El documental de Netflix que hace reír y llorar y tiene como protagonista a la instagramer más longeva del mundo
Luisa Cantero Sánchez, mejor conocida como la Tata, tiene 97 años y junto al actor Miguel Ángel Muñoz (su nieto) presentaron una película que grabaron durante la cuarentena y emociona a todos
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La Tata tiene más fanáticos que años y eso que tiene muchos años: 97. ¿Cuántos seguidores acumula en Instagram? Más de 250 mil y va de camino a sumar cientos más. Con nombre propio, Luisa Cantero Sánchez es la abuela del famoso actor español Miguel Ángel Muñoz. En un intento de cumplir deseos y de sobrellevar la pandemia de coronavirus lo mejor posible, nació el documental de 100 días con la Tata, el cual transcurre en Madrid, más precisamente dentro del departamento de ella, y que combina emoción, nostalgia y diversión, y aborda un tema complejo: el miedo a la muerte. Este combo explosivo logró conquistar -y conmover hasta las lágrimas- a los usuarios de Netflix.
La Tata es una escorpiana valiente que dedicó casi la mitad de su vida a cuidar a su mamá hasta el día que murió. Trabajó más de 15 años como limpiadora y le dieron un diploma por buen comportamiento. No tuvo tiempo para el amor, nunca se pintó los labios y nadie le hizo cosquillas. Entre las grandes cualidades que tiene, se destaca su sentido del humor. “No me gustaría que haya música en mi funeral, más bien seria la cosa… es que sabes, si tu pones música, salgo bailando”, dice entre risas en el documental.
El documental habla -entre otras cosas- de la muerte, y no solo porque sucede en medio de la cuarentena del coronavirus, sino también porque el mayor temor que Miguel Ángel tiene es en realidad por su abuela. “¿Cómo voy a estar preparado para que se muera la persona más importante de mi vida?”, se preguntó, al tiempo que reflexionó: “El miedo a que se muera no me deja disfrutar lo feliz que me hace estar con ella”.
Durante 100 días con la Tata, uno se siente identificado porque sucede desde el inicio de la pandemia hasta hoy. Un día, Miguel Ángel tuvo que ir a cuidar de su abuela porque las enfermeras ya no podían salir de su casa y lo que parecía que iba a durar apenas 48 horas, se extendió por mucho más tiempo. En medio de la cotidianidad y los cuidados, una mañana decidieron hacer un directo en Instagram para conectarse con otras personas y mostrar un poco su vínculo familiar. Desde ese instante, todo cambió.
La energía de los seguidores y de estar en contacto virtual con más gente durante la cuarentena hicieron que la Tata rejuvenezca y se transforme en una estrella. Junto con Miguel Ángel empezaron a transmitir a diario mensajes positivos y divertidos momentos, como el día en que ella se disfrazó de monja, cuando bailaron flamenco y cataron cerveza o cuando él le pintó los labios por primera vez. Todos acompañados por los mismos condimentos: la risa y la emoción.
Si bien la pandemia no terminó, el aislamiento sí llegó a su fin, pero eso no hizo que la Tata desapareciera de las redes. Por el contrario, se convirtió en una celebridad: participó del estreno del documental en la Gran Vía de Madrid y recibió una ovación por parte de más de 1000 personas. Tuvo contacto por primera vez cara a cara con sus seguidores y ante el aplauso de cada uno de ellos, no pudo aguantar la emoción. “Gracias, gracias, muy amables. Se reirán y a lo mejor llorarán”, dijo en la presentación, y no pudo contener ella las lágrimas ante lo que estaba viviendo.
Un dato increíble que revela el documental tiene que ver con una familia de El Salvador, que tiene plantaciones de café y que está a más de ocho mil kilómetros de Madrid. Desde allá, sin importar la distancia, siguieron los directos de Instagram, y en honor a Luisa y a lo bien que les hizo su humor, tuvieron un gesto maravilloso: “Este sector de la plantación tiene una luz especial y se llama ‘el Sol de Tata’, este es tu café, gracias por el entusiasmo que le inyectas a mi querida madre”, relata el padre de la familia en un video enviado desde Centroamérica.
A raíz de la repercusión que comenzó a tener su cuenta de Instagram, cada día se sumaron más y más seguidores. Tal fue el revuelo que causó que la prensa española -y la del resto del mundo- se hizo eco de la historia. Incluso, durante sus vivos, Miguel y la Tata se conectaron con figuras internacionales del cine, del fútbol, de la música. Conversaron con Raúl, el exgoleador e ídolo del Real Madrid, con José Coronado, ganador un Goya y conocido por su papel de Nemo en la serie Vivir sin permiso, y hasta se dieron el lujo de entrevistar la cantante Ana Guerra, figura de Operación Triunfo.
Entre abuela y nieto suman más de 1 millón de seguidores quienes, emocionados por el contenido que les ofrecieron, bautizaron el espacio que formaron durante el aislamiento como “CuarenTata”. No hay dudas que rápidamente, y gracias a la popularidad que les dio Netflix, pronto tendrán muchísimos más fans. La historia es simple pero conmovedora y sin dudas triunfa por el mensaje que transmite: no importa qué edad tengas, nunca es tarde para hacer lo que sea que quieras hacer; no le temas a la muerte, es parte de la vida; y, por sobre todo, hay lugar en este mundo para las personas mayores que también ríen, sufren, aman, viven.
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