El Cuarteto de Nos y su idílico presente: una nueva generación cantó sus clásicos en el Movistar Arena
La agrupación uruguaya ratificó su alto nivel de popularidad en el país a través de un volcánico concierto en el que presentó Lámina once, su más reciente material, además de recorrer todos sus grandes éxitos
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Artista: Cuarteto de Nos. Musicos: Roberto Musso (voz y guitarra rítmica), Santiago Tavella (bajo), Santiago Marrero (teclados), Álvaro Pintos (bateria) y Gustavo Antuña (guitarra). Lugar: Movistar Arena. Calificacion: muy bueno.
Seis meses después de presentarse en el Movistar Arena con su show más convocante en nuestro país, y a bordo de sus grandes éxitos más el material de Lámina once, su última producción discográfica, El Cuarteto de Nos regresó anoche al mismo recinto para extender su contundente e idílico presente con sus fans argentinos.
Resulta curioso y por demás singular el caso de esta agrupación surgida en Montevideo en 1980, ya que tras consolidarse en su Uruguay natal y ser considerada con el paso de los años como una banda de culto, experimentó un sorprendente y explosivo golpe de popularidad a partir del suceso logrado con Raro, su álbum lanzado en 2006. Su particular combinación de rock, pop y hip hop, entre otros estilos, suscitó pronto la atención no sólo de un nuevo público local sino también del exterior, lo que le permitió dar el ansiado salto internacional. Trabajos posteriores como Bipolar (2009), Porfiado (2012), Habla tu espejo (2014), Apocalípsis zombi (2017) y Jueves (2019) solidificaron una propuesta musical cada vez más amplia y ecléctica como así también su asidua presencia en diversos puntos de Latinoamérica y Europa ante el creciente interés de audiencias muy jóvenes.
En medio de una más que auspiciosa actualidad y como parte de su exitosa gira, El Cuarteto de Nos concretó una nueva escala en Buenos Aires brindando un concierto catártico y pleno de energía. Clásicos como “El hijo de Hernández”, “Ya no sé qué hacer conmigo” y “Cuando sea grande” conectaron de inmediato con el fervoroso público que colmó las instalaciones de la arena emplazada en Villa Crespo y convivieron a la perfección con composiciones más recientes como “Flan”, “Fiesta en lo del Dr. Hermes”, las potentes “Maldito show” y “Rorschach”, el soplo bailable de “Frankenstein posmo” y el contagioso pulso disco de “El cinturón gris”, de cuya interpretación se registraron tomas para un futuro videoclip.
Más allá de una sonoridad que pendula entre el rock alternativo, el siempre omnipresente hip hop y una injerencia cada vez más notable de la música electrónica, en Lámina once queda claro que, aún con leves matices, el quinteto charrúa ya encontró hace rato una fórmula con la que está plenamente identificado, se siente cómodo y le otorga además excelentes resultados frente a una audiencia muy familiar, que incluye a niños, jóvenes y adultos cantando y saltando por igual.
Lejos de repetir la actuación ofrecida en noviembre pasado en idéntico escenario, el grupo redobló en esta oportunidad el desafío secundado por una atractiva y a la vez simple puesta en escena basada en una enorme pantalla led como telón de fondo donde desfilaron frenéticas visuales entremezcladas con imágenes del show.
Un sonido por momentos saturado y empastado restó claridad y fidelidad a ciertos tramos del concierto. No obstante, la banda se mostró sólida y versátil a los distintos climas que proponían las canciones. Álvaro Pintos (batería) junto a Santiago Tavella (bajo) edificaron un muro estable por sobre el que se apoyaron las ajustadas intervenciones de Gustavo Antuña (guitarra) y Santiago Marrero, cuya labor desde los teclados y los sintetizadores le otorga al grupo una impronta y un costado electrónico cada vez más preponderante e influyente.
Párrafo aparte merece el vocalista y guitarrista Roberto Musso, un frontman que sabe cómo generar un fluido y constante ida y vuelta con el público, cantando y sobre todo rapeando historias de peculiares personajes tanto de ficción como reales y situaciones de la vida cotidiana.
Tópicos tan candentes como la hipersaturación de información que emana de las redes sociales, la rosca política con su interminable cadena de favores, la manipulación mediática, el avance de los influencers junto a la desesperación por figurar y llamar la atención a toda costa, sumado a la crispación general y los estados alterados a nivel global, brotan de las letras del grupo apelando siempre a un ingenioso y reconocido tono humorístico y de ácida ironía. Sin dudas, un recurso que, desde el sarcasmo y a veces el absurdo, lo habilita para ahondar y desnudar tremendas verdades, constituyéndose en un rasgo distintivo que sus seguidores celebran con creces.
A lo largo de ciento veinte minutos que no dieron respiro se sucedieron varios pasajes destacados. Aunque quizás los más relevantes llegaron a través de “Mario Neta” (una ocurrente cumbia que desembocó en un furibundo estribillo punk con pogo incluido), la brillante “Contrapunto para humano y computadora” (donde Roberto Musso se trenzó en una filosa payada tecno contra un ordenador) y los aires mundialistas de “Gaucho power”.
“Miguel Gritar”, “Invierno del 92″, “Buen día Benito” y la muy solicitada “Yendo a la casa de Damián” cerraron una volcánica noche en la que El Cuarteto de Nos ratificó su enorme popularidad de este lado del Río de la Plata, situación que seguramente se repetirá en agosto cuando visite las provincias de San Juan, Mendoza, Córdoba, Tucumán y Salta.
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