Eduardo De la Puente: "A la tele le falta dignidad"
El histórico conductor de la Rock&Pop habló con Personajes.tv sobre su nuevo libro, su situación en la emisora, su visión de la pantalla chica y su paso no consentido por los chimentos
La cita para la entrevista fue en lo que llaman "la cueva". La radio que cambió la historia de las FM de los 80 y marcó seguro a dos generaciones, pasó de contar con los estudios más avanzados del país a recalar en un edificio oscuro que se parece al de sus comienzos (el de Belgrano 270). Así lo afirma Eduardo de la Puente, uno de los pocos conductores históricos que le quedan a la Rock&Pop y que, junto a Juan Di Natale, conduce No vuelvas.
De la Puente, quien ya ha escrito ocho libros de cuentos, acaba de publicar su primera novela, La última tentación del rey Zumbabwe Ambaata, y se sentó a charlar con Personajes.tv sobre su pasión por escribir, su opinión sobre la tele actual a la que cree que "le falta dignidad" y varios temas más, incluido su corto protagonismo en las noticias de chimentos que causó que se separe de su mujer, Ana. Siempre con una sonrisa y alguna broma que saca bajo la manga, la conversación sobre su libro devino en su confesión acerca de lo incómodo que se siente al opinar sobre política en estos tiempos en los que los extremos se quieren imponer como lo políticamente correcto.
Además, fue inevitable hablar con él sobre la situación actual de la emisora y por qué siente que desde el pase de manos al Grupo 23 (de Matías Garfunkel y Sergio Szpolski), siente que fue lanzado directo a un casillero que reza: "Volvé a empezar".
K-zandar, un país con gente sin codicia
K-zandar es un país regido por Zumbabwe ambaata. Ese lugar siempre fue ignorado por la comunidad internacional, hasta que un día comienza a ser el objeto de la codicia de las potencias del mundo. El relato se centra en cómo cada una de ellas arma estrategias disfrazadas de causas humanitarias o ideológicas para poner un pie en esa región del planeta. El humor, lo bizarro y la ironía es la clave de su escritura.
-¿Cómo surgió esta historia de un país desconocido de Africa, K-zandar?
-Surgió de no sé dónde, como todo lo que escribo. Yo digo que pasó Godzila y dejó algo. Primero fueron 10 líneas hechas a mano y, como todo, algunas de esas cosas terminan siendo algo o no. Yo escribo por placer, es una diversión grande para mí como leer, ver una peli o matar monstruos con una play.
-No tener el objetivo de publicar, ¿te quita presión?
-Absolutamente. No tengo obligación de hacerlo. Por ejemplo, con esta novela estuve sin escribirla un año y medio porque no estaba bien de ánimo y me tengo que divertir.
-Me imagino que te divertiste mucho cuando comenzaste a describir qué hacía cada potencia para llegar a poseer las riquezas de K-zandar, cómo disfrazaban sus reales objetivos como causas humanitarias e ideológicas...
-Y no es descabellado porque donde hay petróleo los yanquis van a querer llegar, sea aliándose o derrocando. No es muy original la idea como ficción porque en la realidad pasa todo el tiempo. Lo que sí me causa gracia en un punto es que a los tipos de K-zandar no les interesa mejorar porque por religión y costumbres ya viven bien y no les hace falta más nada. Eso creo que los defiende del mundo.
-¿Creés que las personas se mueven más por lo ideológico o por la codicia?
-Creo que es más la codicia porque incluso desde lo ideológico se codician ciertas cosas. Por ejemplo la religión, al querer convertir a la gente para que se aferre a ciertas creencias, tiene la misión de imponerlas. Creo que los conflictos mundiales nacen a partir de eso, de ambicionar. El mundo se mueve por cuestiones económicas y eso genera ambición.
-¿La ideología está obsoleta? ¿Es más un objeto para manipular en pos de ese poder?
