Dos óperas de Dallapiccola para una misma denuncia
Hoy suben a escena Volo Di Notte e Il Prigionero, dos obras sobrela lucha por la libertad y la equidad, según su director musical, Christian Baldini
Existe un hilo que conecta a Christian Baldini, el director y compositor nacido en Mar del Plata, con la obra de Luigi Dallapiccola. Va más allá del momento en el que hace dos años, al finalizar Requiem de Oscar Strasnoy, la ópera que marcó su debut como director en el Colón, le confiaron la dirección musical de Volo Di Notte e Il Prigionero. Ese hilo está en su espíritu y en su formación. Su padre nació en la misma ciudad en la que vivió Dallapiccola y no fue sino hasta después de la guerra cuando llegó a la Argentina. Baldini creció escuchando las historias terribles de esos tiempos, experimentando esa cosa bicultural de vivir en un lugar y tener a su vez otra cultura asimilada. Por esto, hay una comprensión de la obra del compositor que va más allá de lo musical y que resulta de poder imaginar sus sentimientos y vivencias al momento de escribir las dos óperas cuya dirección musical tiene a su cargo a partir de esta noche.
"Fue un compositor que siempre me fascinó, uno de los grandes. La influencia que tuvo sobre todos los compositores italianos que le siguieron fue enorme. Creó un lenguaje absolutamente personal con un sentido dramático pocas veces visto en el siglo XX -explica Baldini-. El término dodecafonismo verdiano que utilizó para describir su lenguaje musical es muy acertado. Dallapiccola tomó parámetros de cómo debe ser el sistema dodecafónico, pero lo adecuó a sus necesidades y a su interés que es el de mantener una línea melódica absolutamente italiana y operística. Sus óperas están muy bien escritas para la voz en cuanto a registro y color. Es un dodecafonismo de una gran flexibilidad."
Para el director es una gran oportunidad que se le presenta al público argentino, a través esta puesta, de ser testigos del increíble talento del compositor italiano. "Hay mucha gente que no sabe quién fue Dallapiccola, persona de una gran formación, que mamó ópera desde su infancia. Existe la tendencia a creer que lo contemporáneo suena disonante y no es así necesariamente, hay música de una gran placidez y muy hermosa en estas óperas, que funcionan muy bien juntas."
Baldini observa de manera clara una evolución del estilo entre Volo Di Notte escrita en 1939 y basada en la novela de Antoine de Saint-Exupéry e Il Prigionero (1948), cuyo libreto está basado en el relato La tortura por la eperanza de Auguste Villiers De L'Isle-Adam y en La Légende d'Ulenspiegel et de Lamme Goedzak au pays de Flandres et ailleurs de Charles Coster. "Me atrevo a decir que existe un mayor dominio de la tensión dramática en Il Prigionero, que considero una de las grandes obras del repertorio operístico. Ambas tienen una gran flexibilidad rítmica y mucha plasticidad, es poco habitual encontrar un compositor que escriba en cada frase el color vocal que busca -explica Baldini-. A pesar de tener lugar en épocas muy diferentes y presentar situaciones disímiles, las dos denuncian lo mismo. Son óperas universales, la lucha por la equidad y por la libertad está hoy más vigente que nunca."
Como un excelente ejemplo para la sociedad califica Baldini lo que sucede en el montaje de una ópera. "Se tiene que dar una intrínseca colaboración en la que todo cuenta; el director es canalizar el talento que viene de varios lugares. Mi rol es el de apoyo para que los cantantes den lo mejor de sí. No siempre se va a estar de acuerdo con todo, pero hay que respetar que se es parte de un proyecto para que cada uno pueda llevar sus ideas al máximo", dice.
Baldini es el director musical y artístico de la Orquesta de la Universidad de California y un invitado frecuente de otras orquestas del mundo. "Cada sitio tiene su idiosincrasia, incluso dentro de un mismo país y si uno quiere aplicar las mismas reglas de trabajo en cada uno de los lugares se va a chocar con muchas paredes. Hay orquestas que necesitan una gran exigencia, una mano más dura y otras que funcionan mejor con imágenes poéticas. Yo me defino como un músico abierto y eso no quiere decir que no tenga una idea clara de lo que quiero con una partitura, lo que hay que ser es flexible en la manera de cómo conseguirlo. El director tiene que ser muy rápido de reflejos para descubrir inmediatamente las dinámicas de grupo".
Su carrera le exige mucha dedicación y acusa la falta de tiempo para componer. "Dirigir puede comer mucho tiempo de tu vida y para componer necesito estar tranquilo, alejado. No se puede pensar de una manera fresca si estás estudiando dos o tres óperas y varias sinfonías. Por eso componer se ha convertido en un lujo, quizás dentro de algunos años pueda, por unos meses, no mover la batuta. Algún día escribiré una ópera, Pedro Páramo de Juan Rulfo es una idea que me da vueltas", dice.
Haber sido uno de los tres finalistas en el Concurso de Jóvenes Directores del Festival de Salzburgo en 2012, así como haber trabajado con la Orquesta Sinfónica de San Francisco constituyen para Baldini un antes y un después. A su vez, agradece el haberse encontrado con grandes maestros. "Hay determinados momentos de la vida que te marcan y pueden darte una especial determinación y energía. No olvido jamás las palabras de mi abuelo: «Si uno tiene una hora, la puede desperdiciar o utilizarla para hacer algo importante». En eso estoy", concluye.
Volo Di Notte e Il Prigionero
Hoy, a las 17; martes y miércoles, a las 20.
Teatro Colón, Libertad 621.
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