De Pekín al Oscar: la cineasta que cruzó fronteras y deslumbró a Hollywood
Además de convertirse en la segunda mujer (y la primera asiática) en obtener el premio de la Academia, la realizadora de origen chino Chloé Zhao desarrolló una mirada atenta a los desplazamientos y al encuentro con el otro
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Chloé Zhao (Pekín, 39 años) ha pasado en poco más de un lustro de ser una directora debutante en el festival de Sundance, donde en 2015 estrenó Songs My Brothers Taught Me, a convertirse en la segunda cineasta de la historia en ganar el Oscar a mejor dirección, por Nomadland, tener pendiente de estreno una película Marvel y ser la clase de figura prominente de Hollywood que elige el proyecto que le apetezca (y ya tiene el próximo: una versión de Drácula).
Zhao, que era la favorita al Oscar a la mejor dirección tras haber ganado el Globo de Oro, el Bafta y el premio del Sindicato de Directores, también estuvo nominada como productora, guionista y montadora. En una entrevista en The Philadelphia Inquirer, la cineasta confesaba: “Siento curiosidad sobre cómo la gente quiere ser recordada”. En su caso, no habría ninguna duda: como una elegida para la gloria.
Zhao cuenta que sí hay un punto de vista político en la película, aunque no se muestre de forma tan evidente como en el libro en el que se basa, País nómada, de Jessica Bruder (Capitán Swing). “Creo que esa vida nómada debería ser una opción, y no una imposición obligada por la economía en el país más rico del mundo”, ha contado a la prensa estadounidense sobre la vida de Fern, una exmaestra que se mueve por EE.UU. en una furgoneta buscando trabajos temporales. “Esto es para quienes tienen la fe y la valentía de mantener la bondad en sí mismos, también la bondad de los demás, sin importar lo difícil que sea” , dijo en el discurso de agradecimiento por el Oscar.
Carrera veloz
En realidad, no ha parado de recoger premios desde que Nomadland inició su andadura en los festivales de Toronto y Venecia, donde ganó el León de Oro. Hoy no sería tan bien recibida en su país natal (Pekín silenció la noticia del Oscar) a causa de una vieja declaración: hace años en la revista Filmmaker, le preguntaron por su interés en rodar su primer largo en una reserva india, y Zhao contestó: “Me recordaba a mi adolescencia en China, cuando vivía en un lugar donde las mentiras están por todos lados”. Zhao nació como Ting Zhao en Pekín en marzo de 1982. Hija de uno de los directivos de la empresa estatal siderúrgica Shougang Group y de una trabajadora de hospital, sufrió en su infancia el divorcio de sus padres. Su progenitor se convirtió en un prominente ejecutivo inmobiliario y se casó con Song Dandan, actriz muy popular en su país con títulos como La casa de las dagas voladoras. A los 14 años, Zhao entró en un internado del Reino Unido, y estudió en el instituto en Los Ángeles, donde vivía sola en un apartamento en el barrio coreano. En esa ciudad empezó Ciencias Políticas.
En 2010 empezó a estudiar cine en la Universidad de Nueva York, donde tuvo de profesor a Spike Lee. Por placer ya había filmado dos cortos, y en la universidad rodó otros dos. Con el primero, Daughters (2010), ganó el premio a mejor corto estudiantil en el festival de Palm Spring. Como tesis de fin de estudios, encaró Songs My Brothers Taught Me (2015), un drama sobre los nativos americanos en la reserva india Pine Ridge. El trabajo de cámara recayó en uno de sus compañeros, Joshua James Richards, quien desde ese momento es su director de fotografía y su pareja. La película se estrenó en Sundance y en la Quincena de Realizadores de Cannes, y obtuvo tres candidaturas en los premios Spirit de cine independiente. Había llegado muy lejos para un trabajo estudiantil, lo suficiente para levantar su siguiente largo, The Rider (2017).
Zhao tiene pendiente de estreno Los eternos, un filme Marvel con Angelina Jolie, Kumail Nanjiani, Salma Hayek y Richard Madden
Esta es la película que catapultó la carrera de Zhao, y en la que Frances McDormand se fijó cuando buscaba un director para adaptar el libro País nómada, del que había comprado los derechos. La historia de un vaquero de rodeos que tiene que replantearse la vida tras un brutal accidente en la cabeza se le ocurrió a Zhao cuando conoció, buscando localizaciones en Dakota del Sur para su primer trabajo, a Brady Jandreau, que había sufrido una experiencia similar. La cineasta decidió escribir su historia y que él mismo la protagonizara. El film reafirmó la pasión de Zhao por el western y los grandes paisajes. En Interview, contó al cineasta Alfonso Cuarón: “Cuando era niña en Pekín, me encantaba viajar a Mongolia. En mis años neoyorquinos me sentí un poco perdida, y bromeaba con la idea de que, en EE. UU., cuando te sientes así, viajas al Oeste. Disfruté del rodaje de The Rider en Dakota, con un suelo polvoriento que nunca ha sido tocado, que te hace sentir anciana e inmóvil, como si el tiempo se detuviera. Para mí, que estuve tantos años yendo de un sitio a otro, ese sentimiento es muy agradable”. Por eso ahora, Zhao y Richards viven en Ojai, en las montañas californianas de Topatopa, rodeados de perros y gallinas. Aunque durante el rodaje de Nomadland por cinco Estados pasaron otros tantos meses viviendo en una furgoneta Ford Transit, tras los pasos del personaje de McDormand, “que es una versión moderna de John Wayne”.