-Sí, son pocas las ideologías férreas. Si ves Rambo III, Rambo apoya a los talibanes y tres años más tarde es "¡Uh, papá! ¿qué hicimos?" [el film fue estrenado en 1998 y los Estados Unidos apoyaba a los rebeldes afganos en contra de la invasión rusa].
-Hay quienes tenían esperanzas de que la justicia de los Estados Unidos falle a nuestro favor en el caso de los fondos buitre, ¿qué lectura hacés de eso?
-Y no... es lo mismo que Rambo, los tipos hacen que vayamos para donde sopla el viento, pero el ventilador es de ellos. Mientras les sirva y te puedan sacar algo, por las buenas o las malas, lo hacen. No en todos los países se pueden instalar, ojo. A nosotros nos tienen agarrados de las bolas hace años con las deudas. Te dicen: "Yo soy tu amigo, te presto plata". Y bueno, agarrate, es un pacto con el diablo.
-¿Escuchás a la Presidenta?
-No mucho. No soy de enroscarme con cuestiones políticas porque es como (se detiene varios segundos)... Cómo decirte... Lo que se siente permanentemente es un intento de manipulación gigante.
-¿Por parte de quién?
-De todos. Más ahora que está tan polarizada la cosa. No puedo entender cómo no hay una apertura mínima para comprender una posición que está en el medio. Es decir, si te hablo del oficialismo, te digo: "Esto y esto está buenísimo, pero esto y esto es una cagada". Si te hablo de la oposición opino lo mismo. Yo estoy parado en medio de la calle y como mucha otra gente soy blanco de los motes de "oficialista de mierda" o "gorila de mierda" (se ríe). Entonces me parece que hay tanto doble discurso e hipocresía que no me puedo interesar por alguien a quien no le creo nada.
La Rock&Pop, sus nuevos dueños y Pergolini
-Algo que seguís disfrutando, además de la escritura, es la radio, ¿cómo describís esta etapa de la Rock&Pop después de que fue comprada a CIE por el Grupo 23?
-Siento que el año pasado caímos en un casillero que decía "vuelve a empezar". En un punto estamos empezando de vuelta. Por ejemplo, desde un punto de vista edilicio... (y extiende su mano para mostrar el pequeño y oscuro estudio). Esto se parece más a Belgrano 270 (la primera casa de la Rock&Pop) que a otra cosa (señala el empapelado dañado de las paredes). Esos fueron los de la Metro (radio del grupo que antes ocupaba este edificio), estamos pidiendo que cambien los paños, por favor, pero no hay plata. También hay muchos pibes nuevos. Algunos, potencialmente muy buenos, pero les falta horas de vuelo. Hasta en el caso de los históricos como Juan (Di Natale) y yo, es volver a empezar en el sentido de que jamás laburamos juntos en radio. Por un lado, está buenísimo este volver a empezar, pero por el otro ya llevamos muchos años como para empezar de vuelta. Tiene su encanto y su lado oscuro.
-Se nota el cambio edilicio si se compara con los estudios de Freire que ocupaban hasta fin del año pasado, ¿los afecta mucho?
-El cambio edilicio se puede tomar como una degradación gigante porque venimos de estudios con ventanales gigantes, con piso de goma, que es cómo deben ser los pisos, no de alfombra acrílica como esta (señala el piso) porque juntás estática y agarrás el picaporte de metal y te da un patadón. De todas maneras, acá me siento más en mi hábitat, desde afuera se puede ver como una degradación, pero a mí no me afecta en ese sentido.
-¿El cambio de manos y la nueva programación, influye en el perfil clásico de la radio?
-Somos pocos los históricos que quedamos y la mayoría es gente nueva. Eso te cambia el perfil y el discurso. De todas maneras la Rock&Pop se ha devaluado mucho como marca por las malas administraciones.
-¿Te referís a las administraciones que preceden a esta y a esta misma?
