Ecos del escándalo escénico en Londres
En la columna de la semana pasada comentamos el insólito episodio ocurrido en el Vaudeville Theatre de Londres, en la noche del estreno de una nueva puesta, por Linsay Posner, de Tío Vania , de Chejov, en la que Laura Carmichael (lady Edith Crawley en Downton Abbey ) debutaba en el papel de Sonia. En el maravilloso diálogo final de Sonia con su tío Vania, retumbó en la sala el vozarrón del ilustre director británico sir Peter Hall (81), exclamando: "¡Basta, basta! ¡Esto no va y ustedes no van! ¡Yo podría estar en mi casa tranquilamente viendo televisión!". En su reseña del Guardian de Manchester, el crítico Michael Billington alude apenas a lo sucedido: "Éste es un mundo de samovares, sólidos muebles y carpetitas al crochet (?) La versión de Christopher Hampton es límpida, fiel y aguda (?) Los últimos minutos de la producción fueron estropeados por una perturbación en la sala".
Conviene aclarar que, en contra de lo comentado inicialmente por la prensa británica y reproducido por nosotros en la columna del pasado 14 de noviembre, los actores siguieron dialogando hasta terminar la obra: Laura Carmichael (25) no se inmutó, pero Ken Stott, que interpreta a Vania, "estaba furioso -según Stephen Moss, también en el Guardian-, pero él mismo suele interrumpir una función para reprobar a espectadores ruidosos". También Moss informa: "Yo estaba en una butaca cercana a la de sir Peter y cuando Sonia enuncia "la vida debe seguir", Hall dijo: "Por favor, no, terminen ahora, esto parece algo en televisión". Resumen de Moss: "Fue fantásticamente teatral, mucho más que todo lo que presenciamos en las anteriores dos horas y media".
Lo concreto es que la Carmichael se ganó una ovación de pie; la crítica, en general, le ha sido favorable. No tanto con Stott y la producción en general, estimada correcta, pero sin aportar nada nuevo a las puestas tradicionales de la obra. Un vocero de sir Peter intentó explicar que lo ocurrido era verdad, "pero sus palabras no fueron dirigidas a un actor en particular, o al espectáculo en general". El empresario del Vaudeville manifestó, en el London Evening Standard: "Acompañé a sir Peter, que se retiró de inmediato, hasta la salida y estaba encantado, elogió muchísimo la puesta y los actores".
En ese mismo diario, Hall reiteraba, al día siguiente del estreno, que el codazo de su mujer lo arrancó violentamente del semisueño en que había caído, y que, confundido, no se dio cuenta de dónde estaba: "Le mandé una esquela a Laura Carmichael pidiéndole disculpas y elogiando su actuación, así como la de todo el elenco". La consecuencia de todo este barullo es que el público acude en masa a ver este Tío Vania -programado hasta el próximo 16 de febrero, ahora se piensa seguir sine die -, y Carmichael, ya reconocida por su papel de lady Edith en Downton Abbey , se ha convertido, de la noche a la mañana, en la actriz más festejada del Reino Unido.