TV: un grupo de héroes anónimos sueltos en la peligrosa Chicago
En la Ciudad de los Vientos se llevó a cabo la presentación de las nuevas temporadas de Chicago Fire, Chicago P.D. y Chicago Med, las creaciones de Dick Wolf que rinden tributo a médicos, policías y bomberos
La fábrica de cerveza artesanal Lagunitas abre sus puertas muy temprano. A las 9 de la mañana, su planta alta nos recibe como si estuviéramos en el epicentro de una película de terror. Es 30 de octubre y Chicago tampoco elude la fiebre de la previa de Halloween. De todas formas, los periodistas estamos allí reunidos por otro motivo: la alfombra roja que conglomera a tres series del universo del creador Dick Wolf, universo que comenzó en 1990 con Law & Order y que eventualmente se expandió a la Ciudad de los Vientos con tres exitosas producciones y una que quedó en el camino, Chicago Justice.
Los principales actores de Chicago Med, Chicago Fire y Chicago P.D. llegan al lugar y posan con afiches en los que el hashtag #OneChicagoDay se multiplica al infinito. La frase puede resultar, a simple vista, un eslogan pegadizo para promocionar la franquicia del sello Wolf. En cierta forma, lo es. Sin embargo, cuando los elencos se van cruzando en el evento, se abrazan, charlan sobre el almuerzo que compartieron el día anterior, se percibe que ese hashtag, ese emblema de lo virtual, no le hace justicia a la jornada. Wolf logró algo mucho más real, tan palpable como esos codazos cómplices de sus actores: formar una familia televisiva.
Chicago Med, Chicago Fire y Chicago P.D. consiguieron, a lo largo de sus respectivas temporadas, mostrar un abanico de personajes puestos al servicio de la comunidad. Por otro lado, como Wolf sabe mantener al espectador cautivo - tarea que logró con creces con el spin-off de Law & Order, Special Victims Unit, que ya lleva 18 años al aire -, el drama que proviene de las tragedias a las que se enfrentan los médicos, los rescates que llevan a cabo los bomberos y los crímenes resueltos por la policía no son los únicos aditamentos de sus series. En gran medida, el denominado chicagoverse no deja de ser un culebrón en el que las relaciones interpersonales - romances, antagonismos, entrada y salida de personajes - se funden con los actos heroicos. La vida misma, sí. Pero mucho coqueteo con los recursos de la ficción, también. Asimismo, Wolf, el showrunner estrella que definió a sus producciones como "máquinas creativas bien aceitadas", apunta al golpe de efecto de los crossovers, por lo cual es habitual que los personajes de las tres series vayan cambiando de hábitat en determinados capítulos, con el fin de ejemplificar hasta qué punto todos son héroes reunidos por una misma causa: ayudar a la gente.
La unión hace la fuerza
David Eigenberg y Eamonn Walker, piezas clave del cast de Chicago Fire, llegan a la alfombra roja abrazados y contando chistes. En un intercambio de roles, le hacen preguntas a los periodistas. "¿Les gusta Chicago? ¿Tienen frío? ¿Cómo responde la audiencia argentina a nuestras series?", consultan con entusiasmo a LA NACION. Desde este lado, el interés reside en por qué la franquicia de Wolf es tan exitosa. "El programa capta muy bien la lucha, la integridad de la gente de Chicago", explica Eigenberg, a lo que Walker agrega un dato interesante. Aunque se hable de bomberos, policías o médicos, todo converge en un mismo leitmotiv: homenajear a los héroes anónimos de la ciudad. "Es un retrato de la gente trabajadora de todos los días y por eso es un honor representarlos".
Las actrices Marlyne Barrett y S. Epatha Merkerson - quien trabaja con Wolf desde los inicios de Law & Order, donde interpretaba a Anita Van Buren -, fuertes figuras femeninas de Chicago Med, también aluden al trabajo no sólo de los elencos de las tres series sino de esos mismos héroes sobre los que se explayaba Walker. "Hablamos de un grupo de gente que se une para cuidar a la ciudad, nadie está exento de un encuentro con un médico o con un bombero, pero el objetivo es mostrar cómo son ellos quienes buscan salvaguardar a los menos privilegiados", subraya Barrett. Merkerson asiente, hace hincapié en el retrato de los working class heroes y se emociona cuando recuerda hace cuánto que Wolf, desde su rol de productor, deposita su confianza en ella: "Un actor siempre quiere trabajar y me siento afortunada de contar con esa posibilidad en primera instancia, y es mejor aún cuando lo hacés de manera tan simple y con gente tan increíble".
La actriz ganadora del Emmy y el Globo de Oro por la película Lackawanna Blues da en la tecla en una de las razones por la que las creaciones de Wolf son tan perdurables: la amalgama entre los actores no es fingida, impostada, prefabricada, se los ve cómodos compartiendo un evento y sus respuestas de rigor tienen sustento. A fin de cuentas, todos ellos narran la misma historia desde tres ópticas, todos ellos sienten la misma responsabilidad de rendir tributo a esas figuras protectoras, como el propio Oliver Platt, quien se incorporó a Chicago Med y a quien se lo vio escurridizo en la red carpet, al igual que el ex House Jesse Spencer.
