De Borgen a Secret City, diez series sobre intrigas políticas para ver después de El reino
Aparentemente poco tienen que ver una primera ministra noruega idealista con la influencia silenciosa de China en Australia, pero en todas estas ficciones queda en claro que el ejercicio del poder siempre tiene consecuencias
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El éxito de la serie argentina de Netflix El reino trajo nuevamente a la escena el interés de las audiencias por los entretelones de la política y sus relaciones con la religión, el liderazgo y las nuevas formas de la comunicación. Esos entramados, a menudo complejos y de opaca visibilidad, han resultado desde siempre atractivos para la ficción, ya sea en el retrato de la gestión ejecutiva, la negociación parlamentaria, las tensiones entre la vida privada y la pública de los funcionarios o el verticalismo de otras instituciones que entran en juego como la Iglesia, los poderes militares o la familia judicial. Pese a lo complejo de esos escenarios, los grandes creadores de series televisivas, como Aaron Sorkin en The West Wing, o el padrino de la era Netflix, Beau Willimon y su House of Cards, ha amalgamado la construcción de notables personajes con intrigas palaciegas que evocan tanto la tradición política clásica como los nuevos vientos del presente.
Desde hace unos años, distintas series han abordado el universo de la política desde sus diversas aristas; lo han hecho desde la sátira como Veep, o desde el fantástico como Game of Thrones, otras han explorado el poder en su amalgama entre ambición y tragedia de cuño shakesperiano como The Hollow Crow, otras han desnudado las dimensiones humanas de la monarquía como The Crown. Pero hoy la excusa del éxito de El reino nos permite recorrer algunos de los títulos recientes que vale la pena ver, o volver a ver, para delinear este panorama tan jugoso que nos ofrece el escenario político y sus secretos mejor guardados.
Borgen (Dinamarca, 2010-)
A esta altura del partido pocos deben ser los que no han visto Borgen si es que están interesados en las ficciones sobre política, pero bien vale una enfática recomendación para aquellos que aún no han desembarcado en su mundo. Estrenada hace más de diez años en la TV danesa y revitalizada a partir de su aparición en el catálogo de Netflix en 2020 -volverá con una nueva temporada en 2022-, la serie creada por Adam Price explora los intersticios de la construcción del poder en el seno de una democracia parlamentaria. Birgitte Nyboorg (Sidse Babett Knudsen) es la candidata del sector moderado que corona su triunfo en las elecciones con el inesperado mandato de formar gobierno. A partir de allí, el foco del relato se apega a sus diversas estrategias de negociación, que no solo involucran dirigentes de las otras fuerzas políticas, medios de comunicación y presiones de los grupos de poder económico, sino disputas y alianzas en el seno de su espacio político. Borgen, cuyo título refiere al apodo popular del palacio de Christiansborg en Copenhague, sede de los tres poderes del Estado, escapa a los maniqueísmos y golpes de efecto para concentrarse en las dimensiones humanas que pone en juego la construcción y el ejercicio del poder. Disponible en Netflix.
Roadkill (Reino Unido, 2020)
La miniserie de cuatro episodios escrita por el dramaturgo y guionista David Hare (Damage, Las horas, El lector) toma como protagonista al Ministro de Trasporte del gobierno conservador británico en su hora de triunfo ante una demanda judicial contra un medio de comunicación. Peter Laurence (Hugh Laurie), acusado de corrupción y prebendas, logra reponer su posición en el seno del gabinete y convertirse en un aliado estratégico de la primera ministra (la recientemente fallecida Helen McCrory, como una versión actual de Margaret Thatcher). Sin embargo, un asunto privado comienza a emerger como una posible mancha en su figura pública, al mismo tiempo que la periodista condenada por libelo decide demostrar con pruebas su denuncia periodística. La esencia de Roadkill, más allá del carisma de Laurie para definir el cinismo acerado de su personaje, consiste en desnudar la ambición en sus formas más variadas, que oscilan entre el despiadado ejercicio del poder hasta el patetismo de su inevitable pérdida. Las oscuridades morales de Laurence, siempre latiendo debajo de la superficie y en un tono que nunca se torna ominoso, adquieren el mejor espejo en el juego político en el que se involucra el funcionario y del que luego termina siendo la llave para desentrañarlo. Disponible en On DirecTV.
