Eduardo Feinmann: "Conmigo no hay término medio o me aman o me odian"
En una charla íntima, el periodista habló con Personajes.tv sobre todo: sus fuertes enfrentamientos televisivos, su vida privada y por qué no tuvo hijos
Varios llamados, algunos mensajes de texto… Dos meses de negociaciones: Eduardo Feinmann se resistía a esta entrevista con Personajes.tv. "¿A quién le interesa mi vida", decía. Finalmente, aceptó y llegó puntual al barcito de Villa Freud donde nos encontramos.
-¿Sos así o es un personaje?
-Para hacer un personaje tenés que ser un actor. Y yo actor no soy. Yo pienso lo que pienso desde siempre. Aquel que me escuchó durante estos últimos 16 años, sabe que pienso exactamente lo mismo. Estoy en contra de los delincuentes, de los narcotraficantes, de los drogadictos, de los piquetes, de los violadores… Siempre lo dije. No sé por qué ahora tengo más visibilidad. No entiendo el fenómeno, la verdad.
-Le servís mucho a los programas de archivo...
-Sí. Varios programas tendrían que llamarse "Eduardo Feinmann y seis informes más".
-¿Eso te divierte o te enoja?
-Al principio lo sufría y ahora me resbala, me tiene sin cuidado. Me vienen castigando hace mucho.
-En una época a José Pablo Feinmann le decían "el bueno" y a vos "el malo".
-El bueno soy yo, el otro es un pelotudo.
-¿Son familiares, no?
-Sí, es primo hermano de mi papá. Las navidades las pasaba en su casa.
-¿Por qué decís que es un pelotudo?
-Siempre lo fue. Era la oveja negra de la familia. Y siempre era tratado como un pelotudo. El inteligente, el importante, era su hermano, Enrique, el homónimo de mi papá. Este siempre fue un tarado, y sigue siéndolo.
-¿Pero cómo te cae que te llamen "el malo"?
-Prefiero que me digan que soy el malo, el hijo de puta, el difícil y no que piensen que soy un boludo. Tampoco que me digan galán como está de moda ahora con otros periodistas. Eso no me interesa.
-Este año tuviste muchos romances...
-Todos inventados, todos mentira. Lanata también lo sufrió, porque galanes éramos Lanata, Doman y yo. A Lanata también le inventaron romances. A él con sus dos compañeras de trabajo, Guadalupe Vázquez y Luciana Geuna. Y a mí con Marcela Tauro, que trabaja conmigo. También con Raquel Mancini y con una tucumana.
-¿Eso no te divirtió? A todos los hombres les gusta que les digan galanes.
-No, no. Soy cero facha. Soy enano. Mido 1,68. No me da el piné. No sirvo para eso. Lo mío es el periodismo de actualidad, el periodismo político.
Prefiero que me digan que soy el malo, el hijo de puta, el difícil y no que piensen que soy un boludo
-¿Te enojás tanto como se ve en pantalla?
-Sí. Y a veces me voy a mi casa y digo: "¿Habré estado bien? ¿Me habré ido de la línea?" A veces lo pienso.
-Da la sensación de que estás muy seguro.
-Sí, estoy seguro de lo que digo y de lo que pienso, pero a veces viste, qué sé yo.
-A veces hay una línea que se pasa, como tratar mal a alguien. Uno está tan enojado que no se da cuenta.
-Y puede ser, puede ser. Soy humano. No soy una máquina. No soy un robot, me equivoco. Y cuando me equivoco, pido disculpas.
-¿Son tus enemigos los estudiantes tomadores de colegios?
-No son mis enemigos, yo creo que yo soy enemigo de ellos. O sea, para ellos yo soy su enemigo. Creo que están acostumbrados a que todo el mundo les diga a todo que sí. Y yo defiendo valores, son los valores que me enseñaron mis padres, mis abuelos.
-¿Te encontrás con gente que piensa como vos?
-Exactamente. Hay una mayoría silenciosa que piensa como nosotros... Estoy casi convencido que vos pensás de la misma manera. Creo que si nos ponemos a charlar te vas a dar cuenta.
-No sé... A veces tus pensamientos parecen muy autoritarios.
-¿Pero por qué? Si yo no trato de imponerle nada a nadie. Yo sólo digo lo que pienso. Al colegio se va a estudiar, no se va a tomar el colegio. Eso es un delito. Eso es lo que yo creo, yo estoy convencido, pero no se lo trato de imponer a nadie. Lo que pasa que no se bancan que se los diga, yo creo que ese es el tema. Están acostumbrados a que todos les digan todo que sí.