Tres series, una familia
No sorprende que Jason Beghe y Jon Seda, protagonistas de Chicago P.D., lleguen a la alfombra roja igual de compinches que sus amigos y colegas de Chicago Fire. Sí sorprende la forma poética con la que Beghe, quien interpreta al sargento Henry "Hank" Voight en la serie, aborda el tópico de la química entre los elencos. "Somos una familia y es maravilloso, yo lo siento como parte de mi ADN, es algo que está ahí, pero que si me lo quitan, no me dejará igual, algo de mi corazón se va a romper si nos desunimos", dice el actor. Seda, menos eufórico pero igual de contundente, destaca la permanencia de Chicago P.D. en un mercado en el que las series nacen y mueren con un chasquido. "Jamás hubiera pensado que se iba a convertir en esto, no pasa seguido que un programa dure tanto, y eso es gracias a Dick y a la lealtad de los seguidores".
Cuando llega Taylor Kinney - conocido también por haber estado comprometido con Lady Gaga -, se vuelve indiscutible que el galán oriundo de Pennsylvania efectivamente tiene presencia. El actor de Chicago Fire equipara el chicagoverse con "una gran familia disfuncional" y comparte detalles de las cenas que tuvo con sus compañeros en los últimos meses. "Acá hay una unión, algo que se traslada por fuera de las cámaras", expresa. Al poco tiempo aparece Patrick Flueger, uno de los rostros más conocidos del clan Wolf, cuyo personaje de Adam Ruzek formó parte tanto de Chicago Fire como de Chicago P.D.
El actor es tan carismático como honesto. De hecho, fue el único hombre en responder sobre el caso Harvey Weinstein, tema del que desafortunadamente sólo opinaron las mujeres: "El tipo es una mierda y ojalá reciba lo que se merece", espeta Flueger, sin rodeos. La sinceridad se agradece. El intérprete aplica la misma candidez para hablar también sobre cómo "One Chicago Day" es mucho más que un lema: "Trabajo con mis amigos todos los días y es un placer porque filmamos muchas horas y a veces te agotás, pero todo es más fácil cuando ves caras familiares, pasamos mucho tiempo juntos, y uno pensaría que querríamos evitarnos los fines de semana, pero no, sucede todo lo contrario", confiesa y enaltece la labor "de más de 14 horas" de los técnicos, quienes siempre (o casi nunca) tienen voz.
Ponerse en los zapatos del otro, la clara moraleja
La alfombra roja era sólo el comienzo. Luego, los actores de las tres series se dispusieron a mostrar los elementos de utilería que son la columna vertebral de los programas, mientras una ambulancia, un patrullero y un camión de bomberos representaban cada ficción. Brian Tee de Chicago Med enseñaba el léxico médico, Joe Minoso de Chicago Fire ejemplificaba lo que implica el peso de un traje de bomberos y LaRoyce Hawkins de Chicado P.D. ponía en práctica la fuerza que requiere derribar una puerta para ingresar a un domicilio. Así como lo hicieron en la ronda de entrevistas, nuevamente los actores volvieron a explicar, con otros elementos, el objetivo primordial de las series de Wolf made in Chicago: contar qué sienten esos héroes cuando salen a trabajar todos los días.
Como dice la gran intérprete de teatro Amy Morton - figura de Chicago P.D., quien hace crossovers con Chicago Fire -, cada rincón de la ciudad es materia prima para un registro audiovisual, para un relato anclado en la realidad, pero con los condimentos propios del género en el que se mueve: "Hay suficiente controversia en Chicago como para que las historias no se terminen nunca, la ciudad es otro personaje en cada episodio, todo eso junto da como resultado una gran alquimia", explica la actriz, apuntalada por su colega y esposo en la franquicia, Christian Stolte: "Mostramos la nobleza de la gente que hace este trabajo y que ayuda a los demás, ése es el atractivo, aunque también hay muchos rostros lindos en el cast, no mintamos", bromea.
Cerca de la noche, esa ciudad descrita por más de treinta actores empieza a ser vista con otros ojos. Así, el hashtag otra vez se convierte en algo mucho menos superfluo porque esa gran metrópolis es mucho más que su apabullante arquitectura y su áspero clima. Chicago también es símbolo de altruismo, y Dick Wolf, con su mancomunado equipo y la máquina siempre aceitada, se ocupa de que uno, al sintonizar sus dramas, jamás se olvide de eso.
*Los elencos opinan sobre el caso Harvey Weinstein:
¿Cuándo y dónde verlas? Chicago Fire (sexta temporada), todos los lunes, a las 21, por Universal Channel. Chicago P.D. (quinta temporada), los martes, a las 21, por Universal Channel. En tanto, la tercera temporada de Chicago Med se estrena en 2018 en América Latina.
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