De Jeffrey Dahmer al “Caníbal de la Guerrero”: ¿a qué se debe el éxito de las series de asesinos seriales?
La producción de series y películas basadas en la vida de estos criminales, resulta polémica por el contraste entre su alta demanda y las críticas
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Este octubre de 2022 gran parte del público televisivo escuchó hablar de la historia del llamado “Caníbal de Milwaukee” por la serie DAHMER – Monstruo: la historia de Jeffrey Dahmer, del productor Ryan Murphy. Dado el éxito comercial, este tipo de producciones es tan demandado como criticada.
No es novedad que medios como el cine y la televisión retomen historias reales sobre delincuentes cuyos actos superan la ficción. En México, José Luis Calva Zepeda, el apodado Caníbal de la Guerrero, resultó ser un homicida similar a Jeffrey Dahmer.
Desde los años ‘90 se asociaba la conducta del “Monstruo de Milwaukee” con la del personaje ficticio conocido como el Dr. Hannibal Lecter, asesino serial y caníbal de las novelas ochenteras de Thomas Harris, obra que llegó al estrellato en el cine con la dirección de John Demme y la interpretación de Anthony Hopkins.
La voz de expertos ayuda a tener un panorama más amplio de este fenómeno social, que siempre causa diversas opiniones.
La historia del Caníbal de la Guerrero
En el caso de José Luis Calva Zepeda, la línea entre realidad y ficción se desdibujó tras su captura en la ciudad de México, en octubre de 2007, hace 15 años. Lo que desde el inicio quedó claro como el caso de un feminicida serial, aterró en extremo a los vecinos de la calle Mosqueta en la colonia Buenavista, cuando se supo que desmembró y comió partes de sus víctimas.
“No vimos nada, no oímos nada, y mire nomás lo que ocurrió”, comentó uno de los inquilinos que compartían domicilio con Calva, a dos calles de la estación Guerrero del Metro, según reportó para el medio El Universal pocos días después de la captura, el periodista y escritor Héctor de Mauleón.
La Policía llegó al edificio de departamentos de Mosqueta 198 la mañana del 7 de octubre durante las investigaciones que se hacían por la desaparición de Alejandra G., días antes reportada como extraviada. Calva, como Dahmer, intentó en vano huir de los agentes.
Ambas escenas presentaban múltiples pruebas de sus crímenes al interior de sus viviendas. A la larga resaltaría la trayectoria de Calva como autodenominado poeta y novelista: escribía historias de asesinatos, inspirado en libros y películas de dicha temática.
La difusión de violencia en una sociedad violenta
Algunas similitudes entre ambos perpetradores quedaron registradas en los medios desde ese día, aunque tomaría casi una semana para que la prensa informara que el criminólogo Martín Gabriel Barrón señaló inquietantes semejanzas entre los perfiles psicológicos de Calva y Dahmer.
En su texto José Luis Calva Zepeda: guía para elaborar el perfil de un asesino en serie, Barrón consideró este patrón tan relevante como para preguntarse si Calva era un “copy cat”, un imitador criminal, o si se trataba de una “coincidencia”.
Al respecto, el profesor y doctor en investigación criminal César David Martínez, opina que material con alto contenido de violencia explícita amerita restringirse a algunos sectores como los especialistas para fines de estudio. “¿Qué les deja, qué les agrada?”, son algunas preguntas en sus clases para el alto número de estudiantes que afirman consumir contenido enfocado a vidas de delincuencia y violencia.
“Si los asesinos es gente enferma y les damos más enfermedad, lógicamente disfrutan… a final de cuentas, sus cerebros compaginan con la maldad y eso es una bomba de tiempo, porque llega un momento en que ya no se puede discernir qué es lo normal”, comenta.
A la pregunta de qué explicaría entonces el elevado consumo de estos programas, contesta que la gran cantidad de seguidores responde al tipo de normalidad que se presenta en la sociedad, “el asombro hacia el mundo de la conducta antisocial”.
Además de reflejar que para la sociedad en que vivimos la violencia es parte de la normalidad y evidenciar la reacción a la conducta criminal, elegir ver dichas series o películas equivale a admirar el delito de forma inconsciente. “Yo creo que eso no nos va a llevar a sociedades más pacíficas, sino al contrario, se admira el delito y se puede repetir el delito”, concluye.
Se debe individualizar cada caso
De acuerdo con el doctor Martínez Rodríguez, cuando se pretende comprender el comportamiento de un homicida, hay dos perspectivas que deben tomarse en cuenta: el primero, debido a trastornos como la psicopatía, que tiene un origen en gran medida biológico pero aún difícil de precisar, y se estudian dentro del campo de la neurociencia.
Por otro lado, “los sociópatas escapan a la neurociencia”, desarrollan y hasta disfrutan conductas antisociales, dice el experto, puesto que ante la falta de causas en la genética o funciones cerebrales, hace falta recurrir a otros puntos de vista para su definición.
Si esto ya complica las investigaciones serias al respecto, el caso de asesinos seriales resulta más complejo aún, afirma. Considera que un acercamiento general al investigar criminales, como se suele hacer en México, no resulta viable porque “hay que individualizar al sujeto para determinar sus motivos” y reitera que en el país hace falta un estudio más individual de estos casos.
El doctor Martínez Rodríguez añade que aunque hay libertad de expresión y exposición de contenidos, sería mejor apostar a historias de desarrollo humano, de crecimiento personal que abonen a mejores conductas sociales.
Conductas similares apuntaban a un imitador
Las similitudes en las conductas de Calva y Dahmer hicieron notar a algunos expertos cierto paralelismo en sus perfiles psicológicos. En ambos casos su infancia se caracterizó por la pérdida de la figura paterna y por situaciones de abuso. Calva, además, afirmaría haber sido víctima de abuso sexual a sus siete años.
Alcoholismo, pensamientos y tendencias suicidas, fantasías sexuales, baja tolerancia al abandono y cierta admiración por la muerte. Ambos conservaron parte de los cadáveres e incluso hubo canibalismo.
Tuvieron además una muerte similar, pues fallecieron al interior de la cárcel, presuntamente asesinados por otros reclusos. Dado que Calva murió un par de meses tras el arresto, queda abierta la cuestión sobre a qué grado tomó a Dahmer como modelo a seguir.
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