Deep Purple sinfónico
La banda toca con una orquesta armada al efecto y dirigida por Paul Mann.
"No me interesa pensar en términos de barreras musicales. Creo que una orquesta sinfónica tocando con una banda de rock es una hermosa experiencia musical, que no va a reemplazar nada, sino sólo un encuentro de diferentes disciplinas". Así opina el director inglés Paul Mann, en referencia a los conciertos de la banda de rock Deep Purple y la Orquesta Sinfónica de Buenos Aires, armada especialmente para la ocasión. Será mañana y pasado mañana, a las 22, en el Luna Park.
El concierto incluirá temas de la banda inglesa, con treinta años de carrera, arreglados para ser tocados junto a la orquesta y, especialmente, el "Concerto para grupo y orquesta", escrito por Jon Lord, tecladista de Deep Purple, hace treinta años, cuando lo interpretaron por primera vez, en el Royal Albert Hall junto a la London Symphony Orchestra.
Si durante todos estos años no se repitió nunca la experiencia es porque la partitura se perdió. "La busqué durante años -cuenta Lord-, inclusive pensé en volver a escribirla, pero me parecía un trabajo increíblemente largo. Hasta que pasó algo casi mágico: el año pasado fuimos a Amsterdam y un joven se me acercó, en el hotel, para hablar conmigo. Yo le dije que estaba muy ocupado y cansado de viajar todo el día, pero cuando me dijo que se trataba del concierto, todo cambió. Este joven holandés estaba reescribiéndolo. Ya había hecho casi todo el primer movimiento y parte del segundo y, aunque no todo estaba correcto, estaba bastante cerca. Un trabajo impresionante de horas y horas escuchando el disco y mirando el video para ver dónde ponían los dedos los violinistas. Increíble. Eso fue en febrero y pensamos hacerlo para septiembre, cuando se cumplían exactamente los 30 años de la primera vez".
Frente a esta alegría, lo más natural pareció ser para ellos llamar a Paul Mann, que desde hacía cinco años manifestaba en reiteradas ocasiones su interés en dirigir el Concerto. Paul es sobrino del manager de gira de Purple y desde chico habían convivido en él el amor por los discos de la banda y sus estudios de música clásica. "Fueron parte de mi vida, y este concierto en particular tiene algunas partes que me volvían loco. Lo ponía en el tocadiscos, me paraba frente al espejo y jugaba a dirigir, con una aguja de tejer o con un lápiz lo más largo posible. Algunas partes me emocionaban verdaderamente, y siempre tuve la idea de hacer algo con ello."
Finalmente, el 25 y 26 de septiembre del año último se pudo dar el gusto de dirigir a la Orquesta Sinfónica de Londres, en el Royal Albert Hall, lo que quedó registrado en un álbum doble -"Deep Purple in Concert with the London Symphony Orchestra"-, en video y en DVD. Es el mismo concierto que ahora están presentando por el mundo, con diferentes orquestas.
Para Jon Lord, que siempre amó la música clásica y es casi lo único que escucha, la experiencia fue inolvidable. "Es el sentimiento más maravilloso para cualquier compositor el escuchar su música ejecutada por una orquesta completa. Es excitante sentirse parte de eso, no estar mirando, sino tocando junto a ellos."
Los recuerdos y las comparaciones con aquella primera vez, treinta años atrás, son inevitables. Entonces, el recelo de los músicos clásicos era mayor. Tanto que recuerda que una cellista, durante el primer ensayo, abandonó la sala diciendo que no había entrado en la orquesta para tocar temas de Beatles de segunda. El director de entonces, Malcolm Arnold, tuvo que salir a buscarla para evitar que el resto de la orquesta pudiera hacer lo mismo.
"Esta vez, en cambio -dice Mann-, los miembros de la orquesta captaron el espíritu de la obra y a muchos les gustaba la música de Purple. Fue divertido, en el verdadero sentido, el de la participación, en la esencia profunda, de diferentes tipos de músicas viviendo unidas en esta experiencia. Porque aunque obviamente parecen mundos muy lejanos, se puede lograr, por cincuenta minutos, el encuentro".
Jon Lord dice que fue eso, exactamente, lo que tenía en mente a la hora de escribir la obra. "El primer movimiento representa el antagonismo, la lucha entre los dos, respondiéndose como en una discusión. El segundo es más calmo, pero todavía las cosas no son fáciles, y el tercer movimiento intenta demostrar que, aunque sea por un momento, juntos podemos pasarla bien."