-¿Tuviste prejuicios con algunos personajes, como Malena Pichot?
-No, no. Le hice una nota, me divertí mucho.
-Pero pensabas que era una drogona.
-Bueno, pero ella admite que se droga. Lo admitió públicamente, yo no lo inventé.
-Y le fuiste al choque con eso. ¿Por qué?
-Porque no concibo que en los medios de comunicación hagan apología de la droga, ¿entendés? Malena es una chica que tiene un público joven que la sigue. Si ella dice que fumarse un charuto está bueno, creo que hay muchos chicos que la van a seguir. Lo que haga la gente en su casa me importa nada, ¿viste? Pero la apología es horrible, además es un delito.
-¿Entonces?
-No soy enemigo de nadie, sólo pienso distinto.
-¿Decís que a vos no te molesta que ellos piensen así, sino que a ellos les molesta que vos no pienses como ellos?
-Exactamente, yo creo que ellos son los fachos. Daría mi vida porque ellos sigan diciendo las cosas que dicen, y creo que ellos me matarían si pudieran. Me eliminarían de la tierra para que no diga más lo que pienso.
El facho es el que me dice que soy facho
-¿Pensás que el Gobierno procede de la misma manera?
-El Gobierno para mí ha incentivado en la sociedad divisiones que son impresionantes. Y yo considero que eso no es democrático. Y yo soy profundamente liberal y democrático.
-Cuando te dicen que sos facho, ¿te sentís identificado?
-El facho es el que me dice que soy facho. Y si ser facho es estar en contra de los delincuentes, en contra de los violadores, en contra de la droga, en contra de los narcotraficantes, en contra de la comisión de delito, bueno, soy facho. Pero yo no lo creo. Me parece que eso es querer una sociedad normal, vivible, qué sé yo.
-Supongo que nadie está a favor de los delincuentes, creo que se refieren a respetar sus derechos.
-Bueno. Entre los derechos de un delincuente y los derechos de una víctima, me quedo con los derechos de la víctima. Yo me pongo del lado de la víctima, siempre. ¿Vos tenés hijos, no?
-Sí.
-Creo que cuando una mujer es mamá o un hombre es papá la cabeza le cambia completamente. Yo no lo soy pero...
-¿Por qué no tuviste hijos?
-Porque no se dio. Estuve casado dos años y hubo un momento de roces en la pareja, entonces ella me planteó: "Tengamos un hijo para salvar el matrimonio". Y en ese momento tenía un estudio jurídico que además de hacer lo comercial, tenía cinco divorcios. Noté que en los cinco había un elemento que era común: todos tenían hijos y por lo menos uno de los hijos era para salvar la pareja. O sea, no había servido de nada. Entonces, en ese momento le dije a mi mujer: "No, hagamos una cosa, salvémonos nosotros como adultos, si es que podemos, y después vemos". Y me separé, no funcionó.
-¿Nunca más tuviste novia, pareja…?
-No hablo de mi vida privada.
-¿Por qué?
-Me da vergüenza, y a nadie le interesa.
-¿Tenés amores ocultos?
-No. No tengo nada que ocultar. Mi vida es tan cristalina que voy a los lugares que todo el mundo va, no me escondo. Que no hable no quiere decir que oculte, sólo no cuento.
-Pero todo el mundo quiere contar si está enamorado.
-Yo no. Soy muy reservado. Ni a mis amigos les cuento.
"Me da vergüenza hablar de mi vida privada"
-Trabajás demasiado.
-Yo soy una máquina de laburar. Estoy 16, 18 horas por día laburando. El trabajo es mi vida. Cuando tenía 12 años soñaba con ser lo que soy. Mi papá volvía a las nueve de la noche de trabajar y nos sentábamos a ver el noticiero porque a mí me gustaba mucho. Veíamos a Mónica y César. Y yo le decía: "Quiero ser como esos dos señores que están ahí", "Sí, Eduardito sí, seguí soñando", me contestaba. Y hoy estoy conduciendo un noticiero.
-¿Pero te recibiste de abogado, no?
-Soy abogado, sí. Mis papás querían que fuera abogado. Eramos una familia tipo, de clase media alta de Belgrano.
-¿Ejerciste?
-Tres años. Hacía mucho derecho comercial, porque atendía los temas de la empresa de mi papá.
-¿Quién te dio la primera oportunidad para trabajar como periodista?
