El calvario de María Valenzuela: “Temí terminar como un cadáver”
La actriz llegó a pesar solo 35 kilos tras un problema odontológico; ya recuperada de eso, cuenta que tendrá que volver a pasar por el quirófano pero que, pese a todo, ahora está feliz; “Llegué a pensar que lo mío no tenía solución”, aseveró
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“Antes hasta me dolía sonreír y comer era una tortura. Ahora volví a sentir placer cuando me alimento, es increíble pero real”, explica María Valenzuela a LA NACION luego de aquel ruego público que realizó en sus redes sociales en el que reconoció que pesaba solo 35 kilos, y que había llegado a ese extremo porque cualquier cosa que probaba le provocaba dolores extremos en su dentadura debido a lo que ella misma calificó como una mala praxis.
A partir de ese pedido de socorro apareció en escena gran parte de la solución. María se comunicó con su amigo, el odontólogo Marcelo Carta, que vive en Ushuaia desde hace algunos años, y a quien ella no había recurrido antes porque se había atendido con otro profesional en Buenos Aires durante la pandemia, cuando viajar al sur era imposible. “Confié en que este doctor Manuel, que me provocó un bodrio, me iba a solucionar el problema, pero llegó un punto en que no me atendía ni el teléfono, se había ido a Barcelona y no me respondía, por eso también hablé de mala praxis, me sentí abandonada, fue muy duro, sufrí mucho a nivel físico y psicológico, te juro”.
-¿Hoy cómo te encontrás?
-Aumenté de peso durante todo este tiempo y eso me pone muy contenta y más tranquila. Más o menos entre siete u ocho kilos. Desde que mi amigo, el doctor Marcelo Carta, me recibió en Ushuaia en su casa junto a su familia todo empezó a cambiar. Primero me dieron afecto; luego él trabajó mucho allá, se vino a Buenos Aires para complementar el trabajo junto al doctor Lucas García Sánchez, otro genio. La primera comida que hice allá en el sur posterior a los arreglos fue una pizza, ¿sabés cuánto hace que no podía comer una porción porque me costaba horrores y lágrimas por el dolor que me causaba? No podía creer que podía cortar con las muelas.
-¿Llegaste a pensar que tu problema no tenía solución?
-Sí, pero el doctor Carta me va solucionando todo. De a poco me voy acostumbrando, porque él adaptó mis dientes a la contextura de mi boca ya que antes eran más grandes de lo debido por un trabajo mal realizado por otro profesional, como todos ya saben. Ahora vendrá una segunda etapa con los dientes de arriba, pero todo va mucho mejor, te lo puedo asegurar.
-¿Tus padecimientos solo pasaban por el estado de su boca?
-Para nada, el otro odontólogo, Manuel, el que me arruinó, me colocó pernos torcidos, por eso la mordida era deficiente y me provocaba además dolores de mandíbula, oídos y cabeza. Eso desapareció por suerte, ahora mi mordida es perfecta. Fueron tres años de sufrimiento en plena pandemia, un horror. Tenía la esperanza de que el tipo me solucionara, pero se portó muy mal conmigo. Nunca pensé que me había hecho tanto desastre. Comer me producía tal hartazgo que abandonaba y me la pasaba llorando.
-¿Sentiste miedo?
-Sí, al principio me miraba al espejo, después no, lo evitaba. Cuando me bañaba yo ya sabía cuál era mi flacura. Mis hijos y amigos estaban preocupados porque no podía comer ni engordar. Por suerte además de los doctores Marcelo y Lucas se acercó la mujer de Carna, Claudia, que es un sol y empezó a ayudarme con productos que aportan vitaminas y minerales, porque además me encontraron una osteoporosis muy grande, me estaba faltando vitamina D.
-¿Cómo está hoy tu salud?
-Bueno, gracias a que Carta me puso a disposición un equipo de médicos, clínico y psiquiatra para ayudarme con otros problemas, aparecieron otros temas para controlar, porque de nada vale mejorar la boca si el resto está complicado, es un todo. Me hice un montón de exámenes y surgió que tengo nódulos en la tiroides y hay que analizarlos. No parecen malos, pero la endocrinóloga me ordenó estudios de sangre para ver cómo están. También tengo una tiroiditis a la que estoy prestándole atención y puede provocar delgadez. Me están dando vitamina D, una vez por mes; además debo tomar 15 minutos de sol por día y caminar otro tanto, a lo que se suman sesiones de kinesiología para mejorar la postura porque mi columna está torcida según el traumatólogo.
-¿Volviste a comer con naturalidad?
-Claro, y eso hace que me sienta mucho mejor. Antes mis muelas eran y pesaban como macetas, por eso hablé de muelas de vaca, ya que como ellas, más que comer, rumiaba. Fijate que hace tres años que no puedo probar un asado. Ahora sí, quiero estrenar mis dientes, así que estoy esperando que venga mi hijo para que me haga uno. Antes yo veía las achuras y tomaba sopa, un horror. Vivía nerviosa, y por eso fumaba demasiado. También estoy contenta porque estoy fumando muchísimo menos, tengo enfisema, bronquitis crónica y EPOC –enfermedad pulmonar obstructiva crónica-, me tengo que cuidar.
-¿Es cierto que te vas a someter a una operación de mamas?
-Es verdad, me tengo que operar, sacarme las prótesis; ya vi al cirujano y me indicó los estudios prequirúrgicos. La semana que viene lo veo y ponemos fecha. Me dijo que la mama izquierda está bastante comprometida porque se rompió la prótesis. Ahí tengo nódulos y hay que sacarlos y estudiarlos. Pero no pienso volver a ponerme prótesis, lo que me quede estará bien. Si después me quieren llamar Pepe, que me llamen Pepe, no hay problema. Hoy la salud es mi prioridad, voy a cumplir 66 años, ya no me interesa tener grandes lolas, mi vida no pasa por ahí. Además, al lado de la nariz me salió un quiste grande que creció, ya una dermatóloga me lo había sacado pero volvió a aparecer, y el cirujano me lo va a quitar para analizar también.
-Con su hija Malena también te tocó vivir momentos muy difíciles y los superaste...
-Muy cierto. Esa fue la peor que pasé en mi vida, pero juntas la sacamos adelante. Tanta gente hizo cadena de oración y pudo salir, también gracias a los médicos; Male tenía el 1,5% de posibilidades de vida, pero la luchó y acá está a mi lado, incondicional, como siempre.
-¿Tu vida estuvo en peligro cuando estabas tan delgada?
-Claro, te cuento. Recuerdo que en una oportunidad le dije a Manuel, el odontólogo que me hizo todo mal, que si no me arreglaba pronto mi problema se iba a encontrar con un cadáver. En un momento sentí que me estaba convirtiendo en eso y se lo dije para ver si se preocupaba, reaccionaba y volvía al país porque él estaba en Barcelona y no me prestaba atención. Aparte afectaba mi trabajo, tenía que morder para no furciar, no sé cómo hacía, era un gran esfuerzo.
-¿Vas a volver pronto a trabajar?
-En junio vuelvo con Eva y Victoria de gira por todo el país. La obra es hermosa. Te confieso que el teatro es mi vida aunque nací con la televisión y me encanta. Hoy mis hijos me dicen que me ven contenta, feliz. Antes les pegaba a los placares por la impotencia que tenía y me lastimaba. Mi posteo sirvió para un montón de gente que está pasando por lo mismo y me lo dice. ¿Sabés con qué sueño ahora? Muy simple, con vivir la vida haciendo lo que quiero, sin sufrir como me ocurrió estos últimos años.
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