Ecos de Nureyev
Fiesta: después de 26 años, se repone en el Teatro Colón la magnífica versión del bailarín ruso de "El cascanueces".
Pasado mañana se estrenará, conMaximilianoGuerra y la francesa Aurelie Dupont, "ElCascanueces", la única obra que el genial bailarín ruso montó en nuestro primer Coliseo y que en su momento bailó junto con Olga Ferri.
Su coreografía formaba parte del repertorio del Colón hasta que cayó en el olvido. Ahora, ese elenco y ese teatro recuperan una de las máximas creaciones del acervo tradicional. Sobre un cuento de Hoffmann, que transcurre en Navidad, con música de Tchaikovsky y espectacular escenografía y vestuario de Nicholas Georgiadis, uno de los máximos diseñadores de ballet, la magia de esta obra y las aventuras que relata son ideales para hacer vibrar la fantasía de chicos y grandes.
Escenas como la danza de los copos de nieve, el pas de deux del Hada de Confite y la lucha entre El cascanueces y el Rey de los ratones son algunos de los grandes atractivos para no perderse.
Cascanueces para la Navidad
Pasado mañana se estrenará en el Colón el ballet con la música de Tchaikovsky
Rubiona, candorosa aunque de penetrante mirada, a los 24 años Aurelie Dupont es primera figura del Ballet de la Opera de París, con todo lo que este bagaje de tradición y escuela significa. Bailó en Buenos Aires en 1994, cuando su compañía actuó aquí. En ese entonces no hizo papeles protagónicos.
Ahora, el público la conocerá en su interpretación de Clara en "ElCascanueces", obra en la que hace pareja con MaximilianoGuerra. Ensayan a todo tren para estar a punto pasado mañana, cuando, a las 20.30, en el Teatro Colón, se estrene esta magnífica versión coreográfica de Rudolf Nureyev sobre la famosa partitura de Piotr Tchaikovsky. Las siguientes funciones de la pareja, con el Ballet Estable del Teatro Colón, serán el 20, 21 y 23.
"Nunca habíamos bailado juntos -dice Maxi-. Hace tiempo que conozco a Aurelie y siempre tuve ganas de actuar con ella." Es que Dupont ganó, en 1991, la medalla de oro, en la categoría junior, en el Concurso de Varna, el mismo certamen en el que triunfó Guerra hace diez años. Aurelie es diáfana en su personalidad y de ella emana una angelical seducción.
Fantasía para bailar
Las dos facetas son perfectas para expresar lo que siente su personaje, una adolescente que en la fiesta de Navidad recibe el regalo de un muñeco que rompe nueces con su mandíbula. Tras el festejo, alterada y feliz con su obsequio, cae en un ensueño en el que Cascanueces se transformará en un apuesto príncipe, aquel que la hará percibir otros sentimientos, quizá, los primeros de amor en un corazón que comienza a ser el de una mujer.
Esta versión se diferencia de otras porque el protagonista masculino realiza dos papeles. Así lo imaginó Nureyev, ya que en esta obra, sobre la base del cuento de E.T.A. Hoffmann, el personaje que desencadena la historia es el viejo y misterioso Drosselmeyer, padrino de la niña. Este personaje, el que obsequia el muñeco a Clara, realiza artilugios y parece tener poderes mágicos. Así, en el sueño de la niña, se transformará en el príncipe y vivirá con ella una apasionante aventura.
En todas las otras versiones de este ballet, Drosselmeyer, el príncipe y el Cascanueces son interpretados por diferentes bailarines. Aquí, los tres papeles se confunden, tanto como lo que imagina Clara, que oscila entre la ficción y la realidad.
Importada de París
En la Opera de París, Aurelie ha interpretado frecuentemente esta obra, donde asimismo se desdobla en el papel de el Hada Confite (Sugar-Plumb Fairy): éste es el pas de deux más brillante de la obra. La primera versión de este cuento hecho ballet se debe a Marius Petipa (suyo es el libreto) que, enfermo en esos momento, delegó en su asistente Lev Ivanov gran parte de la coreografía. Se estrenó en el Teatro Marinsky, de SanPetersburgo, en 1892 y fue la primera colaboración entre Petipa y el compositor Tchaikovsky. Más tarde, crearon juntos "El lago de los cisnes" y"La bella durmiente".
Aurelie está pensativa, compenetrada en su personaje y próximas actuaciones.
_¿Cómo define el estilo de los bailarines de la Opera de París?
_Tenemos una gran tradición, una técnica muy depurada y la exigencia es máxima, mas todo está aligerado por una especial musicalidad, por el estilo etéreo de nuestra escuela, que es luminosa y de enorme plasticidad. Con mi compañía, que cuenta con un enorme repertorio, tengo la oportunidad de bailar tanto los tradicionales como obras de estilo contemporáneo.
De lo que hice, me encantan "Romeo y Julieta" y el "Lago", pero ansío representar "Manón" (que en esta temporada repone la Opera) y llegar a hacer algo de Jiri Kylián, el coreógrafo que más admiro.
