De chica no hablaba, alcanzó la fama por un “engaño” y ahora está a punto de cumplir su sueño
Gigi Lepío dejó su ciudad natal en 2007 para encontrar su camino en Buenos Aires; en diálogo con LA NACION, la joven que se consagró junto a Marcelo Tinelli habló de su dura infancia y de sus comienzos en el mundo del espectáculo junto a Ricardo Fort
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Gisela Lepío, más conocida como Gigi Lepío, supo que quería dedicarse a la música desde que tenía uso de razón. Para ella, el canto era como el habla, algo que cualquiera podía hacer, pero en su caso fue al revés. Como era muy tímida, a sus tres años no hablaba, pero sí cantaba. Sin embargo, esa timidez no le impidió en 2007, cuando apenas tenía 17 años, armar las valijas y dejar su Río Gallegos natal para instalarse en Buenos Aires. Participó de varias obras teatrales de renombre; fue corista de Cristian Castro; ganó Genios de la Argentina, uno de los realities de Marcelo Tinelli; estuvo en Sex y ahora se lanzó como solista.
Al dejar Santa Cruz y vivir en el barrio porteño de Caballito, Gigi se encontró con realidades totalmente opuestas. “Yo crecí frente a un basural y no teníamos luz. Hubo mucha precariedad y pobreza, pero nunca me faltó comida. Mi papá era albañil y llegaron a pagarle trabajos con comida vencida, pero yo siempre comí. Mis padres siempre se desvivieron para hacerlo posible”, comenzó relatando en diálogo con LA NACION.
La música la lleva en los genes y es que a pesar de que su padre nació en Chile, tocaba folclore y le gustaba mucho el chamamé. “Había como una fusión de géneros musicales en mi casa que no tenían nada que ver. Primero la música cristiana, que es de la que más influencias vocales tengo y, por otro lado, estaba también la cumbia villera, porque vivía en un lugar que era bastante similar a una villa, pero con construcciones arriba”, comentó.
En ese sentido, marcó un paralelismo entre aquella ciudad que la vio crecer y la que la ve hoy triunfar: “Todo es muy distinto, hasta lo emblemático. Yo crecí con mi mamá y mi papá dentro de la iglesia evangélica, entonces traigo un montón de otros valores, costumbres y creencias. Me fui encontrando con otras realidades, como por ejemplo que en aquel entonces Caballito tenía más habitantes que Río Gallegos”.
“Un día me perdí y me quedé sin plata”, agregó recordando uno de los momentos más trascendentales que le tocó vivir cuando se mudó a Buenos Aires. En ese momento se le ocurrió una brillante idea: se subió a uno de los subtes y empezó a cantar. “Yo soy muy tímida, pero de chiquita mucho más. Me acuerdo que cerré los ojos porque no me animaba a ver si la gente se acercaba o no y empecé a cantar ‘Aprender a volar’ de Patricia Sosa y me fui a mi casa con casi 20 pesos, que en esa época era un montón de dinero”, contó.
“Después de eso no volví a cantar en el subte, pero sí estuve un tiempo cantando folklore con un amigo en la calle Florida, y terminamos yendo a cantar a peñas no solo por la plata, sino también a cambio de vino y empanadas”, recordó. Su talento llegó a los oídos de un coreógrafo, que la llevó a conocer a un transformista, que a su vez le abrió las puertas para cantar en boliches. “Me acuerdo que estuve varios años laburando de lunes a lunes solo en boliches. Hasta que un día se me acercó un coreógrafo y me preguntó cómo yo me veía en la tele”, relató.
Al escucharlo, Gigi se sinceró con él: “No. Yo no sé hablar y si hay más de dos personas me pongo nerviosa”. Pese a esto, esa frase no fue un impedimento para que aquello ocurriese. Es que como sabía que los nervios le podían jugar en contra, el coreógrafo la llevó engañada a audicionar para Fort Night Show (América TV), el programa que condujo Ricardo Fort en 2012, y el empresario mediático no pudo mantenerse ajeno a su talento y la incluyó en su equipo.
Un año más tarde formó parte de Escandalosas, la obra de Carmen Barbieri y Moria Casán, en el teatro Tabaris de la calle Corrientes, por la que estuvo nominada en la terna Revelación Femenina en los Premios Estrella de Mar 2013. “Después de eso me llamaron para audicionar para Priscilla, junto a Pepe Cibrián y Juan Gil Navarro. Fui enganchando y de repente entré como en un bucle de nunca parar”, confió.
En ese bucle del que ella habla, llevó su voz a distintos países del mundo como corista de Cristian Castro y en paralelo, precisamente en 2019, participó de Genios de la Argentina versión adultos, certamen del que se consagró ganadora y por el que terminó siendo una de las favoritas de Marcelo Tinelli. Tan fue así que en 2022 la convocó para ser uno de los 100 jurados que evaluaban a los participantes de Canta conmigo ahora. Después llegó Sex, viví tu experiencia, la obra de José María Muscari por la que, a diez años de su primera nominación, volvió a formar parte del rubro Revelación Femenina de los galardones marplatenses.
Como si todo eso fuera poco, y como ejemplo de que los sueños se cumplen pese a las dificultades que te presenta la vida, a principios de diciembre de 2023 se sumó al sello discográfico GOAT Records para lanzar su carrera como solista y anticipar su debut en EP con reversiones y covers de cumbia. A la par, se encuentra presentando cada viernes y sábado una experiencia musical en el teatro Asterion en la que recibe a cientos de fanáticos.
Pese a que tiene una historia de vida dura, Gigi prefirió mantenerla en privado y llegar al medio por su talento innato. “A mí no me gusta la lástima y nunca quise ponerme en un papel de víctima, porque a mí la música me salvó de un montón de cosas. Yo creo mucho en Dios y en el amor. Si yo no me hubiese dedicado a la música, no sé dónde estaría ahora”, concluyó.
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