Dora Baret, en la piel de un personaje clásico
Desafío: protagonizado y producido por la actriz y por Edgardo Nieva, "Un tranvía llamado deseo" se presenta desde el jueves en la sala Actor´s Studio.
Siempre se puede encontrar una nueva forma, original e inédita, de montar un clásico. Al menos esto es lo que piensa Dora Baret, que desde anteayer presenta, en el Actor´s Studio, su versión de "Un tranvía llamado deseo", de Tennessee Williams.
"Me interesa recuperar lo que me llevó a elegir esta profesión, lo simple, lo esencial", asegura Dora Baret que produce la puesta junto a su coprotagonista, Edgardo Nieva.
"Esto comenzó hace siete años cuando me convocaron de la provincia de Santa Fe para hacer "Un tranvia..." de una manera diferente, al uso del teatro independiente, vocacional -cuenta Baret-, lo hicimos con actores y un director de allá, no en la sala principal municipal sino en un teatro más chico con capacidad para cien espectadores. Siempre quise repetir esa experiencia en Buenos Aires ", agrega.
Pasaron varios años y una cantidad de intentos que no fructificaron hasta que, al tiempo que protagonizaban la obra "Queridas mías", Baret logró entusiasmar tanto a Edgardo Nieva como al director Julio Ordano, con la propuesta de contar la historia de Blanche Dubois y los Kowalski.
Formada en el teatro vocacional, la actriz y ahora productora tiene una idea bastante acabada de lo que quiere mostrar: "La idea es mantener el clima simple, esencial. Por ejemplo en este momento yo estoy cosiendo uno de los sombreros de Blanche y me apasiona. Yo soy de la época del teatro independiente, en aquellos tiempos pintábamos el escenario, arreglábamos el camarín- que es lo que estoy haciendo ahora en el Actor´s Studio- y después salíamos a escena", detalla Baret.
Una búsqueda diferente
Alejada del teatro comercial y lo que éste significa, "un productor que te corre para estrenar en dos meses", la actriz tiene como prioridad una búsqueda que la acerca a los textos de Tennessee Williams. "Este autor sigue siendo uno de los más utilizados en las escuelas de teatro, con él se aprende no sólo porque escribió grandes textos, sino porque tenía la esencia del teatro callejero. Un contacto directo entre la historia y el autor, eso es justamente lo que a mí me interesa recuperar", explica Baret. Con la idea de experimentar y de hacer sobre un escenario "sólo lo que me da placer", la actriz y productora cree que la sala elegida para la puesta, el Actor´s Studio de su hijo Matías, es ideal: "Es un desafío hacer Tennessee Williams en ese espacio, porque éste representa la esencia de la experiencia que queremos hacer, ya que es un ámbito reservado a obras chicas, independientes -afirma-; la idea es aprovechar al máximo el espacio, los actores estamos entre el público".
Decidida a respetar sus tiempos y deseos, Dora Baret parece convencida de lo que quiere ofrecer: "Esta es una puesta distinta, ni mejor ni peor que otras, pero sí un intento por hacer algo diferente".