
"El artista no debe sentirse cómodo", dice Sanz
Hoy, a las 21, en el estadio de Ferro, el ascendente cantante español presentará los temas de "Más", un boom discográfico.
Nada perturba a este cantante de origen andaluz. Alejandro Sanz tiene la serenidad y actitud de un muchacho de provincia, aunque esté parado en el umbral de la consagración definitiva en la Argentina. Para el compositor español, el recital que dará en el estadio de Ferro, esta noche, parece ser un capítulo más de su vida, un peldaño de esa escalera interminable que viene subiendo desde sus inicios en la música.
"Ahora disfruto las cosas con más calma, es que lo más importante es poder seguir vivo", cuenta, y así se lo toma. Eso sí, promete: "El show será algo muy intenso. El momento más esperado de los músicos es poder tocar las canciones en vivo. Y es una de las situaciones de mayor riesgo para un artista. Por eso nos gusta tanto", afirma con tono andaluz.
Sanz es un fenómeno de ventas. De su última placa, "Más", que viene a presentar a la Argentina por segunda vez en un mismo año (la anterior visita fue en abril), lleva vendidas más de un millón y medio de unidades en España y cerca de 200 mil en el mercado local. Eso lo ubicó en un nivel de exposición que se le hace difícil de manejar. "Estoy componiendo una canción que dice: "Cómo se puede tener a la cabeza en la luna y sobre la tierra los pies". Todo alrededor de uno se vuelve extraño. Las fans que te persiguen y los paparazzi y todo eso. Pero nunca me creí nada. No entiendo que se te suba este rollo a la cabeza. Esa es una pose de los famosillos, pero no de los artistas. Si no, fijate la humildad de Paco de Lucía, que es uno de los más grandes. Creo que lo mejor es hundirse en la tierra hasta las rodillas para ver las cosas al ras del piso", confiesa, y le echa una pitada a su cigarro.
El joven de 29 años viene de una larga gira por ciudades de España, Estados Unidos y América latina, que culmina en este concierto en Buenos Aires; por eso, resopla: "Después de esto me tomaré un buen descanso". Sin embargo, no extraña.
La distancia no lo condiciona, aunque ande permanentemente fuera de su casa en Madrid. "Uno lleva el paisaje dentro. Y uno lleva sus raíces a todos lados, pero eso no significa que uno se debe quedar quieto en un sitio para toda la vida."
Ese espíritu es el que lo llevó a la música y a concebir un estilo donde poner todas sus inquietudes. "Al final, nosotros somos como una caja receptora donde se mete la información que recibimos. Todas las artes al final confluyen en un punto: ves un cuadro bonito, te gusta leer un buen libro y te gusta escuchar buena música. Todo eso, uno lo recicla y lo que uno entiende por belleza es lo que intentás plasmar en tu obra", explica el autor de la rumba "Corazón partío".
A su manera de ver, es un cantautor. "Lo que pasa es que siempre se le dio otro significado a esa palabra -dice-. El significado correcto es el que escribe y canta sus canciones, y eso lo hago desde mi primer disco. Pero el otro lleva una serie de connotaciones, como que debes haber pasado mucha hambre, tienes que estar siempre cabreado o tienes que estar despotricando en contra de los demás. Yo no soy así", aclara.
Si hay un culpable de que Sanz esté arriba de un escenario, grabando discos y haciendo música, es Paco de Lucía. "Haber escuchado esa guitarra, a los 7 años, fue lo que más me impresionó", relata, y agrega en plan de broma: "Me impresionó mucho más que la primera comunión, mira lo que te digo. Todos mis amigos escuchaban Parchís por esa época y a mí ese Paco realmente me volvía loco".
Esa guitarra se le instaló en su oído. Igual que el paisaje andaluz se le instaló en la retina. "Mis padres son de la zona de Cádiz y Sevilla, de la cuna de la cultura. Pero no he salido cantaor flamenco porque a eso hay que dedicarle la vida y además a mí me gusta hacer otras cosas."