-Santo Biasatti, en Radio Del Plata. Yo tenía 23 años y me mandó a hacer un móvil. Era el 1° de Mayo de 1989, Alfonsín era presidente y estaba cayendo su gobierno. Santo fue mi gran maestro.
-¿Y seguís teniendo relación con él?
-No. Me gustaría, pero no. No sé si está orgulloso de mí.
-¿Por qué?
-Qué sé yo, por ahí mi línea de pensamiento no es la de Santo...
-¿Y en tele qué fue lo primero que hiciste?
-Con Daniel Hadad, El primero de la semana . Un lunes, Daniel se pelea con Longobardi y se separan. Y me voy a trabajar con él.
-¿Sos muy amigos de Hadad, no?
-Muy amigos, muy. Tenemos un cariño entrañable.
-Es una amistad muy conveniente. ¡Nunca te va a faltar trabajo!
-Hoy por hoy no trabajo para Daniel Hadad. Ni Radio 10 ni C5N son suyos. Además, no pasa por ahí. Nosotros éramos amigos antes de trabajar juntos. Yo era movilero de Radio Del Plata y él era movilero de Canal 2. Nos hicimos muy amigos en las guardias periodísticas. Y soñábamos con "algún día vamos a trabajar juntos, vos y yo". Pasó el tiempo, yo estuve en Radio Mitre durante seis años. Y después, cuando él deja de estar con Longobardi, se separan, me llama para trabajar con él. Y a partir de ahí, siempre seguimos trabajando juntos.
-¿Sentís que tu carrera siempre fue en ascenso?
-Siempre fue despacito. Yo la carrera me la tomo como una maratón, no como una carrera de 100 metros. No tengo ningún apuro.
-¿Corrés?
-No. Juego al tenis, soy fanático. Hasta el año pasado montaba. Pero me caí del caballo, me rompí tres vértebras... Volví, pero a fin de 2012 dejé de hacerlo. Tenía un caballo y lo vendí.
-¿Qué más hacés en tu tiempo libre? ¿Salís?
-Poco. Vuelvo muy cansado a mi casa y lo único que quiero es descansar. A veces juego a la Play. La uso mucho para ejercitar el cerebro, reflejos, rapidez... Como un gimnasio cerebral.
-¿Cómo reacciona la gente cuando te conoce?
-Al principio tienen cuidado, pero a medida que voy charlando, me dicen "Che, no eras tanto como parecías". La gente tiene mucho prejuicio.
-¿Vos no?
-Yo trato de conocer a la gente. Inclusive con gente que me ha insultado o me ha maltratado. Por ejemplo, Mauro Federico. Un día le dije: "Venite al noticiero y charlamos". Después terminó mandandome un mensaje: "Eduardo, la verdad que no te conocía". Y así con un montón de entrevistados.
-¿Pensás que tus críticas siempre son constructivas?
-Creo que sí. Es posible que mi forma de decir sea complicada. Pero sabés que mi mamá cuando era chico siempre me decía: "Sos Zapata, si no la gana, la empata". Era discutidor desde chiquito.
-¿A veces intentás parar ese personaje agresivo?
-No. Porque no me considero un personaje, soy así. A veces me digo "bajá un cambio". Me contengo.
-¿Por qué no te gusta hacer entrevistas?
-Porque lo sufro. ¿Vos creés que en este momento soy un tipo feliz? No. Estoy sufriendo.
-Decís que no te gusta hablar de tu vida privada pero recuerdo que una vez dijiste en la radio que Santiago del Moro y Marina Calabró habían tenido un romance.
-Comenté algo... A ver, como Lanata el otro día contó que Pablo Echarri salía con Nancy Dupláa cuando estaba embarazada... A él le contaron. Bueno, a mí me contaron ese rumor. Yo me tuve que bancar que ellos hablaran un montón de veces mal de mí.
-¿No te arrepentís de ese comentario?
-Qué sé yo, no.
-¿Después se vino el ataque de parte de ellos?
-Me tiene sin cuidado.
-Te hacés el duro. ¿No sos nada sensible?
-Sí, soy sensible. Lo que pasa es que mi sensibilidad la muestro mucho en mi vida privada. El que me conoce bien, sabe quién soy. Mis compañeros de trabajo con quienes estoy mucho tiempo, ellos sí saben.
-¿Estás bien con González Oro? Habló mal de vos en la tele.
-Lo que tenga que decirle se lo digo en privado.
-En general, a los periodistas, actores, actrices, cantantes les gusta que todo el mundo los quiera.
-No es mi caso. Conmigo no hay un término medio o me aman o me odian.
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