El arte de filmar sin dinero
Cuatro directores veinteañeros explican cómo concretaron sus óperas primas.
Tienen poco más de 20 años. Algo de dinero que sacaron de sus bolsillos -o de los de parientes y amigos devenidos productores ocasionales-. Y un espíritu dispuesto a sortear obstáculos con el que se lanzaron a filmar porque, dicen, "la cuestión era hacerlo ahora o nunca". Santiago Calori, Ana Katz, Mariano Torres Manzur y Francisco Varone, alumnos de la Universidad del Cine (FUC), forman parte de la camada de nuevos realizadores que desde "Pizza, birra, faso" en adelante se viene abriendo paso en el cine argentino. Como otros cineastas más conocidos -Pablo Trapero, Martín Rejtman, Bruno Stagnaro y Adrián Caetano, entre otros-, salen al ruedo con producciones que conforman el segmento de películas de bajo presupuesto. Ana Katz y Mariano Torres Manzur están por terminar de filmar: ella, "El juego de la silla", en video digital; él, "Los porfiados", en blanco y negro y en 16 milímetros. En tanto que Santiago Calori y Francisco Varone concluyeron -en los primeros días de febrero- los rodajes de "Ceibo y taba" (también en 16 milímetros y blanco y negro) y "Efecto caipira" (en video digital), respectivamente.
Las cuatro óperas primas son coproducidas por la FUC, lo que se traduce en el préstamo de equipos para la filmación y para la posproducción. De modo que directores y técnicos tuvieron que hacer una suerte de postas con los elementos que les facilitó la institución que dirige Manuel Antín.
Todos recurrieron a actores no conocidos -algunos, además, a conocidos que hicieron de actores-, a compañeros de estudio para los equipos técnicos y a locaciones prestadas. Salvo Ana Katz, el resto llega al largometraje con historias que pretenden una mirada irónica.
A toda voz
"Es una comedia negra sobre ex combatientes de Malvinas", dice Santiago Calori sobre "Ceibo y taba", cuyo guión se basa en una idea del actor principal de la película -Alejandro Ocón- y parte de una obra de teatro suya que ambos adaptaron para cine. "Justamente porque no me interesa ese tema fue que decidí abordarlo -comenta este cineasta de 22 años-. Estaba cansado de las películas de ex combatientes, que siempre son iguales. Y me gustó que este film sea una broma a todo eso."
Calori y su equipo trabajaron durante cinco semanas en una fábrica de La Plata y en distintos escenarios porteños, pero buena parte de la filmación se concentró en un departamento del barrio de La Paternal. De acuerdo con sus cálculos, lleva invertidos unos 12.000 pesos de sus ahorros en la producción del largo. "¿Es mucho o poco?", pregunta a sus compañeros, y sin que medie respuesta admite no tener "ni idea sobre el tema números".
"No se pueden calcular los costos: todo lo que usamos es prestado y a eso hay que sumar el trabajo de técnicos y actores. Aquí nadie cobra un mango , todo es esfuerzo", señala Ana Katz, ex alumna y actual docente de la FUC, que el año último viajó a diversos festivales internacionales con su cortometraje "Ojalá corriera el viento" y fue asistente de dirección de Trapero en "Mundo grúa".
Su ópera prima, "El juego de la silla", también tiene un origen teatral. De aquel periplo por festivales y de una idea que rondaba su mente hacía tiempo nació el borrador inicial. "En base a la historia que escribí, convoqué a seis actores que conocía porque estudié teatro nueve años. Empezamos a ensayar varias veces por semana y seguía reescribiendo lo que iba a ser una obra de teatro. Después empecé a pensar en una película y hablé con la FUC. Por otro lado, me había presentado a un concurso de coproducción del Teatro San Martín y gané. Así que cuando termine el film, empiezo a full con la puesta de teatro", comenta la realizadora, de 24 años. Katz contará la historia de una familia que vive en Buenos Aires. "Son cuatro hermanos -anticipa-. Uno de ellos reside hace ocho años en Canadá. Por cuestiones laborales vuelve a la Argentina por un día y entonces visita a su familia, que preparó una sarta de celebraciones para él. También hay una antigua novia que siguió en contacto con los familiares y lo está esperando. En ese reencuentro se generan varias situaciones inesperadas."
