El director de La lección de anatomía estrena El reñidero, en el Empire
Antonio Leiva cumple un sueño de su adolescencia: dirigir el clásico de Sergio De Cecco en su sala.
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A los 16 años, cuando el nombre de Carlos Mathus no había aparecido en su vida y La lección de anatomía era un cuadro de Rembradt, Antonio Leiva fue al anfiteatro del Jardín Botánico a ver una obra que no iba a olvidar. Vivía por la zona, en Las Heras y Bulnes –el padre trabajaba en la ex Penitenciaría Nacional, desde 1962, Parque Las Heras–, y aprovechaba la oferta de espectáculos en los alrededores de Plaza Italia. Por esa ruta llegó, en 1964, al estreno de El reñidero, de Sergio De Cecco, con dirección de Santángelo y la actuación de Luis Medina Castro como Orestes, puesta que pasó del aire libre a la sala Casacuberta del Teatro San Martín.
“Iba todos los sábados y domingos a verla al Botánico, me encantaba. No vi ninguna otra versión. Pasó la vida pero esas imágenes nunca se borraron en mí y quedó como una asignatura pendiente”, dice Leiva que, 57 años después, se decide a cumplir la deuda con aquel adolescente. Esa “vida que pasó” es igual al casi medio siglo junto a Carlos Mathus, a quien descubrió en 1967, en el Instituto Di Tella en una función de La historia de un soldado, de Igor Stravinsky. “‘Yo quiero hacer ese tipo de teatro’, me dije. Carlos era el director, Marcos Mundstock el relator, Armando Krieger en la dirección musical, quedé alucinado. Iba a estudiar actuación al Conservatorio pero cambié y empecé con él, además de Ana Itelman, en danza contemporánea, y Ariel Bianco, en pantomimas. Y seguí trabajando con Carlos en La lección de anatomía y todo lo que ya saben”, dice Leiva, actor del megaéxito del teatro independiente desde el estreno, en 1972, durante 36 temporadas consecutivas y que actualmente dirige con regularidad.
Retomar este viejo deseo significa rencontrarse con la etapa previa a Mathus, un artista integral y con impronta ajena a las clasificaciones, que murió en 2017. Además de La lección..., lo dirigió en muchas otras producciones como El jardín de las delicias, Niño en azul o, de Ricardo Prieto, Asunto terminado. En los últimos años, Leiva se posicionó más como director que como intérprete: Navaja en la carne, de Plinio Marcos, y El huérfano feliz, de su autoría, y la ópera La voz humana, de Francis Poulenc y Jean Cocteau, disponible por streaming.
“Descubrí que me gusta dirigir, lo tenia pendiente, siempre colaboraba con Carlos que además de teatro y ópera, hacía shows muy grandes, con Elis Regina, Lalo Schiffrin, Vinicius... fue una escuela. Hasta hace poco tenía esa dependencia pero logré separar, independizarme, ser yo, es muy difícil después de tantos años... Pero al dirigir en varios países como Brasil, Chile y Venezuela, conocí otras cosas, otros autores y experiencias. ¡Todos los que pasaron por La lección... en Brasil son ahora estrellas de TV Globo!”, dice Leiva, a cargo del teatro Empire desde 1996, con Mathus, y hace cuatro años, solo. “Somos una cooperativa, Empire Ensamble. Me gusta armar equipos, colaborar, opinar, compartir, entre todos”, dice con ganas de presentar a algunos de sus colaboradores: una de las históricas es Ana María Rozzi de Bergel, parte del TIM (Teatro Independiente del Magisterio) –vanguardia rosarina, simultánea al Di Tella, encabezada por Mathus– e historiadora del grupo. Con ella, a cuatro manos, Leiva adaptó y redujo el texto de De Cecco. “Cortamos partes, las de los gauchos; dejamos lo esencial, lo más humano, la gente ya no tolera algo muy largo, dejamos diez personajes pero tiene como veinte, no es momento hoy para eso”, opina el director con varias mujeres en su equipo. La autora de la música incidental tiene 24 años, se llama Melina Otero y es su debut en ese rol. Conoció la obra en los ensayos e imaginó algo con percusiones, notas de tango pero que, a la vez, “sonara actual”, dice la compositora, hija de otra colaboradora de Leiva, la música Silvana D’Onofrio que trabajó en la puesta de La voz humana y que ahora, en El reñidero, está a cargo del coro griego. La escenografía es realización de Juan Carlos Pinilla, el vestuario de Liliana Palacio, luces de Stefany Briones, “gente que hace rato trabaja conmigo, como Omar Ponti, casi tres décadas”, dice sobre el actor que interpreta a Pancho Morales acompañado por Yamila Gallione (Elena), Javier Salas (Orestes), Tamara Cynthia Paganini (como Nélida, 20 años después de participar en el primer Gran hermano), Juan Pablo Rebuffi (Santiago Soriano), Hermes Molaro (Vicente), Juan Carlos Uccello (el Delegado) y Rocio Belén Moragues (como la Vieja y Teresa), más el coro (también Moragues, Érica Ruiz, Enzo Abel Dupré y Cristian Emmanuel Frenczel).
“No doy clases, no me gusta, pero siempre hago audiciones para La lección de anatomía porque se renueva, algunos actores y actrices se quedan, otros se van. En abril, volvemos con esa obra, esta vez en el CPM Multiescena (ex Los Ángeles), a la sala chica, necesito que esté más cerca la gente, generar más empatía”, dice Leiva que continúa con el clásico y, por otro lado, cumple un sueño con El reñidero, en el Empire: “¿Sabés lo que fue sostener este teatro en 2020? Hicimos cinco funciones en todo el año. Empezamos con mucha incertidumbre pero le dimos para adelante, sin miedo a probar. Esta Electra de Sófocles pero en el Palermo de 1905, como imaginó De Cecco, es increíble, el tiempo es cíclico porque continuamos iguales, nada cambió, no salimos nunca del patoterismo, de los caudillos, no podemos desprendernos de eso. Pero me di el gusto, en un año en que todo se complicó”.
A la vuelta del Congreso, el edificio art decó inaugurado en los años treinta, sede del sindicato ferroviario La Fraternidad que incluyó en su proyecto a la sala, parece hoy una rareza de Balvanera. Temporadas eclécticas, obras teatrales, eventos musicales, lugar para compañías independientes de danza y ópera, persistencias y novedades, y una historia muy rica plasmada en el libro Las voces del teatro Empire, de Rozzi de Bergel, edición de Eudeba que se presentará en abril. Mientras tanto, a Leiva le sienta bien, como antes a Mathus, que su sala tenga algo, un poquito, de isla: “Me gusta no hacer ruido, que los artistas y el público vengan, disfruten, cada cosa con un tiempo y un lugar, quizás algún día explotaremos pero, por ahora, estamos bien así, algo del Di Tella quedó en nosotros”.
Y quizás algún día, algún consagrado vuelva a ese escenario. A Leiva le gustaría Daniel Fanego para un monólogo escrito por Mathus, Perro en la arena (por el cuadro de Goya): “Es maravilloso, trabajó con nosotros en La lección..., Carlos lo adoraba, me gustaría como tributo a los dos. Pero nunca se lo propuse. Ya veremos. Ahora, es tiempo de El reñidero”.
PARA AGENDAR
El reñidero, de Sergio De Cecco y dirección de Antonio Leiva.
Sábados, a las 21. Teatro Empire (Hipólito Yrigoyen 1934).
Entrada $700. Estudiantes, docentes y jubilados $500. En venta por Alternativa.
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