Secret City (Australia, 2016-2019)
Los australianos han aportado su granito de arena en el retrato del detrás de escena de la política de Canberra a partir de las relaciones diplomáticas de su país con los dos principales actores de la geopolítica contemporánea, China y los Estados Unidos. En la primera temporada, la periodista Harriet Dunkley (Anna Torv) presencia el hallazgo de un cadáver en la costa de la ciudad y a partir de allí decide investigar la relación de ese crimen con el traslado de una detenida por terrorismo, las tensiones en el seno del gabinete gubernamental y las mentiras que rodean a las alianzas internacionales. En Secret City, la política doméstica se teje en función de los intereses que involucran a las dos potencias en disputa y las claves para su desciframiento pueden conducir a peligros impensados. Con la justa pátina de localismo y la perfecta ambición de relato universal, la serie inspirada en las novelas de Steve Lewis recorre en sus dos temporadas esa escena tensa que se despliega en muertes y atentados, en secretos de estado y espionaje, pero también en los riegos que supone intentar poner luz a esos misterios. Disponible en Netflix.
The Hour (Reino Unido, 2011-2012)
Estrenada en 2011 pero disponible en nuestro país desde agosto del año pasado, The Hour es la serie obligada para asomarse a las intrigas políticas de la Inglaterra de la posguerra, en la víspera de la crisis del canal de Suez y el devenir del viejo Imperio en el nuevo escenario de la Guerra Fría. Y Abi Morgan (The Split, River) ofrece ese fresco desde el prisma de un grupo de periodistas de un canal de televisión cuyo noticiero se ve imbuido de las tensiones políticas de ese escenario convulso. Los espectadores ya no quieren saber más los chismes de la corona, ni las pretendidas glorias de la alicaída política del primer ministro Anthony Eden, sino que exigen a las noticias cierta sintonía con el presente y sus demandas. Allí ingresa la voz de Bel Rowley (Romola Garai), una productora periodística en un mundo de hombres, quien intenta sostener su profesionalismo pese a las presiones del medio y al corrosivo sexismo de su entorno. La política aparece así como el objetivo último de ese periodismo en plena transformación, que asume los cambios de la posguerra, los ascensos sociales, las crisis diplomáticas y la exigencia de reflexión para sortear las trampas propias y ajenas. Disponible en Flow, DirecTV Go y Movistar Play.
Mrs. America (Estados Unidos, 2020)
Una de las grandes series de 2020 asumió como eje uno de los eventos políticos más importantes de los años 70 en los Estados Unidos: el debate sobre la aprobación de la Ley de Igualdad de Derechos (ERA por sus siglas en inglés) en los distintos estados de ese país. Para recorrer ese hito en la tarea parlamentaria, la creadora Dahvi Waller construye dos caminos opuestos. El primero está representado por la líder de las voces conservadoras, Phyllis Schlafly, a la que Cate Blanchett le brinda muchas más aristas que las de un simple arquetipo. El segundo, en la presencia de un grupo de representantes de los movimientos feministas, entre cuyos nombres se encuentran la periodista Gloria Steinem (Rose Byrne), Bella Abzug (Margo Martindale), Shirley Chisholm (Uzo Aduba). Más allá de las sintonías con nuestro presente y el intento de historizar las conquistas de las mujeres en el escenario político desde aquel momento fundacional, lo que la miniserie despliega es el titánico esfuerzo de aquella generación en un tiempo que, pese a los cambios de signo político en la Casa Blanca, siempre fue hostil a ciertas transformaciones radicales. Como corolario, elige prestar atención a ese ideario del que Schlafly fue vocera, más complejo de lo que aparenta y más vigente de lo que podemos imaginar. Disponible en Flow, DirecTV Go y Movistar Play.
