Desde la Atlántida, curación para el cuerpo y el alma
Las vibraciones de los cuencos de cuarzo contienen el secreto para reencontrarse con el equilibrio perdido
Basta rozar con varillas un cuenco de cuarzo para que esa vasija circular, construida artesanalmente a partir del cuarzo más puro, emita pulsos acústicos de alta frecuencia vibratoria. Según la leyenda, fueron creados en la Atlántida. Se los vio en Egipto, también. Y en el Tíbet, pero los cuencos tibetanos son de metal. La diferencia entre el cuenco de cuarzo y el tibetano estaría en que el metal trabaja más el cuerpo físico y el cuarzo el cuerpo espiritual, el alma. "Para que el cuerpo se enferme, primero se debe enfermar el alma. De manera que al armonizar el alma con el sonido armonizamos también el cuerpo; tanto el espíritu como la materia", reflexiona Marcelo Pietraccone, especialista en sanación con cuencos de cuarzo.
El increíble dios Thot . El sonido como energía transformadora aparece en textos egipcios remotos donde se describe la técnica que utilizó el dios Thot para construir las grandes pirámides. En sus enseñanzas, Thot explica que la vibración fundamental que da vida al universo es el amor. Que esta vibración combina el sonido (principio femenino de Dios) y la luz color (principio masculino de Dios). Utilizando esta tecnología, Thot habría logrado crear campos acústicos y lumínicos que al ser proyectados sobre los bloques de piedra y granito consiguieron que perdieran gravedad y levitaran, lo que permitió transportarlos y ensamblarlos con precisión geométrica.
Antecedentes egipcios. "En los templos egipcios se encontraron vasijas de alabastro que se asemejan mucho a los cuencos de cuarzo. Los hierofantes, sacerdotes de gran sabiduría, llevaban esas vasijas a las diferentes cámaras del templo y, según la nota musical con la que vibraba la vasija, se le asignaba a ese espacio sagrado un color, una geometría, una ecuación matemática y un diseño arquitectónico para crear un campo armónico de energía propicio para las ceremonias", apunta Pietraccone.
Pentagrama. El cuerpo se enferma cuando sus sonidos interiores se desajustan por procesos emocionales, y lo que hace el cuenco de cuarzo es devolverle al cuerpo su sonido natural. "Cada sector del cuerpo responde a una nota de la escala musical. A todo lo que es coxis y cadera corresponde la nota do; todo lo que es aparato digestivo, re y mi; el pecho responde a la nota fa; garganta, cuello, espalda y hombros, a sol, y los ojos, el cerebro y la mente, a la y si. Todo el cuerpo es una caja de resonancia. Y por la ley de resonancia, cuando una frecuencia similar a la de nuestro cuerpo vibra, nuestro cuerpo responde."
Silicio. La vida material está hecha de cuarzo, que es silicio; también nuestro cuerpo, que tiene componentes de silicio. Cuando el cuenco de cuarzo vibra, todo nuestro cuerpo responde a ese sonido porque le pertenece; le resulta familiar. Y como los cuencos tienen tonos de música pura, la célula responde a ese sonido y la pureza del sonido nos lleva a un estado de armonía. "Es curiosa la facilidad con que los chicos aprenden a hacer música con los cuencos. La mayoría de mis discípulos son adultos, pero muchos me pidieron autorización para traer a sus hijos. El resultado fue asombroso", sonríe el especialista.
El secreto . Recuerdos del futuro. La magia que tiene el sonido es que logra llegar a un lugar donde no participa la mente. El sonido llega directamente al alma y la mente no tiene que creer o no creer, o interpretar. "Pero el cuenco no genera la sanación: el sonido activa la memoria del cuerpo y éste recuerda el estado de armonía que tenía antes de enfermarse. Es la memoria de nuestras células cuando son activadas por el sonido la que recupera el estado de armonía. Porque uno es sonido, nuestro propio cuerpo es sonido", agrega.
Chakras. En la India, los investigadores establecieron los efectos vibratorios de los cuencos de cuarzo en relación con los chakras. Al chakra de la coronilla corresponde la nota si y el color blanco; al de la frente, la nota la y el violeta; al de la laringe, la nota sol y el azul; al del corazón, fa y el dorado; al del plexo solar, el amarillo y el mi; al del ombligo, el verde esmeralda y el re, y al chakra base, la nota do y el rojo rubí.
Ejercicio para la angustia. Si somos sonido, si el cuerpo es sonido, aunque no tengamos cuencos de cuarzo con nosotros, podemos curarnos con nuestra propia voz. "Los mantras, por ejemplo, tienen un efecto sanador. Cuando estamos en la panza de mamá, mamá y papá nos cantan y ese sonido es curador. Luego, en la infancia, las voces de mamá y papá nos recuerdan aquel estado de protección. Hay un ejercicio para armonizarnos cuando sufrimos estados depresivos o de angustia: inhalamos profundamente y luego cantamos siete veces la letra a. Con cada emisión de voz el corazón se abre como si fuera una flor de loto y el efecto es liberador. Esas siete aperturas del sonido hacen que automáticamente nuestro sistema nervioso se equilibre y se libere del estrés, la angustia, la depresión."
CUENCOS, CIRUGIAS DEL FUTURO
Pietraccone descubrió los cuencos de cuarzo casi por casualidad mientras buscaba información en Internet. El descubrimiento lo asombró y lo hizo ponerse en contacto con Guillermo Sias, la primera persona que trabajó con cuencos de cuarzo en el país y que fue su primer maestro. "En la NASA estudiaron las vibraciones de los cuencos y sus efectos y descubrieron que eran similares a las de los anillos del planeta Urano. Todos estos descubrimientos llevan a suponer que la cirugía del futuro estará basada en el color y el sonido. No es tan raro: el láser es una concentración de rayos de luz…"
Más datos: www.crystalbowlsla.com.ar
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