Sigue sin esclarecerse la muerte de dos jóvenes en Buenos Aires en Vivo III.
Al cierre de esta edición, han pasado tres semanas de las muertes por electrocución de dos jóvenes durante uno de los recitales gratuitos del ciclo Buenos Aires Vivo III y, aunque todavía las investigaciones no sean concluyentes, la balanza comienza a inclinarse entre las hipótesis que existen sobre qué desencadenó la tragedia que enlutó al rock local. En el juzgado del doctor Juan Cicciaron se recibieron numerosos testimonios y se ordenaron pericias sobre los dos cables (uno que alimentaba de luz a una garita en el terreno lindante y otro que Edesur había tirado para dar energía a los puestos de comida) que aparecían como probables causales de la electrificación del alambrado en el que se apoyaron los fallecidos Raúl Alejo Lumille y Diego Aguilera, ambos de 21 años. "Hay algunos testimonios que dicen que el cable de la garita, al momento del hecho, estaba energizado y con las puntas peladas, mientras que el de Edesur no. Pero, por una cuestión de mínima prudencia, todavía no se puede asegurar que fue así", dice el juez.
Los incidentes, que incluyeron dieciséis heridos por apuñalamiento, tuvieron lugar durante el show –organizado por la Secretaría de Cultura de la comuna porteña– en el que se presentaron los Caballeros de la Quema y Divididos. Fue mientras tocaba el trío de Hurlingham que los jóvenes se electrocutaron y, prácticamente al mismo tiempo, se produjo un apagón del alumbrado público en buena parte del predio de Puerto Madero. La falta de luz fue aprovechada por un grupo de delincuentes armados con cuchillos para robar y herir a algunos asistentes.
Darío Lopérfido, secretario de Cultura del Gobierno de Buenos Aires, recogió los testimonios de algunos jóvenes que estuvieron en el concierto, aunque de inmediato envió a estos testigos a hablar con el juez. "Ese día se registró una cantidad de incidentes y actos de violencia absolutamente inusual, que contrasta fuertemente con los cuarenta shows de Buenos Aires Vivo en sus tres años de existencia. Apareció completamente destrozada la casilla de la que salía el cable que, según varios testigos, electrificó la cerca. Y era una garita dura, no se la podía romper así nomás. Cerca de ahí hubo roturas en el alambrado, por donde entró un grupo de personas armadas evadiendo los controles de Prefectura, que estaba a cargo de la seguridad. Y casi todos los chicos que fueron heridos coinciden en que fueron rodeados por grupos armados que los amenazaron y que, luego de que ellos entregaban dinero o grabadores, encima los apuñalaban. Evidentemente se trataba de grupos delictivos organizados."
La muerte de Aguilera y Lumille provocó la suspensión de los dos últimos recitales del ciclo, que iban a tener como animadores a Los Auténticos Decadentes y Carlos La Mona Jiménez, y a León Gieco y Mercedes Sosa, respectivamente. La idea del secretario de Cultura porteño es reprogramar el show de cierre, que iba a ser auspiciado por Amnesty como festejo por los 50 años de la Declaración Universal de los Derechos Humanos. Gieco, Sosa y la institución internacional están de acuerdo en hacer el concierto. "Los músicos, los pibes y nosotros tenemos la convicción de que no podemos dejarnos vencer por los vándalos", afirma Lopérfido. "Además, no queremos que se instale la idea de que no pueden hacerse cosas con el rock. Si acá hubo un grupo de hijos de puta que armó todo un caos, tenemos que hacer todo para averiguar qué pasó y colaborar con la Justicia, pero también instalar un discurso político que diga: «Ojo, no son los chicos. Un delincuente es un delincuente en cualquier lado». Porque hay quienes ven a los pibes como victimarios, cuando en realidad son víctimas. Y que no vengan a decirme que los niveles de excitación del rock llevan a la violencia: los tipos no estaban excitados cuando salieron de sus casas con cuchillos en el bolsillo."