Por cierto, confirmando su explosión en el cine indie, Nomadland se llevó cuatro galardones de los premios Spirit: película, dirección, fotografía y montaje, con lo que todo se quedó en casa. Zhao tiene pendiente de estreno Los eternos, un filme Marvel con Angelina Jolie, Kumail Nanjiani, Salma Hayek y Richard Madden. “Siempre quise ser una artista del manga”, ha contado en la promoción de Nomadland. “Pero volveré al cine de pequeños presupuestos, porque lo que me motiva son las historias”. Ahora está escribiendo para Universal su versión de Drácula, de la que solo ha trascendido que se trata de un western futurista.
Tras ganar el premio de Hollywood a mejor dirección, se convirtió en la segunda mujer tras Kathryn Bigelow (con Vivir al límite, 2008) en lograrlo, y la primera no caucásica —obviamente, la primera asiática— en hacerlo. En la historia de los Oscar solo ha habido cinco directoras nominadas. Este año, Zhao y Emerald Fennell (Una joven prometedora) han subido a siete una cifra que sigue pareciendo exigua.
Atraída por quienes eligen vivir de un modo diferente
Desde que dejó China a los 14 años se abrió paso con talento y curiosidad
“Había mentiras por todas partes”. La frase, referida a su país de origen en una entrevista publicada hace unos años en Filmmaker, le valió a la cineasta Chloé Zhao la furia de los sectores nacionalistas chinos apenas salió aquella publicación y, recientemente, la nula mención en la prensa china al éxito obtenido por su película Nomadland en la ceremonia de los Oscars.
De niña, esa misma certeza –”mucha de la información que recibía no era cierta”– la fue convirtiendo en una jovencita particularmente rebelde frente a los valores de su familia y a las normas que regulaban la existencia en el gigante asiático.
Quizás ese malestar haya contribuido a su vida de precoz extranjera. Con apenas 14 años y escasos rudimentos de la lengua inglesa, Zhao dejó China y viajó a Gran Bretaña, dispuesta a estudiar en Brighton.
La mirada distante, esa capacidad que los migrantes desarrollan como una parte más de sí mismos, para Zhao fue la llave de la expresión artística: “Dondequiera que he ido en la vida, siempre me he sentido como una extraña –aseguró en una entrevista, al referirse a las temáticas que suele abordar en sus películas–. Así que, naturalmente, me atraen personas que viven en la periferia o que no viven estilos de vida convencionales”.
En un artículo publicado en la BBC, Alison Withers, una de sus exmaestras del internado Brighton College, asegura: “Lo que más recuerdo de ella es que le encantaban los desafíos, en el buen sentido”.
Asimismo, Withers rescata algunos detalles que ya delataban el particular talento de la joven estudiante hoy devenida directora de cine: “Ella vino a un país diferente, a una cultura diferente, siempre se preguntaba por qué hacíamos las cosas y estaba dispuesta a quedarse atrapada –comenta la docente–. Claramente, era muy brillante y aprendió inglés terriblemente rápido”.
La mirada distante, esa capacidad que los migrantes desarrollan como una parte más de sí mismos, para Zhao fue la llave de la expresión artística: “Dondequiera que he ido en la vida, siempre me he sentido como una extraña –aseguró en una entrevista, al referirse a las temáticas que suele abordar en sus películas–. Así que, naturalmente, me atraen personas que viven en la periferia o que no viven estilos de vida convencionales”.
Con todo, y más allá de las distancias, los desafíos y las desavenencias, el origen es una marca que se lleva consigo. Así quedó en evidencia cuando la realizadora, flamante ganadora del Oscar a la mejor dirección, pronunció un discurso de agradecimiento a la Academia donde estaban tan presentes los protagonistas de su película como los hechos que marcaron su propia vida: “Cuando crecía en China, mi papá y yo jugábamos a este juego: memorizábamos poemas y textos chinos clásicos, los recitábamos juntos y tratábamos de terminar las frases del otro –contó Zhao a la audiencia global que seguía la entrega de los premios–. Hay uno que recuerdo muy bien, se llama Tres personajes clásicos. La primera frase dice: ‘La gente al nacer es inherentemente buena’. Esas seis letras tuvieron un gran impacto en mí cuando era niña, y todavía hoy las creo de verdad”. Y agregó: “Aunque a veces parezca que lo contrario es cierto, siempre he encontrado bondad en las personas que conocí, en todos los lugares del mundo a los que fui”.
EL PAISTemas
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