El embrujo quedó fuera de la película
"La casa en la montaña embrujada" ("House on Haunted Hill"/1999), producción norteamericana en colores presentada por Eurocine. Hablada en inglés. Guión: Dick Beebe. Fotografía: Rick Bota. Música: Don Davis. Intérpretes: Geoffrey Rush, Famke Janssen, Taye Diggs, Ali Larter y otros. Dirección: William Malone. Duración: 96 minutos. Calificación: sólo apta para mayores de 13 años. Nuestra opinión: regular.
Los seguidores del género de terror son muchos y fieles. Por ello, cada tanto, el cine norteamericano vuelve a instalarse en esas casas góticas con enormes puertas chirriantes, pasadizos interminables y algún esqueleto antiquísimo y allí, por supuesto en una noche tormentosa, puede ocurrir cualquier episodio para poner a prueba los nervios más templados.
Aquí los productores, cada vez más escasos de imaginación, recurrieron a un clásico cuento de terror ya llevado a la pantalla en 1958 que recrea las idas y venidas de cinco personas que, extrañamente, son invitadas a pasar una noche en esa mansión tétrica y desvencijada. Hay, como en todo relato del género, inocentes que parecen culpables y sanguinarios que aparentan bondad a raudales. ¿Cuál es, en definitiva, el motivo de tan singular invitación? Para saber esto hay que rastrear en el tiempo, cuando esa casa era un instituto psiquiátrico en el que científicos nazis experimentaban con sus resignados pacientes. Ya en nuestros días, los visitantes recelan unos de otros. Entre ellos hay un poderoso empresario dueño de alocados parques de diversiones, una actriz de TV fracasada, un médico experto en cirugía y algún otro especimen que, a medida que transcurre el relato, desaparece de la forma más cruel y sanguinaria.
Fórmula repetida
El film no escapa a ninguno de los lugares comunes del género. Hay rostros de susto, aparentes sorpresas para los menos suspicaces y litros de sangre que chorrea por huecos y hondonadas, todo esto protagonizado por un elenco que se contenta con expresar gestualmente el miedo que los invade en esa noche interminable.
El director William Malone, director de varios films de terror, procuró dotar la anécdota de cierto interés y de algo de espectacularidad, pero todo se detiene en esa fórmula en la que el asesino es el menos pensado y que los sustos llegarán a su fin cuando dos sobrevivientes -una rubia y un negro, para no caer en discusiones raciales-, salen por una ventana, ven aparecer el sol en el horizonte, y comprueban que la salvación está al alcance de sus manos. Otro ejemplo de cómo Hollywood se repite a sí mismo sin ningún pudor.
Más leídas de Espectáculos
"Quiero estar para mi hijo". Así fueron los 100 días que Liam Payne pasó en un centro de rehabilitación en EE.UU.
En familia. Anto Roccuzzo volvió a Disney con sus hijos y mostró cómo se divirtieron mientras Messi regresaba a casa
"Completamente desordenada". Ángel de Brito reveló en qué condiciones encontraron la habitación de Liam Payne