"El cine mejora en todas partes, salvo en Hollywood"
Días después de recibir el Oscar y aún emocionado, Campanella habló del cine nacional, del significado del premio y contó cómo vivió la ceremonia
MADRID.-Si la imagen de un triunfador reúne en un mismo plano a su familia y a su premio, Juan José Campanella (Buenos Aires, 1959) cumplió el domingo 7 con todas las premisas. Tras ganar el Oscar al mejor film de habla no inglesa y dar una rueda de prensa a las doce de la noche, el cineasta y su equipo se reunieron para festejar la victoria. Al fondo de la cafetería del hotel Standard de West Hollywood juntaron cuatro mesas, y allí una treintena de personas celebró la segunda victoria argentina en los Oscar pasándose de mano en mano la estatuilla.
En medio, Campanella, agotado, con su hijo de pocos años dormido en brazos, miraba de reojo el símbolo del premio. Sin abrir casi la boca, con una sonrisa beatífica provocada por el cansancio, el cineasta pedía un respiro: "Aún estoy alelado. Necesito que pase el tiempo para asimilarlo".
La semana no le ha concedido la deseada tregua. El lunes descansó unas horas y después atendió a la prensa argentina.
El martes y el miércoles volvió al estudio de grabación de la serie House -"Me recibieron con los brazos abiertos y un buen festejo"-, y el jueves voló a Miami, donde El secreto de sus ojos clausuraba su festival de cine. Desde el aeropuerto de Los Ángeles, Campanella aprovecha para charlar por teléfono.
La noche del Oscar se le veía un poco perdido.
-No me gustan las grandes acumulaciones de gente, ni las ruedas de prensa. Prefiero un café tranquilo, porque si no acabás adocenando las respuestas. En la alfombra roja te sientes como cuando llevan las vacas al matadero. El espectáculo es lindo, pero no lo disfruté por los nervios. Mi anterior candidatura, con El hijo de la novia , no provocó tanto ruido. Pero, en fin, ese paseo previo es crispante.
¿Ha tenido ya ese momento de comprender lo ocurrido?
-No, la verdad. Ni he respirado. Mi trabajo me lo impide. Ni ahora mismo: en el vuelo veré el capítulo de House para decidir algunos cambios.
¿Es consciente de la que se ha liado en Buenos Aires con su Oscar?
-Lo he visto gracias a Internet. Llevo en Estados Unidos trabajando desde diciembre, y eso que añoro muchísimo Buenos Aires. Espero volver el mes que viene.
Mikel Olaciregi, director del certamen de San Sebastián, fue uno de los primeros en felicitarle en persona la noche del triunfo. ¿Le reprochó algo tras el paso frustrante de El secreto de sus ojos por Donostia?
-No, por favor, para mí fue un honor ir a San Sebastián, y no debemos confundir al jurado con el certamen. Yo, por ejemplo, soy un mal jurado, porque me dejo llevar por el corazón. A mí no me dolió no ganar ningún premio, lo que sí me dolió fue enterarme de que no estuvo considerada en ningún momento.
Un Oscar resarce anteriores derrotas.
-Más bien implica una distinción de por vida, un enorme reconocimiento por parte de las personas que hacen el cine más influyente. Y es un galardón conocido en todo el mundo.
Esta categoría, la del film de habla no inglesa, acaba teniendo cada año candidatas de más calidad que el Oscar a la mejor película.
-Creo que el nivel del cine se ha elevado en todas partes excepto en Hollywood. La competencia en esta categoría es enorme.
El cine argentino ha tenido estos últimos años una repercusión increíble.
- En la Argentina hemos hecho crecer un tipo de cine sustentado en el guión, no anclado sólo en lo formal. Un cine que tiene un objetivo distinto al que sólo busca el clímax sensorial, el que prima sensaciones sobre la historia. Esto tal vez no sea bien visto desde parte de Hollywood.
¿Tal vez esa forma más clásica ha hecho triunfar a El secreto de sus ojos ? Con todos los respetos a la peruana La teta asustada , en su film a nadie le florece una patata en la vagina.
-Con todos los respetos, porque yo hubiera votado al film de Claudia Llosa. Pero considero que mi estructura es más antigua que el cine clásico. En los últimos años estuve muy interesado en la música. Leí la novela original, preferí enfatizar la historia de amor frustrado y decidí aplicarle una estructura de sonata. La sonata es, obviamente, anterior al cine. Y a ese esquema le he aplicado muchos elementos modernos. Yo no sé por qué he ganado el Oscar.
¿Se ha convertido en el abanderado del cine argentino?
-No, por favor. No lo creo. Tenemos otros muchos directores fuertes, con talento.
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