El día que los “falsos Beatles” tocaron en la Argentina y desataron un escándalo televisivo
Aunque no eran los originales, los canales 9 y 13 se disputaron su contratación y el público enloqueció con su show en vivo; muchos fanáticos fueron engañados por una difusión tramposa
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En 1964, mientras la Beatlemanía se expandía por el mundo, el dueño de un bar de Miami comenzaba a pergeñar la idea de tener la versión estadounidense de los Fab Four. A priori, él mismo reconocía que su plan era delirante, pero jamás imaginó que llegaría tan lejos.
De hecho, lo que comenzó casi como un juego -con no mucha más proyección que las paredes de su local-, continuó con entrevistas emitidas en todo el planeta, una gira por Sudamérica y miles de fans decepcionados que creyeron que verían a Paul, John, George y Ringo en vivo. Entre esos países, estaba Argentina, donde la llegada de Los Beatles truchos generó un conflicto entre dos canales de televisión, en una contienda que persistió aún a sabiendas de que la banda no era la original.
“Yo tenía un club nocturno en Miami, Florida: el salón Mau, Mau. Y cuando los Beatles empezaron a ser famosos, yo dije: ‘¿Sabés qué? Ellos son los Beatles ingleses: yo voy a hacer un grupo que sean Los Beatles americanos´. Entonces, yo tenía a estos cuatro pibes y les dije: ‘Escuchen: déjense crecer el pelo y le vamos a poner The American Beetles”, contó Bob Yorey, mánager del grupo, en el documental El día que los Beatles visitaron la Argentina (2015).
Aquellos “pibes”, a los que Yorey hace referencia en el mediometraje de Fernando Pérez, eran Bill Ande, Tom Condra, Vic Gray y Dave Hieronmousse. Los cuatro adolescentes conformaban The Ardells, un grupo que hasta ese entonces tocaba covers, entre ellos varios de Los Beatles.
Con todo, el propio cerebro de los falsos Beatles no calculó que sería cómplice de un engaño a semejante escala. De hecho, la inconciencia y la poca seriedad con la que contemplaron su proyecto se puede comprobar en una entrevista para el programa American Bandstand, un famoso ciclo musical de la televisión estadounidense. “¿Cómo fue que empezó esto? ¿Desde cuándo se dejan el pelo largo?”, les pregunta el animador, en la emisión del 20 de junio de 1964. “Hará unos cuatro meses (por el pelo), pero empezamos con esto hace como seis, casi como una joda. Y salió muy bien”, responde Bill, cantante y guitarrista.
En rigor, el factor determinante para que el grupo tuviera un crecimiento exponencial tiene un nombre: Rodolfo Duclós, un productor argentino, de origen francés, que una noche visitó Mau Mau y vio el show de Los American Beetles.
Evidentemente, el promotor de espectáculos encontró en ellos un negocio, entonces les propuso hacer una gira latinoamericana. Luego se los ofreció a los productores y directivos de medios de cada país de la región, quienes por un lado denuncian que fueron engañados pero, por el otro, no dudaron en avanzar aún cuando aparecieron las dudas.
Como una muestra más de que ni él mismo se tomó muy en serio su invención, Yorey pensó que le estaban haciendo una broma para The Candid Camera, un conocido programa de cámaras ocultas de la TV norteamericana. Aunque no se trataba de ningún simulacro en afán de mofarse de él o de su banda: la propuesta era de verdad.
Incluso en la nota citada para American Bandstand confirman la fecha de salida. “Siendo los American Beetles, imagino que habrán viajado mucho, ¿no?”, les pregunta el conductor. “Vamos a Sudamérica, el 4 de julio”, responde Ande.
“Los Flequilludos”: crónica de un intenso conflicto entre Canal 9 y el 13
La gira de The American Beetles tenía previsto pasar por Perú, Brasil, Uruguay y, entre otros países, Argentina. Su llegada a Buenos Aires les tenía guardadas varias sorpresas, motivadas porque su promotor vendió su show por partida doble. En consecuencia, varias semanas antes de que su avión aterrizara en Ezeiza, tanto Canal 9, como el 13, promocionaron que tocarían de forma exclusiva en sus sets televisivos.
Incluso, el mismo director de la emisora “de la palomita” reconocía que su par de la competencia, el cubano Goar Mestre, había invertido dinero en los émulos de los Fab Four. “Ellos (The American Beetles) vienen con nuestros pasajes, pero el 13 en su momento también había pagado”, confirmaba Alejandro Romay en una entrevista realizada por Juan Castro, en 1998, para el programa Zoo TV.
“Pese a los anuncios de Canal 9, los Beetles actuarán en el 13″; “Intervendría la Justicia en el caso de los Flequilludos”; “Beetles: del Nueve nadie los mueve”; eran algunos de los tantos titulares que los diferentes diarios porteños publicaron en su momento para informar sobre la tensión entre ambas señales.
Para dirimir el conflicto entonces intervino la Justicia, aunque Romay utilizó métodos poco convencionales para resolver el problema a su favor. “Hicimos una reunión en Canal 13 para ver quién era el dueño de Los Beetles. Y se estructuró toda una manera, se llevó un juez, todas las cosas formales para que estos chicos fueran directamente al 13. Y yo estructuré otras maneras informales para traérmelos al 9″, contó “el Zar de la televisión” en Zoo TV.