Según Mann, lo más interesante del Concerto es que fue escrito específicamente para banda de rock y orquesta. "Creo que nadie ha vuelto a hacer algo así. Otras experiencias, como la de Metallica con la Sinfónica de San Francisco o la reciente de Scorpions con la Filarmónica de Berlín, toman a la orquesta como un agregado para su repertorio habitual."
Pero las canciones de Deep Purple, o de la carrera solista de algunos de sus integrantes, también forman parte del concierto. Para ello eligieron temas que justificaran una versión con orquesta. "No tenía sentido hacer "Fireball" o "Black Night" -dice el director-, porque son buenas y sólidas canciones de rock y nada podría agregarles la orquesta. Pero otras, como "Pictures of Home", de "Machine Head", tienen un potencial que podíamos explotar." En algunos, además, se sumará la voz de Ronnie James Dio.
Motivaciones diversas
No es extraño, para quien conozca a Deep Purple, que estén entusiasmados con estos conciertos. Lord siempre ha incorporado elementos clásicos en sus teclados, lo mismo que Ritchie Blackmore, el guitarrista original reemplazado por Steve Morse, que incluía su amor por Bach en los solos y que ahora se dedica a tocar música del Renacimiento. "Es bueno para una banda -dice Lord-, salir del estrecho corredor que puede ser el rock. Cuando llevás muchos años como banda, la gente te conoce por lo que ya hiciste y tu pasado puede convertirse en una prisión. La oportunidad de hacer algo como esto es demasiado buena para rechazarla. Ese sonido maravilloso de la orquesta sinfónica es de las mejores experiencias del mundo. Te abre el corazón, te estremece. La oportunidad de ser parte de eso es irresistible."
Claro que más extraño es que un director, formado en la música clásica, tenga interés en una experiencia como ésta. "Luego de esta gira, mis próximos trabajos serán dirigir la Orquesta Sinfónica de Londres y la Filarmónica, así que hacer esto, con orquestas diferentes, es un desafío, y me gusta. Es muy difícil predecir la reacción de una orquesta frente a esto, porque nunca escucharon antes un concierto para banda de rock y orquesta. Es bueno hacer algo nuevo, con la mente abierta."
El director reconoce haber aprendido también de los ensayos previos con la banda, en los que él, en el piano, tocaba las partes que luego haría la orquesta. "Era Jon en teclados, Steve Morse en guitarra, Ian Paice en batería, Roger Glover en bajo, Ian Gillan en voz y Paul Mann en orquesta", bromea Lord.
"Fue interesante ver el funcionamiento democrático -agrega el director-, donde todos podían opinar sobre los temas y el desempeño del resto, sin tomarlo como algo personal. Una orquesta no puede hacerlo, el director tiene que respetar a su orquesta, especialmente si es joven y sus músicos tienen más experiencia que él, pero a la vez mantener el control."
Hoy y mañana, director y banda, dedicarán el día a ensayar con la orquesta local para preparar lo que Lord denomina un viaje musical. "Es que pasa por diversos estados. En muchos conciertos de rock el público hace más ruido que la banda, aquí se necesita una cierta concentración, sobre todo para el Concerto. Y luego, para el final, algo así como un "OK, aquí vamos" , con algunos temas más enérgicos." Y finalizar, claro, con "Smoke on the Water".
Un director joven e inquieto
Paul Mann nació en South Shields, en 1965. Estudió en la escuela de música de Chethams, en la Universidad de York, y durante diez años con el pianista y profesor Denis Matthews. En su trabajo ha combinado un especial interés en los clásicos vieneses con un activo compromiso hacia la música contemporánea. A principios de 1989 fue designado director de la Orquesta Sinfónica de York, cargo que desempeñó hasta noviembre de 1993. En noviembre de 1994 fue elegido miembro del Royal Northern College of Music, que incluye la dirección de la Orquesta Filarmónica de Liverpool. En 1999 también dirigió a la Orquesta Sinfónica de Londres, junto a la Lincoln Center Jazz Orchestra, de Wynton Marsalis, en un concierto en homenaje a Duke Ellington por el centenario de su nacimiento.
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