Del flamenco al pop
Ese dolor y ese aire flamenco se cuelan en sus canciones, separándolo del resto de los baladistas. Lo suyo no es armar historias románticas y convencionales. Es intentar diferenciar lo bueno de lo malo. Por eso, menciona a la Madre Teresa de Calcuta y pone en el otro extremo a Bill Clinton y al ex dictador Pinochet. Por eso aclara que el amor no es su tema recurrente en su último disco. "En este trabajo una sola vez digo la palabra amor. Yo no hablo de amor sino de ese sentimiento grande que engloba muchas cosas; una de sus células es el amor, pero están la amistad, el odio, la ironía, el conformismo, el inconformismo, la lucha interna y externa, en mis canciones está todo", sostiene.
Toma un sorbo de agua, para refrescar esa garganta que suena gitana, y agrega: "Fijate si son pretenciosos los que hablan de las canciones de amor, como si ellos fueran capaces de hablar de algo más interesante que eso. Que no se dan cuenta de que después de tantos años y de tantos compositores escribiendo sobre el amor todavía no sabemos lo que es". Con cuatro discos editados y una popularidad que desborda por donde pasa, el compositor se refugia en sus otros placeres artísticos para hacer más desordenada una profesión que le intenta programar la vida con contratos, promociones y otras obligaciones comunes. "El artista no debe sentirse cómodo. Cuando eso sucede tienes que empezar a estudiar otro instrumento, tienes que vivir de otra manera, tienes que cambiar tus hábitos. Me ha pasado, pero he luchado mucho y pasé momentos malos de mi vida por eso." Esos aires nuevos en su caso los recibe del flamenco. En forma paralela a su discografía oficial, Sanz produjo el disco debut de la Niña Pastori, una revelación del cante en España, y se dedica a componer por bulerías. "Me gusta mezclar las cosas, pero esta otra parte mía es menos comprometida para mí, porque lo que estoy haciendo es entrar en un sitio que, aunque soy aficionado, me es ajeno. Al no ser un artista flamenco, eso me produce mucho más atrevimiento, despierta mi lado salvaje."
Trabajo paralelo
También ronda por su cabeza la idea de concretar un disco ciento por ciento de flamenco. "Quiero empezar un trabajo paralelo a todo lo que estoy haciendo ahora, pero armándolo de a poco. Llamaré a Paco y a mi gente para hacer una cosa muy exquisita. Tengo muchas cosas guardadas y escribo muchas coplas. Ese es otro mundo para mí, donde soy mucho más creativo", confiesa Sanz.
Otra de las cosas que más lo estimulan es salir definitivamente de su escondite, volver al origen y disfrutar de la simpleza de las cosas. "Allí donde más me molestan voy a estar. No me encierro tanto. Le estoy quitando importancia a esa cosa de la fama. Al final, te tienes que dar cuenta de que hay cosas más importantes. Antes, todos los sueños que tenía costaban dinero, porque a los 14 años no tenía un duro, y ahora los sueños que tengo y me interesan no se pagan con dinero. Si no, fijate cualquier atardecer. Con el dineral que me gasto yo en luces para el concierto y que llegue aquí de repente la naturaleza y te diga: "¡Toma, sin varilities ni nada, mira el espectáculo que te monto!""
En números
- 3.000.000 son los discos que lleva vendidos en todo el mundo por su último trabajo "Más". En España llegó a la cifra de más de un millón de unidades y en la Argentina vendió 200 mil álbumes.
- 30 personas forman la troupe, en la que está incluida su banda de diez músicos, que lo acompaña en esta gira-presentación.
- 40 metros medirá el escenario ubicado en la tribuna popular sobre la calle Martín de Gainza, que contará con tres pantallas gigantes para ver al cantante desde cualquier punto del estadio.
- 18 canciones más un popurrí de baladas y un breve set de flamenco integrarán el repertorio del recital. No faltarán clásicos, como "La fuerza del corazón", y temas nuevos, como "Corazón partío".
- 29 años es la edad de este joven cantante, que se ha convertido en uno de los músicos más populares de España, llenando por cuatro noches la famosa Plaza de las Ventas, en Madrid.
- 17 será la hora en la que se abrirán las puertas del estadio de Ferro Carril Oeste.
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