A fines de la temporada última, Aurelie tuvo ocasión de realizar el papel central de "Consagración de la primavera" en la versión de Pina Bausch, cuando esta excelente creadora alemana montó por primera vez una obra suya en el plantel parisiense.
"Me gusta la variedad en el repertorio. Si bien los papeles clásicos son la base, disfruté mucho al realizar la fuerte composición que significa el papel de la "Elegida" en "Consagración"."
_¿Cuál es su idea de Clara, el personaje que interpreta en "El Cascanueces"?
_Es una muchachita llena de alegría; posee honda emoción. Esa fiesta de Nochebuena no será como cualquiera: algo cambiará en su interior cuando despierte. Es un papel en el que, además de mostrar rasgos frescos y juveniles, requiere mucho de la bailarina en la parte técnica. Nureyev no hizo nada fácil para ninguno, porque, en principio, imaginaba sus coreografías según su gran técnica y así montaba los pasos, tanto para los protagonistas como para el cuerpo de baile.
Está acostumbrada a bailar coreografías de Nureyev: durante muchos años, y hasta su muerte, el célebre bailarín fue director de esa compañía, que actualmente cuenta con la mayoría de sus obras coreográficas, entre ellas, "Raymonda", "La Bayadera", "La bella durmiente" y "ElCascanueces".
Importada de París
Por su parte, Maximiliano está muy habituado a interpretar los papeles protagónicos de casi todas las obras de Nureyev: cuando se incorporó al Ballet de la Scala de Milán, compañía que asimismo tiene en su repertorio gran parte de lo que creó Nureyev, se estrenó, justamente, con"El Cascanueces".
_¿Es verdad que Nureyev era muy exigente con respecto a los intérpretes que bailarían sus obras?
_El concedía o no el permiso y hacía una lista muy estricta de quienes en todo el mundo podían bailar sus obras. Cuando fui contratado por la Scala, su representante,Mauro Bigonzzetti, le habló de mí. Sólo luego de la aprobación de Rudolf pude acceder a la interpretación de sus obras, porque vio que tenía la suficiente capacidad para hacerlo. Tal el caso de esta obra como de "DonQuijote" y otras. Me emociona mucho hacer "El Cascanueces" aquí, en "casa", por primera vez. Es una pieza ideal para ser dada en esta fecha; debería ser una tradición que todos los años, en diciembre, se la repusiera. Es un cuento que transcurre en Navidad y que deja volar la imaginación de grandes y chicos.
_¿Cuál es tu visión de los dos personajes que interpretarás?
_Me parece fascinante lo que hizo Rudolf en cuanto a tomar personalidades diametralmente opuestas para ser interpretadas por el mismo bailarín: Drosselmeyer es un hombre anciano, con una leve renguera, lleva un parche en un ojo y su imagen es algo diabólica, aunque demuestra gran afecto por Clara. Manipula todo como un hechicero, desde lograr que los muñecos cobren vida hasta imponer los sentimientos en el alma de la chica.
Luego, ese ser singular y poco simpático se convierte en el gentil y caballeresco príncipe que cumplirá todos los deseos de su dama. Para un artista son papeles que exprimen distintos lados de la actuación, un tour de force que el propioNureyev quería exponer de su polifacética personalidad.
_¿Cuáles son sus deseos para esta Navidad?
Maxi:_Con respecto a mi país, que continúe la democracia, que la gente tenga plena conciencia de cuáles son sus obligaciones y, sobre todo, de sus derechos, y que las cosas se sigan sabiendo para que todos podamos vivir en paz y tengamos fe en el futuro. Desde el escenario, quiero desearle al público muy, muy felices fiestas...
Aurelie: _Mis deseos para este nuevo año son viajar más al extranjero para tener la oportunidad de bailar con bailarines como Maximiliano, que me parece grandioso. Y, por supuesto, continuar desarrollándome en mi querida compañía...
Herencia de un divo
Aleth Francillon, menuda, cordial e interesada en todo lo que se habla, es la repositora de "ElCascanueces" de Rudolf Nureyev y de muchas de sus otras obras, sobre todo, las que el gran bailarín montó en la Opera de París. Allí, Aleth trabajó codo con codo con el temperamental artista, que pulió hasta el infinito las posibilidades técnicas del elenco y es heredera de su patrimonio coreográfico. Nureyev se dedicó, sobre todo, además de seguir en su brillante carrera de bailarín, a realizar sus versiones de los grandes clásicos. Todas tienen su particular estilo, un sello que imprime tecnicismo de alto nivel así como rapidez y expresividad en los fraseos. Francillon cuenta que comenzó a colaborar con él en la Opera, aunque más tarde lo hizo en la Scala y en otros teatros del mundo. Es una de las pocas personas autorizadas universalmente por la Fundación Nureyev para el montaje de sus obras.