Enseguida, Castro indagó: “¿Cuáles fueron esas maneras no ortodoxas?”. “Lo llamé a Martín Karadagian y le dije: ´Quiero a todos los roperos que tenés a mis órdenes´ (en referencia a Titanes en el ring). Vinieron los muchachos a verme y salimos para Ezeiza, contratamos un avión para ocho pasajeros, entonces los guardaespaldas en cuanto bajaron y entraron por el túnel, prácticamente, se los colgaron del hombro. De los instrumentos se encargaron dos personas y los sacaron otra vez a la pista. Y ahí los estaba corriendo la policía, los del 13, la jueza, pero los muchachos subieron al avión, ahí estaba esperando yo, dije: ‘¡Arriba nomás!’, arrancamos, pegamos una vuelta y fuimos a un hotel de San Telmo que no conocía nadie y los encerramos”, respondió riéndose Romay.
El día D
Luego de la tensión, el 8 de julio, los impostores de los Beatles se presentaron en El festival de la risa, emitido por Canal 9. Pese a que tanto en los titulares, como en los avisos publicitarios de los diarios, se los mencionaban con el nombre correcto, “Beetles”, la expectativa del público permanecía intacta: para ellos llegaban los de Liverpool.
Tampoco era tan disparatado, ya que con la confusión generalizada colaboraron los anuncios ambiguos de los mismos directivos de los canales, el look y la vestimenta de los jóvenes estadounidenses y hasta el bombo de la batería de la banda que destacaba la palabra Beetles sobre el resto y desde lejos parecía la que tocaba Ringo Starr. Además, el contexto del mundo era otro: no había internet, no todos compraban los diarios y las ganas de ver a los Fab Four eran tan fuertes como para activar la capacidad negadora muy inherente a la condición humana.
Por eso, cuando salieron a escena en el estudio del 9, el público gritaba enfervorizado: “Beatles, Beatles, Beatles”. Algunos lagrimeaban de emoción, aunque otros de la desazón. “Mi prima estaba enloquecida, pero cuando vio que de ese círculo no salía Paul McCartney se puso a llorar desconsoladamente”, recordó el periodista Carlos Salatino en El día que los Beatles vinieron a la Argentina.
Con todo, “la gente enloquecida compró”, aseguró Romay. Y en rigor, tanto los testimonios de quienes recuerdan su visita, como los shows posteriores en las instalaciones de clubes como Huracán y en algún teatro porteño, le dan la razón al “Zar“. Asimismo, el rating de su presentación, aún con versiones diferentes, alcanzó una cifra muy elevada. Según el directivo del Canal 9, llegó a los 63 puntos, mientras que los diarios de entonces hablaron de unos 50 de promedio.
La presentación se extendió durante unos 17 minutos. Los jóvenes estadounidenses tocaron seis canciones, pero no incluyeron las propias, que el mismo Litto Nebbia “defendía”. Asimismo, en el mediometraje de Fernando Pérez, el fundador de Los Gatos aseguraba que su show fue en vivo, en coincidencia con los protagonistas y aquellos testimonios de quienes estaban más relacionados con la industria musical. Romay, en tanto, sostenía que hicieron playback.
Censura, fin de gira y separación
El 14 de julio, The American Beetles se presentaría en Radio Splendid, en dúplex con Radio Libertad (propiedad también de Romay), pero la Comisión Administradora de Radioemisoras Comerciales prohibió su actuación. El organismo, creado en 1957, entendió que la banda norteamericana no promovía los valores de la “esencia nacional”, que carecía de valor artístico y que su notoriedad se debía a “un lamentable remedo de equívoco sexual”.
Su paso por Latinoamérica no dejó solamente conflictos en Argentina. En Perú y Uruguay llegaron a promocionarlos como los verdaderos, sin ningún tipo de ambigüedad. “Vienen Los Beatles”, aseguraba Crónica de Lima y La Prensa de la misma ciudad calculaba que los Fab Four arribarían en mayo. Mientras que en el país vecino se disculpaban: “Los Beetles no son Los Beatles. Confusión lamentable”.
Si bien podrían haberse quedado más tiempo, la censura, los conflictos entre canales y la sensación de haber llegado mucho más lejos de lo previsto, adelantaron el regreso. No obstante, pese a que su mánager en El día que los Beatles... asegura que la banda no llegó a tocar en Europa, medios de la época como la revista española Dígame indican lo contrario. “¡Por fin llegaron! The American Beetles”, rezaba un aviso del 15 de septiembre de 1964, similar a otro publicado en el diario Madrid: ambos hacían referencia a la presentación de Los Escarabajos en la Plaza de Toros.
Asimismo, un artículo de BBC que cuenta la historia de los falsos Beatles, dice: “En España -bajo el régimen de Franco-, los American Beetles fueron incluso el chivo expiatorio de un episodio de falsa propaganda estatal”.
Un poco más adelante, con la vuelta a Miami, se produjo el fin del grupo. “Los Estados Unidos no estaban dispuestos a aceptarnos como los American Beetles, así que dijimos: ´Esto ya hizo su recorrido´. No había nada más que pudiéramos hacer en lo que tiene que ver con el negocio”, concluyó Bill Ande.
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