El baby shower, otra costumbre importada
Tarde o temprano las costumbres extranjeras desembarcan en la Argentina. Es que en un mundo global como éste las modas viajan de una punta a la otra del planeta cada vez más rápido. Y así es como los días de San Valentín y San Patricio, por ejemplo, se fueron instalando en el calendario local como fechas obligadas de festejo, en las que los restaurantes están repletos de parejas y los bares venden litros y litros de cerveza. Un poco después llegó Halloween, y últimamente, lo más cool en verano es tomar un café frozen. Ahora es el turno de las embarazadas, que empiezan a festejar la llegada del bebe con el baby shower norteamericano.
"Yo tenía mucho prejuicio de importar una festividad y que no tuviera que ver con nuestra idiosincrasia. Investigué y me encontré con que en algunas tribus primitivas, incluso en el imperio inca, tenían una especie de reunión donde le enseñaban a la embarazada a respirar y le daban regalos, era una especie de baby shower. Y en las cuevas paleolíticas de Europa, en Polonia y Alemania, hay indicios de mujeres congregadas alrededor de una con panza", cuenta Susana Cavallero, que creó Hada Madrina para organizar estos festejos.
Juegos un poco excéntricos
"Cuando me hicieron el baby shower estaba embarazada de ocho meses y medio. Generalmente se hace cuando se está cerca del parto, nerviosa, y esto ayuda a relajarse un poco", dice Mercedes Correa, psicopedagoga de 30 años. Su agasajo consistió en un almuerzo con sus amigas más cercanas, tres de las cuales ya tenían hijos. "Aprendí a cambiar pañales, un tema del que no tenía ni idea, y también las etapas por las que pasa un bebe", recuerda.
El juego más típico en estos encuentros es tratar de adivinar la medida de la panza con un pedazo de papel higiénico que cada una de las invitadas va cortando según sus cálculos a ojo. Se hacen juegos de preguntas y respuestas, y tambi??n para adivinar qué significa el balbuceo de un bebe.
"Hicimos un juego que era como el de ponerle la cola al chancho, me tapaban los ojos y tenía que ponerle el rulito en el pelo a Emilia", cuenta Correa.
Cavallero agrega: "En Estados Unidos se hacen juegos que para mí son de mal gusto, como tomar algo feo en la mamadera. Acá las actividades consisten en obedecer consignas, como vestir al bebe, de a dos, y con las manos atadas. La pareja que más ropa logra ponerle en menos tiempo gana", relata Cavallero, convencida de que la embarazada debe pasar un buen momento.
Entre juegos, charlas y comida va pasando la reunión, que es una especie de bienvenida a la maternidad. Así como la despedida de soltera cierra una etapa, el baby shower celebra la llegada de una nueva vida. Además de contener a la embarazada, los invitados le hacen regalos para el hijo en camino. "Nosotros preparamos una lista de regalos, pero cuando la organizadora es la futura madre, una hermana o la cuñada siente que con una lista está obligando a las invitadas a gastar", sostiene Cavallero. Y agrega que el bolso listo tiene mucho éxito entre los familiares más directos, y que llega con todo preparado para salir al sanatorio a la hora señalada.
"En estos encuentros puede darse el caso de que se junta gente muy distinta entre sí o también grupos más homogéneos, como las compañeras de facultad. Me parece que mientras más diverso sea el grupo más enriquecedor resultará el baby shower. Si hay abuela o bisabuela les hacemos homenajes especiales, les ponemos baberos gigantes y les preguntamos cómo se vivía el embarazo y el nacimiento en su época –sigue Cavallero–. Y pueden contar cuántos tabúes existían: que la panza no se tenía que notar, que se fajaban, que tenían que hacer reposo aunque estuvieran bien... Tenían que dejar de ser mujeres para convertirse en madres, y había que tomar caldo de gallina porque era bueno para fortalecer la leche materna."
Aunque lo más común es una
reunión de mujeres que aprovechan para hablar de temas vinculados con la maternidad (el parto, el posparto y el cambio para la pareja), algunos festejos son mixtos. "El varón porteño no se engancha mucho. Y menos si es el acompañante de. En estos casos, la presencia masculina quita espontaneidad. Y es el ámbito donde la madre puede sacarse dudas o participar en charlas femeninas sobre temas que con el médico tal vez no se hablan", opina Cavallero.
"Lo principal es encontrarse con amigas, para lo que nunca hay tiempo suficiente, y hablar de lo que le pasa a la embarazada en un ambiente cálido", concluye Correa.
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