El Ballet Argentino tiene un nuevo astro en pleno ascenso
Presentación de Julio Bocca y el Ballet Argentino, que dirige Lidia Segni, con la actuación exclusiva de Herman Cornejo.
Programa: "Diana y Acteón", de Vaganova- Cesare Pugni; "Sinfonía entrelazada", de Mauro Bigonzetti, con música de Mozart; "Coppelia", de Lojo (sobre Arthur Saint Leon)/Delibes; "Pulsaciones (fragmentos) de Vittorio Biagi; Gran pas de deux de "Don Quijote" de Petipa/Minkus; "La Sylphide", de Bournonville/Lovenskjold; "Casta diva", de Ricky Pashkus/Bellini y "Concertango", de Stekerman/Atilio Stampone. En el Teatro Coliseo.
Características festivas y entusiastas tuvo la presentación del flamante ganador del VIII Concurso Internacional de Ballet realizado en Moscú, junto al otrora ganador del mismo galardón, Julio Bocca, y el Ballet Argentino.
No era para menos. Las expectativas suscitadas por Herman Cornejo, integrante de la compañía mencionada, al obtener la Medalla de Oro del calificado certamen a los 16 años, hacía suponer aquella expectación unida a una complacencia justificada en un lauro que, en definitiva, lo es para la cultura argentina.
En esa línea se inscribió la presentación en el Coliseo, con música y voces atronadoras surgidas de las columnas laterales de sonido. (¿Es posible que no se haya previsto una prueba de sonido con antelación?) No obstante ello, la aparición del joven héroe hizo desde los primeros pasos de "Diana y Acteón" que la espléndida música de Pugni tuviera a su figura, todo fuego e impulso dancístico, como la brillante portada de la jornada.
Estaba fresco en la mente de todos el recuerdo de su desempeño en la temporada que Julio Bocca llevó a efecto en el Luna Park. A lo largo de esta nueva presentación junto a Bocca, el bailarín hizo nuevamente gala de su personalidad descollante, con un brío y despliegue escénicos que corren parejos en él con una llamativa pulcritud, como aconteció en "Coppelia", o en la Segunda variación de "Don Quijote".
Presencia definitoria
Cierto es que esta presentación exclusiva de Cornejo estuvo enmarcada y asistida por la presencia de Julio Bocca y varias figuras jóvenes del elenco mencionado -entre quienes se destacó Erica Cornejo-, que ofrecieron con la coreografía de Mauro Bigonzetti para "Sinfonía entrelazada" un ajuste a la forma clásica, y al mismo tiempo, la necesaria ductilidad expresiva. Pese a la detonante banda sonora -nada menos que con una sinfonía de Mozart-, logró, gracias a la atrayente visualidad de la coreografía y a los afiatados integrantes del Ballet Argentino, prevalecer en el primer plano de la atención del público. Bocca reeditó aquí su inimitable estilo "byroniano". Para él la danza no es una representación sino una palpitante vivencia recreadora.
Las cosas mejoraron un tanto en materia de sonido en la segunda parte, y "Pulsaciones", un acertado trabajo sobre ritmo percusivo (e incisivo) del compositor y coreógrafo Vittorio Biagi, puso de relieve junto con el excelente trabajo de grupo la inequívoca adhesión de las jóvenes generaciones a esta funcionalidad específica de la música de los ochenta.
Fervor de la danza
Pero la culminación fue la serie que, bajo el título de Gran pas de deux de "Don Quijote", agrupó en un crescendo de figuras a varias estrellas, comenzando con Pas de deux que protagonizaron, en primer término, Eleonora Cassano y Julio Bocca, poniendo en primer término un depurado plano interpretativo, una feliz combinación de gracia y estilo. La fugaz aparición de Cassano fue una nota distintiva que dio especial significación a la jornada.
El desempeño de Fabiana Bianchi en la primera variación convenció por la delicada sensibilidad de sus movimientos y una electrizante intervención de Bocca con sus increíbles saltos en extensión (de "El Corsario") arrancó una delirante ovación.
Un capítulo especial, y lamentablemente breve, fue la variación que Herman Cornejo bailó al comienzo de la tercera parte. "La Sylphide", con coreografía de Bournonville, en una variación que es una de las más difíciles de realizar, fue un dechado de virtuosismo en todo sentido, comenzando por la elasticidad de sus saltos y la perfección de su batido. Aquí su apuesta figura, su presencia y personalidad ofrecieron una breve pero concluyente muestra de su valía.
No convenció, en cambio, "Casta diva", con el inolvidable fondo del aria de Bellini, cantado por Callas, por cuanto su lirismo no tuvo el correlato necesario en la coreografía de Pashkus.
Un aporte coreográfico
Sí, en cambio, la excelente labor de la talentosa Ana María Stekelman, que animó creativamente la música de "Concertango", de Atilio Stampone, un aporte valioso en medio del boom tanguístico de calidades tan varias. Nuevamente, Julio Bocca fue la alma máter de esta creación, hecha con imaginación, para la cual los disciplinados y prometedores elementos que conduce Lydia Segni en el Ballet Argentino brindaron la apoyatura indispensable. Stekelman desnuda al tango en sus esencias y lo hace con la necesaria mezcla de imaginación y osadía para ofrecer a sus intérpretes una ampliación de horizontes. Especialmente creativa fue la intervención del excelente bailarín Christian Alessandria. Ya se sabe que piruetas y saltos acrobáticos no bastan, pero hay que hacerlos bien, y en eso no hubo objeción. Claro está que la música popular, y máxime cuando de tango se trata, es fácil caer en exageraciones, pero ése es un riesgo que no corren los verdaderos intérpretes.
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