Esta ópera prima se filma en una casa de Caballito, que la directora usurpó con el consentimiento del padre, un psicoanalista de vacaciones. "Dimos vuelta los ambientes para ponerles muebles prestados. La pintura la aportó el tío de un chico del equipo -enumera Katz-. Y como además tenemos que filmar en un avión, hicimos un canje con una compañía aérea. En cuanto a la comida del rodaje, hay fideos de un proveedor del Servicio Penitenciario que consiguió otra chica. Todo el mundo aporta algo."
" Mangando aquí y allá", como indica Mariano Torres Manzur, de 24 años, de San Luis, también se reunió lo necesario para filmar la tragicomedia "Los porfiados". Su base de óperaciones está en un establo -prestado- de Bella Vista, donde se mueven sus personajes, integrantes de una banda terrorista. "Son marginales y viven entre animales -describe-. Los tipos son anarquistas. Es como si la película quisiera ser política, pero termina hablando de las bajezas humanas, porque estos personajes violan a dos chicas, se emborrachan, se drogan y empiezan a perder la ideología. Así que empiezan queriendo hacer una gran revolución y terminan mal." Para realizar su film, además del aporte de la FUC, Manzur contó con 5000 pesos suyos y 9000 que sumó uno de los protagonistas, "un abogado que consiguió el dinero a partir de un juicio que ganó un cliente suyo".
La otra ópera prima, provisionalmente titulada "Efecto caipira", se realizó en video digital con 890 pesos que puso su director y guionista, Francisco Varone. "Es una comedia exótica que narra un día en la vida de cuatro jóvenes: dos que necesitan plata y deciden afanársela a otro, y el cuarto, que parece estar muy descolgado, pero al final todo se une", comenta este joven de 24 años. "Inventé estos personajes para llenar ese día con anécdotas reales que fui recolectando durante dos años. Por eso siempre digo que es una historia de ficción basada en hechos reales."
Cómo llegar al estreno
Todos los directores argentinos lo saben: estrenar una película requiere tanto esfuerzo -y dinero- como hacerla. Los cuatro jóvenes cineastas no ignoran el tema. Pero aún les cuesta imaginar el derrotero de sus films una vez terminados. Por el momento, coinciden, en la lista de preocupaciones cercanas no está la salida comercial de sus operas primas.
"Creo que el camino de "Efecto caipira" está en los festivales. Si eso sale bien, calculo que el paso siguiente es ampliar el film a 35 milímetros y tratar de llegar a los cines. Por ahora, quiero apuntar al Festival de Cine Independiente de Buenos Aires, que se hace en abril y es una buena vidriera. Porque no tengo tan claro cómo sigue la carrera", se sincera Francisco Varone.
Con igual franqueza, el realizador de "Ceibo y taba", Santiago Calori, dice: "Mi idea es ver si se consigue una distribución o lo que sea. Nos gustaría hacer un armado previo del film en video, para empezar a mostrarlo en mayo y ver qué pasa. Esa es la parte más terrible del camino. Pero en este momento no estoy tan pendiente de ese aspecto como de concluir el film".
La directora de "El juego de la silla", Ana Katz, reconoce que "estrenar es un tema complicado"". Pero no se desespera. "Hay que darle etapas a toda la experiencia que implica hacer una película", comenta. "Viví la experiencia de "Mundo grúa" muy de cerca -agrega-; pude ver lo que es laburar desde el bajo presupuesto y llegar a otras cosas. En ese sentido, creo que se puede llegar a estrenar. Estos son proyectos que funcionan en un espacio determinado. Y creo que hay que moverse estratégicamente dentro de ellos. Cada película tiene su lugar."
- 1
- 2
“Está furiosa”: la reacción de Jennifer Lopez al ver las fotos de Ben Affleck y Jennifer Garner divirtiéndose juntos
- 3
Shakira en el Campo Argentino de Polo: todo lo que hay que saber antes de sus shows porteños
- 4
Jennifer Garner no estaría dispuesta a volver con Ben Affleck: “El sentimiento no es mutuo”