El encuentro con Galtieri, la escena de Maradona: Sueño bendito que impactó por su reconstrucción
La producción de Amazon Prime menciona un complejo momento histórico de la Argentina; qué opinaba el Diez sobre la guerra de Malvinas
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Viene de días de descansar en Esquina, Corrientes, la ciudad natal de su papá, del ruido de Buenos Aires y de las críticas -en muchos casos, basadas en fundamentos falsos- sobre su estilo de vida. Diego Maradona está en la mira de todos después de terminar de saltar a la popularidad máxima tras sacar campeón metropolitano a Boca Juniors y ganar el Mundial juvenil de Japón de 1979, pero ahora los hinchas esperan que se sume a la Selección argentina para disputar el Mundial de España en 1982. “¿Y Menotti, qué se sabe del Diego?”, le pregunta un canillita al director técnico de la albiceleste. “Si supiera, no te estaría comprando el diario, pibe”, contesta el entrenador, según lo que relata la serie sobre el Diez, Maradona: Sueño bendito.
En 1982, todas las tapas se preguntaban dónde estaba el delantero de Villa Fiorito, pero después de reflexionar, el astro decidió volver a Buenos Aires e incorporarse al conjunto nacional. Un equipo al que se le tenía mucha fe porque venía de salir campeón del mundo cuatro años antes, en 1978.
Pero el foco en la Argentina no estaba puesto únicamente en el “loco bajito” que la rompía con la pelota. Mientras tanto, el presidente de ese momento, Leopoldo Fortunato Galtieri, le declaraba la guerra a Inglaterra por la soberanía de las Islas Malvinas. “Si quieren venir, que vengan, les presentaremos batalla”, gritaba el militar en la Plaza de Mayo ante una multitud que lo aclamaba. Lo que pasó después ya lo saben todos. En paralelo, el primer mandatario se quería asegurar que la Argentina se luciera en el Mundial. Había que demostrar que el país estaba en su máximo apogeo. Y qué mejor que el fútbol para insinuarlo.
Ganar Malvinas y el Mundial
Un auto parecido a un Ford Falcon celeste se acercaba al predio de la AFA en José C. Paz. Adentro, viajaba Galtieri para visitar a la Selección en pleno entrenamiento. Apenas apareció la figura de la autoridad, Maradona caminó como ofuscado hacia el banco de suplentes, al menos así lo cuenta su serie. César Menotti hizo tres pitidos para llamar la atención de los jugadores, pero uno de ellos no se inmutó. “Venga, Diego, que el Presidente quiere hablarles”, le insistió el DT.
Pelusa escupió el agua que había tomado, le pasó por detrás al militar y se paró en frente con el resto de sus compañeros. “Dos cosas les pido”, empezó el mandatario. Y siguió: “Persistencia en el esfuerzo y espíritu de sacrificio. En Malvinas estamos ganando una guerra, pero tenemos que ganar también en otros campos de batalla para que el mundo vea que Argentina es potencia en todo. Ustedes van a ser nuestros soldados en España para darle alegría a todo el pueblo argentino”.
Al terminar el discurso, en la producción de Prime Video se ve cómo Galtieri estrecha las manos de Menotti, el entonces capitán Daniel Passarella y un Maradona algo más “domesticado” tras escuchar sus palabras.
Pero la serie manifiesta un cambio de parecer en el Diez cuando éste se baja del avión con el resto de los futbolistas de la Selección argentina en el aeropuerto de Madrid. “Diego, Diego, ¿qué opina sobre las violaciones a los derechos humanos en su país?”; “¿Sabe el pueblo argentino que hay miles de jóvenes desaparecidos?”; “Los soldados argentinos están siendo masacrados en la guerra, ¿podrán jugar al Mundial mientras esto está aconteciendo, Diego?”;“Se sospecha que nunca llegaron las donaciones a Malvinas, Diego, ¿qué sabe sobre eso?”.
Todas estas fueron preguntas lanzadas por los periodistas apenas el plantel de Menotti pisó España, donde competiría por la Copa del Mundo y a más de 12.000 kilómetros de las islas donde cientos de jóvenes argentinos daban la vida por su país, que ni enterado estaba de lo que en verdad pasaba. La expresión de Maradona se vio algo confusa cuando escuchó el interrogatorio de la prensa española y desde ahí su cabeza hizo un click.
Cuando le consultaron específicamente por las donaciones que nunca llegaron a las islas, el semblante de Diego se transformó porque, según mostró la serie, él había destinado 100 millones de pesos para el Fondo Patriótico Malvinas Argentinas.
Antes de viajar, Maradona había dicho en conferencia de prensa, acerca de la decisión de competir en el Mundial: “Lo hemos conversado mucho con los muchachos y lo que podemos aportar desde allá es jugar lo mejor posible para alegrar a nuestros soldados”. Una vez en Europa, Menotti manifestó ante medios extranjeros: “Desde nuestro humilde puesto debemos intentar darle al mundo, a través del fútbol, una imagen cabal de lo que somos”.
De España al Atlántico Sur
En Madrid, todo fue distinto. Allá, los jugadores argentinos vieron en la televisión y en las conversaciones que no “íbamos ganando” como se decía de este lado del Atlántico. Y ese peso de los combatientes en el frío de Malvinas, los futbolistas lo arrastraron inevitablemente al campo de juego.
Alfredo Di Stéfano, exfigura de la Selección nacional y quien residía en Madrid tras su retiro, lo vio todo desde una perspectiva más ajustada a la realidad y lanzó en su momento: “No es lógico que mientras unos se juegan la vida en las Malvinas, otros participen del Mundial para divertir a la gente”.
La inauguración de España ‘82 fue el 13 de junio. Ese mismo día, el plantel de Menotti se enfrentó a Bélgica. En las islas del sur, los soldados en plena guerra escucharon por radio cómo la albiceleste perdía 1 a 0 mientras allí recibían el ataque final por parte de las tropas de Inglaterra.
Al día siguiente, la Argentina se rindió ante los ingleses en Malvinas tras una guerra que había dejado 649 muertos en combate y 1200 soldados argentinos heridos. La Selección quedó afuera del Mundial en segunda fase, con dos partidos ganados y tres perdidos. La suerte tampoco fue buena con Maradona, quien salió expulsado por un planchazo al brasileño Batista, en un duelo que era clave para avanzar en la competencia, pero que terminó 3 a 1 en favor de la verdeamarela.
El Mundial del ‘82 para la albiceleste no fue más que un mero termómetro de lo que pasaba allá en el Atlántico Sur. Así lo quisieron contar los creadores de Maradona: sueño bendito. Cuatro años después, el Diego le metería a los ingleses ese mítico gol con la mano, que significó mucho más que eso.
Con ese gol en México ‘86, como dicta la canción de Las Pastillas del Abuelo, “De Malvinas a Inglaterra, este loco Diez bajito llenó de risas la tierra” y “borro una -para muchos- absurda guerra”.
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