-A las que preceden a esta, sí. Ahí empezó el proceso de degradación o de desprestigio. Con esta administración no sé... no tengo idea. Por lo pronto, se labura muy cómodo, pero hay cuestiones internas que no terminamos de dilucidar.
Mario creció mucho para el lado empresarial y yo crecí mucho para el lado lúdico o hippie
-¿Qué tipo de cuestiones?
-Para dónde la quieren mandar. Se va a dar con el tiempo, mientras tanto nosotros nos clavamos en la burbuja, hacemos lo mejor que podemos y nos divertimos.
-¿Te cruzás con Mario Pergolini(actualmente el director artístico de la emisora)?
-No. A Mario lo vi el año pasado, en octubre, porque fui a Vorterix al programa de Dany Jiménez a presentar el disco de mi banda (Tristemente célebres ) y, al día siguiente, fui a verlo para agradecerle. Le llevé un disco, estuvimos charlando un rato largo, después no nos volvimos a ver.
-¿La amistad, en qué quedó?
-Dejó de ser amistad hace tiempo porque nos conocemos de muy chicos, hemos crecido juntos y es como cuando te vas abriendo de tus compañeros de primaria o secundaria. La vida te va abriendo caminos para un lado y para otro. Lo que pasó es que la vida nos iba abriendo caminos diferentes, pero seguíamos juntos. Entonces por ahí se comenzó a producir el choque. Visto con un trazo muy grueso, Mario creció mucho para el lado empresarial y yo crecí mucho para el lado lúdico o hippie artístico (se ríe). Hacer convivir esas "madureces", por así decirlo, es complicado. Entonces no hay nada personal, no hay historia, sólo que hemos cambiado.
-¿Escuchás Vorterix, la radio de Mario?
-No escucho nada ni veo nada (dice, como si cometiera una travesura y mira para abajo avergonzado).
-¿Cuál crees que es el futuro de la radio?
-La pregunta del millón. No sé. Creo que la radio se va a seguir sosteniendo como radio por una cuestión de costumbre. El proyecto Vorterix me parece importantísimo y muy de avanzada en cuanto a lo multimediático, pero tiene que ir muy de la mano del sonido y nada más. Es una radio, entonces, el apoyo visual que le des tiene que ir en un canal paralelo porque sino, en un punto, es como escuchar la tele.
-¿Escuchás AM?
-Cuando escucho radio es más AM que FM. Me gusta la radio dialogada. La FM se transformó un poco en eso, cuando la Rock&Pop nació, esa era su impronta, tener esa característica de la AM. Pero, en general, la FM lo hace como el orto. No puedo concebir que empiece un programa, se dé la bienvenida, la consigna sea "fileto o manteca", y no hacés más nada por cuatro horas. La Rock&Pop tiene otra filosofía, que aún mantiene. ¿Querés este tema que estoy podrido de escucharlo? Tomá. Pero ahora te doy este que no conocés. Hay que patear un poco el tablero.
La caja indigna, según De la Puente
-Estuviste bastante en tele, en el cable y en la tele pública, ¿tenés algún proyecto a futuro en la pantalla chica?
-No. El único que tengo en la cabeza es una miniserie de 11 capítulos, una ficción, pero como no sé escribir todavía para tele no he escrito nada. No me veo muy involucrado con la tele de hoy día, mientras pueda no ser panelista de un programa o no estar en un ciclo que vive de otros ciclos, que a su vez viven de otros, mejor. Hay que morfar, pero mejor no.
-¿Qué te gustaría hacer en la tele?
Me gustaría hacer un programa de gags, comedia, un Capusotto, Olmedo, pero eso es una inversión que no va a volver. Eso es algo que le falta a la tele. Falta humor con incorrección política. Pero eso ya no se puede hacer porque tenés que tener a los abogados a mano.
-¿Qué más le falta?
