la Argentina, prófugo.
Matías está seguro de que es él quien llama para amedrentarlo, por ser el único sobreviviente de la masacre. Su vida demuestra que el plan falló: ese día de febrero en que quemó la casa de los Bagnato, quería matarlos a todos.
Hace nueve años, cuando ingresó a la casa de Gran Hermano, Matías se había quedado sin trabajo. Era comisario de abordo en Dinar, una línea aérea que acababa de quebrar dejando a todos sus empleados en la calle. En el reality salió tercero, pero no fue de los que quiso quedarse boyando en la televisión, aprovechando la breve fama del programa. Bagnato volvió a lo suyo y al poco tiempo consiguió trabajo en Aerolíneas Argentinas como tripulante de cabina en vuelos de cabotaje. Feliz, sentía que comenzaba una nueva vida. Hizo amigos y disfrutó de estar más tiempo en el aire que en la Tierra, donde había sufrido tanto.
Pero en septiembre del año pasado, un llamado telefónico con la voz del asesino de su familia le sacó todo lo que había conseguido. Cuando Matías se enteró de que Fructuoso Alvarez González había quedado libre, su mundo se derrumbó. Se desesperó y recurrió directamente a Alak y Fernández. Amparado por la justicia argentina, pudo conseguir una licencia laboral y sólo vuela cada determinados meses, como para no perder la regularidad y las habilitaciones que otorga la Fuerza Aérea. Pero por una cuestión de seguridad, está casi todo el tiempo en su casa, con su abuela de 83 años. Recibe amigos, navega por Internet, lee...
Está esperando ansioso que llegue enero ya que comenzará a moverse un poco: participará de un programa periodístico de América, conducido por Marina Calabró, que tratará sobre casos policiales. Lo convocó el productor del ciclo, Marcos Gorban, ex mandamás en Gran Hermano. Matías integrará el panel en carácter de víctima y también ofrecerá sus contactos judiciales a la producción. Sospecha que si se expone en la tele, el asesino no se animará a hacerle daño.
Eso espera.
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