"Especialmente ocurre con El Cascanueces, porque esta obra la trabajamos juntos en 1985, cuando él la puso en la Opera de París. Asimismo, soy repositora de sus versiones de La Bayadera, Lago de los cisnes,Don Quijote y Cenicienta. Como director de la compañía era muy estricto, tanto como lo era consigo mismo;no perdonaba nada a los demás, como no se disculpaba él, pero era muy alentador cuando veía talento e instaba a la gente al continuo progreso. Trabajaba mucho. Su estilo coreográfico en su mayoría era sobre la base de los ballets tradicionales, de una gran musicalidad, nunca ilustrativo o de relleno. Sus obras son muy difíciles técnicamente; hay cantidad de fraseos y pasos que habitualmente toman más tiempo y que él agilizaba para hacer, por ejemplo, tres en un solo tiempo. La técnica que requieren sus obras nunca es gratuita, no busca el impacto ni la bravura exhibicionista, sino que está profundamente aliada con lo que sienten los personajes, el argumento y la expresión del movimiento en sí."
Pequeñas y grandes cosas
Esto, según explica Francillon, hace que "las pequeñas cosas, las más insignificantes, se conviertan en partes interesantes y con emoción. Todas sus obras son muy demandantes en tecnicismo;los bailarines deben estar muy preparados. Nureyev exprimía la interpretación de cada paso. Nada es facilista, nada es pirotécnico. Sin embargo, en sus coreografías se lucen tanto el cuerpo de baile y los solistas como los primeros bailarines. Pensaba en todos y tenía un gran refinamiento en su visión de la danza clásica. Sus indicaciones eran precisas; sabía muy bien lo que quería, aunque muchas veces discutíamos cuando yo pensaba que algo se veía mejor haciéndolo de otra manera. A pesar de nuestros fuertes temperamentos (tengo lo mío, no lo dude), siempre llegábamos a un acuerdo positivo. Sus obras son complicadas para bailar, diría, un poco contra natura, pero si los bailarines entienden su lenguaje indudablemente elevan su arte. Fogoso y muy exigente, amaba ante todo la danza y lo entregaba todo."
Cuando el genio pasó por Bs. As.
El 7 de abril de 1971, Rudolf Nureyev, en la cúspide de su talento, creó oleadas de admiración y furor indescriptibles cuando estrenó, en el Teatro Colón, su versión de "El Cascanueces", única obra que montó para ese elenco. La primera bailarina argentina que actuó con él fue Olga Ferri. En un segundo reparto, su compañera fue Norma Fontenla. Lamentablemente, poco después su magistral obra se perdió del repertorio, así como poco de la escenografía y vestuario lograron sobrevivir.
En la actualidad, en los talleres del Colón se están recuperando trajes y decorados originales, además de hacer nuevo aquello que no tiene solución. Pero los que vimos aquellas funciones no olvidaremos el impresionante árbol navideño que literalmente crece en escena en el fin del primer acto y, por supuesto, el carisma de Nureyev interpretando a Drosselmeyer y al príncipe: era imponente.
En ese entonces, en la desaparecida revista Siete Días, el artista me concedió un reportaje. En tanto estaba alerta a lo que hacía la orquesta, daba instrucciones a los bailarines y charlaba con Ferri, por quien tenía gran respeto, tomaba una bebida caliente (té con vodka) y se dejaba arropar por un poncho de vicuña para no enfriarse entre ensayo y ensayo. Todo Buenos Aires estaba siguiéndolo y sus anécdotas de divo dejaban pasmada a la prensa. Le encantaba caminar solitario, algo que podía hacer muy poco, asediado por fans y paparazzi.
"No me llamen Rudy"
Entre otras cosas, me contó: "No me gusta que me llamen Rudy; ese diminutivo me lo pusieron en Inglaterra. Mis amigos me llaman Rudolf (lo deletrea) y así es como quiero que me digan."
A la pregunta de si creía en la gente, respondió: "Creo y me desilusiono permanentemente. Soy terriblemente impulsivo. Especialmente, con lo que respecta a mi métier. No soporto los errores. Me descontrolo cuando advierto que en algo se filtró la improvisación. Pero no piense que soy una persona de carácter agrio. Me encanta dar."
De ahí, el tema del amor:"Cuando amo, me entrego el ciento por ciento. Quisiera dar, siempre dar más. Me gusta ofrecer lo bueno, lo que sea constructivo para quien está conmigo."
De su carrera:"Nací para ser bailarín. Es mi vida, mi oficio. No hay otro camino para mí. No soy un perfeccionista. Esto implica estar siempre en desacuerdo con todo. Perfección también significa frialdad y no me gusta ser esclavo de un mecanismo que funciona sin sangre. Soy vital y aprendo a disciplinarme, que es un tipo de perfección."
Bailó tanto obras de danza contemporánea como clásicas, en lo que fue un as. "Hice obras de Béjart , de Martha Graham y de otros. Me siento feliz en lo tradicional como en lo moderno. Por suerte, en la danza no hay enfrentamiento de facciones. Lo importante es que las coreografías ofrezcan al bailarín la posibilidad de dar algo nuevo, no importa el estilo en que se exprese."
¿Bailar? "Trabajando creo que viajo al fondo de mí. Siento que muero y renazco. El mundo desaparece: sólo queda en pie la danza y Nureyev". La receta de su cóctel favorito, el Negroni: gin, vermouth blanco, Campari y una rodaja de naranja.
"¡Estrepitoso, pruébelo!"
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