Divertir al espectador
Pelearemos a la sombra / Dramaturgia: Miguel Kot / Intérpretes: Juan Manuel Romero, Pascual Carcavallo y María Dupláa / Dirección: Jorge Graciosi. Música y efectos: Michel Nehmed Alché / Asistente de dirección: Marianela Follonier / Duración: 60 minutos / Sala: El Pasillo, Colombres 35 / Funciones: viernes, a las 19.30 / Nuestra opinión: buena
En un tono de comedia realista, Pelearemos a la sombra, de Miguel Kot, no oculta su propósito fundamental de divertir al espectador con juegos de tenue tensión y pícaras observaciones en torno de las situaciones que crean dos personajes principales y un tercero, menos relevante, en un colegio secundario. Y lo cumple bien.
Todo ocurre en un aula, donde un alumno llamado Franco queda con su profesor de historia, Ricardo, un hombre bueno si bien algo débil de carácter, en ir a ver juntos un partido del Mundial de fútbol. Pero antes de hacerlo, el profesor le comunica al joven que llevará a la dirección el celular que le secuestró el día anterior por haber interrumpido la clase con una llamada.
Allí, además, citará a su madre para comunicarle que su conducta en el colegio deja bastante que desear. El chico le ruega que se lo devuelva, pero el profesor no tiene intenciones de hacerlo. Y allí comienza una serie de presiones mutuas. El alumno intenta recuperar su celular, para lo exige a su profesor que le dé clase, porque -como lo ha establecido la institución puede exigirlo si no quiere ir a ver fútbol. El docente no da el brazo a torcer, tratando de escapar lo más rápido posible de ese momento para ir a ver el partido.
En el medio aparece una profesora de la que Ricardo está secretamente enamorado, circunstancia que Franco conoce y aprovecha para extorsionarlo, diciéndole que pondrá su amor en conocimiento de ella y de la institución.
Y así, entre las distintas alternativas que producen estas pulseadas, a veces un poco ingenuas, pero graciosas, la pieza avanza y llega al final, atrapando al espectador con tres o cuatro pasajes frescos y reideros.
La escenografía es muy elemental: un aula bastante pelada, salvo por algún banco escolar y un escritorio. Juan Manuel Romero encarna al profesor (en un papel donde están un poco exagerados sus rasgos de hombre temeroso) y Pascual Carcavallo a Franco, el alumno despierto. os dos se ganan el apoyo del público por su soltura y simpatía. Como la profesora, los acompaña con eficacia María Dupláa, aunque el texto le da una menor posibilidad de lucirse.
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