Diego Berardo: "No debemos apuntar a un público específico"
El gestor cultural Diego Berardo es el nuevo director del Cultural San Martín, el emblemático espacio que el 8 de mayo cumplirá 50 años de actividad. Berardo viene de dirigir el Sabato Espacio Cultural, que depende de la UBA. En diciembre Enrique Avogadro, ministro de Cultura de la Ciudad, le propuso estar a cargo de este edificio modernista. Anteanoche, rodeado artistas y funcionarios, presentó la programación de artes escénicas [ver recuadro], un de los lenguajes de este centro que abarca las artes visuales, el cine, la música y una amplia variedad de encuentros y festivales. "Para mí es un honor dirigir al Cultural -apunta en charla con LA NACION-porque es el centro de expresiones contemporáneas más importante de la Argentina".
-¿No será mucho?
-No. En América latina este lugar tiene una representación muy importante en lo que tiene que ver con la creación artística y como ámbito receptor de los hacedores culturales de la ciudad.
-¿Con qué te encontraste? Por lo pronto llegaste luego de una situación delicada: tu antecesor, Diego Pimentel, fue acusado por acoso sexual y maltrato laboral; y ante la Justicia él reconoció su responsabilidad.
-No conozco mucho cómo fue la situación interna, sí conozco lo que hizo el Ministerio. En medio de una gestión que estaba construyendo protocolos contra la violencia de género, antes de que se expida la Justicia, el ministro Avogadro incorporó al equipo de Cultura a las dos denunciantes. Y puertas adentro encontré un lugar funcionando. El equipo anterior [que continúa en funciones] fue muy respetuoso y me esperó para definir la programación.
-Más allá de títulos de obras o de muestras, ¿qué perfil tomará?
-Así como me interesa la nueva escena contemporánea también me interesa quiénes forman parte de la nueva escritura. Apostamos a una programación amplia, diversa e inclusiva. Deseo que la mujer tome cada vez más protagonismo y que este espacio sea un lugar para discutir ideas. En lo referente a la música no usaría el término emergente pero sí deseo darle un lugar a los que realizan sus primeras experiencias.
-Durante la actual gestión de gobierno, el Recoleta se abocó a la escena de lo emergente. ¿El Cultural ahora también seguirá esos pasos?
-Nuestra propuesta es amplia. No debemos apuntar a un público específico como tal vez se hizo en el Recoleta para ayudar a su reconversión. Queremos que el Cultural sea un espacio para todos más allá de una voz vinculada a los jóvenes o adolescente de la ciudad. Eso pondría al Cultural en el lugar que tiene y que nosotros queremos potenciar.
-Si remitimos a datos estadísticos oficiales de audiencia durante la icónica gestión de Javier Torres en 1985 pasaron por acá más de 397 mil personas. En estos últimos 25 años en 2007, gestión de María Victoria Alcaraz, fue el año con menos público: 36 mil. En 2018 se llegó a 153 mil. En perspectiva, y aún habiendo sumado dos cines y una sala de teatro, se traza una historia con muchos zigzags...
-Hay enormes diferencias entre la realidad de 1983, con una ciudad en la que recién el Estado promovía a la cultura en un espacio de participación, a una metrópoli en la que tenemos más teatros y centros culturales que otras grandes ciudades. En los ochenta este espacio era el ícono cultural de la ciudad y fue un lugar fundacional de la democracia: acá se contaron los votos de 1983 y acá se juntó la Conadep para meter presos a los genocidas. Mi desafío es recuperar a esos públicos sin esperar llegar a la circulación de 1985. Mi apuesta es que la ciudad visualice que en el Cultural San Martín hay una programación de calidad.
-¿Te acompaña el presupuesto para cumplir con ese desafío?
-Se venía programando un promedio de 11 a 12 obras escénicas por año y este año serán 18, creo que en parte eso responde tu pregunta. Y aclaro que me designaron con un presupuesto ya otorgado.
-¿De cuánto es y qué actualización tuvo en relación a 2019?
-Es de unos 210 millones de pesos, aproximadamente, lo cual implica un actualización del 35 por ciento [por debajo de la pauta inflacionaria interanual). Gran parte de ese dinero está destinado al salario de los 210 trabajadores de planta permanente.
-Cuando Anahí de la Fuente, una de las trabajadoras que denunció a Pimentel, hizo pública su situación también habló de precarización laboral. Actualmente en el espacio Gigantogalería de la fachada se anuncia una muestra llamada, justamente, Desfasajes. A pocos metros cuelga un cartel que dice "20 mil pesos no alcanza".
-Sí, claro que lo vi. Hablo todos los días con los que forman parte de esa planta regida por contratos de locación de servicio. Lo primero que hice fue tener una reunión con los trabajadores porque sin ellos lo que pensemos no lo podemos concretar. Tienen un reclamo que considero justo, como los reclamos de todos ante una situación de un año inflacionario como el que hubo.
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