-Dignidad (se ríe). No sé. Ojo, no quiero que me etiqueten de "no veo tele porque estoy leyendo el Ulises de James Joyce". Estoy mucho con la play por ahí.
-¿Ves CQC?
-No. Sólo lo vi dos veces. Una para ver cómo habíamos salido y otra cuándo hicimos un especial en el Gran Rex.
-¿Por qué no lo ves?
-Porque ya sabía qué era. Ya desvinculado de CQC, el programa entra en el paquete general de la tele, no le presto mucha atención.
-Ustedes proponían una suerte de humor político, bastante neutral en un principio...
-Es que me parece que ahí es donde CQC vino a ocupar un lugar, que antes se generaba a partir de Tato Bores o de la Noticia Rebelde. Cuando nos dieron el Martín Fierro por programa periodístico me pareció una de las cosas más irónicas de la vida. Era un programa de humor disfrazado de noticiero, no era periodismo. Que se hayan producido hechos periodísticos es otra cosa. Si hubiera sido algo periodístico, tendría que haber tenido cierta tendencia, pero la tendencia era patalear contra quien sea.
-Desde Personajes.tv hicimos una encuesta una vez para saber qué trío de conductores gustó más. El de ustedes (con Juan Di Natale y Mario Pergolini) ganó con un 90%.
-¿Y con los tres chiflados qué pasó?
-Esos tendrían que volver…
-Estamos muy mal. Ojo, cuando entró Ernestina me pareció una cosa jugada, pero me dije está bien, pateemos para otro lado a ver qué sale. La entrada de Pettinato no me sorprendió porque él lo ambicionaba hacía rato. Hay gente que me dice en la calle que todo es una cagada, que tenemos que volver, pero bueno, la gente no se te va a acercar para putearte, en general.
Su paso por los chimentos como protagonista
-Lo que sí hay en la tele son muchos programas de chimentos, ¿los ves?
-No y no los entiendo. No sé si hago bien o mal porque me quedo sin charla en algunas reuniones.
-¿No te enterás de los escándalos más resonantes, como el de Jorge Rial o el de Luis Ventura?
-Sí, porque trascendió la pantalla.
-En esos casos, ¿a la tele le falta también dignidad?
-Es rara esa gente. Ahora los dos haciendo lo mismo que criticaban despiadadamente. Ojo, todos somos humanos, no los critico. Pero es raro meterte en los quilombos que vos mismo criticás y por los cuales destrozás a otros… es raro.
-Vos también fuiste criticado cuando supuestamente un hacker publicó en la cuenta de Twitter de Mariana Diarco unas fotos íntimas tuyas y de ella
-Sí, pero no me interesa. Salieron cosas [por las fotos] fuera de tiempo. Si me decís que eso era actual hasta enero, bueno, vaya y pase. Pero eso era de un momento en el que yo estaba desvinculado de mi familia. Fue feo porque estoy súper alejado de esas cosas y la gente, en general, es muy prejuiciosa y por saber una cosa tuya piensa que sabe todo de vos. Yo también, pero soy consciente y estoy abierto a otras versiones. Eso me angustió mucho, ahora no, pero fue una semana fatal. En Twitter, me puteaban de todos lados. Se dio una semana antes de empezar No vuelvas, pero el lunes, a las 4 de la tarde, empezó el programa y se terminó todo.
-¿Convenía que dure un poquito más para que se promocione el programa?
-No, porque no me interesa difundir lo que emprendo por esa vía. No es el público que busco. Hacer promoción de lo que hago a través de un escándalo mío, no.
-De todas maneras en Twitter mantuviste la actitud de que no te importaba lo que te decían...
-Sólo pedí disculpas públicamente a mi familia por lo que estábamos viviendo en ese momento. Eso fue todo, nada más. ¿Qué voy a hacer? ¿Explicarle a la gente qué? Tengo la seguridad de qué quiero y qué hago. Lo que piensen de mí a partir de eso no me importa.
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