Guardaespaldas (Reino Unido, 2018)
Con algo del espíritu de su exitosa Line of Duty, Jed Mercurio digita uno de los thrillers más exitosos de la narrativa inglesa contemporánea. Pese a algunos traspiés en la resolución final, consigue amalgamar los tópicos más interesantes de toda intriga política: la paranoia, las mentiras y el magnicidio. La clave está en ese relato apretado con el que expone los residuos de la guerra en Afganistán en un exsoldado devenido en guardaespaldas de una ministra del gobierno, las demandas de seguridad de la potencias globales y la creciente desconfianza de la opinión pública. Así, el policía David Budd (Richard Madden) se convierte en un peón de esas intrigas que lo exceden, que involucran tanto a los servicios de inteligencia y las fuerzas policiales, como a las ambiciones de poder de la dirigencia política. El abordaje de la política en clave de thriller ha sido una estrategia clave que la literatura, desde el éxito de escritores como Graham Greene, John Le Carré o Tom Clancy, ha donado a la ficción televisiva desde hace tiempo. Lo interesante en el trabajo de Mercurio es esa consciente evocación del pulso actual, con las sombras de los atentados terroristas y el Brexit, para dar a esa carnadura dramática las vestiduras del presente. Disponible en Netflix.
Perry Mason (Estados Unidos, 2020)
En la construcción de la antesala del glamour judicial de Perry Mason, los creadores Ron Fitzgerald y Rolin Jones lo convierten en una versión decadente de un detective de Raymond Chandler, navegando en las aguas turbias de la Depresión y en el progresivo ascenso de una casta religiosa con creciente ascendencia en la esfera pública. Como en El reino, el fanatismo y la devoción a los falsos profetas se convierte en una salida posible a una crisis profunda, que no solo involucra a la política sino también a las entrañas de la sociedad civil. Mason encuentra en el secuestro y brutal asesinato de un bebé no solo una moneda con la que acrecentar sus débiles ingresos sino también la estela de un misterio del que ya no podrá despegarse. Detrás de ello se encuentra la Asamblea Radiante de Dios –inspirada en el culto de la pastora pentecostal Aimee Semple McPherson, toda una celebrity religiosa con millones de seguidores a comienzos del siglo XX- y su cantante estrella, la hermana Alice McKeegan (Tatiana Maslany), que funciona como epicentro de las conspiraciones que se elevan hasta lo más alto e inmoral de ese mundo resquebrajado. Política y religión ofrecen la alquimia perfecta para ese retrato de sordidez y decadencia que modela la personalidad de Perry Mason de cara a su redención. Disponible en HBO Max.
Designated Survivor (Estados Unidos, 2016-2019)
Luego de haber intentado salvar al mundo en apenas 24 horas en plena paranoia posterior al ataque a las Torres Gemelas, Kiefer Sutherland se convierte ahora en el salvavidas perfecto ante una seria crisis institucional. Un atentado terrorista en plano Capitolio deja al país más importante del mundo huérfano de mandatarios y termina precipitando el ascenso de un ministro poco prometedor. El alicaído Tom Kirkman resulta ser el “sobreviviente designado” del gabinete para la sucesión de emergencia y, a lo largo de las tres temporadas que dura la serie, deberá enfrentar los desafíos de un tiempo excepcional. Creada por David Guggenheim, la historia recoge la urgencia y la tensión del anterior éxito de Sutherland y configura la escena política a partir de la confluencia entre el terror de la sociedad, las presiones del entorno internacional a una potencia ahora acorralada, y el inevitable impulso para la resurrección. A contrapelo de la ambición de Frank Underwood, el corazón de la intriga política de House of Cards, Kirkman es un líder muy a su pesar, en una marea de improvisaciones que convierten la emergencia en el recetario a seguir. Disponible en Netflix.
The Comey Rule (Estados Unidos, 2020)
Si Designated Survivor resultaba el preámbulo al triunfo de Donald Trump al frente de la Casa Blanca, la serie basada en las memorias del director del FBI, James Comey, resulta el mejor termómetro de la salida del poder del presidente republicano. Construida sobre la gestión del funcionario a cargo de la investigación a Hilary Clinton por el uso de mails personales para el envío de información oficial, con el consiguiente peligro para la seguridad institucional, la serie creada por Billy May intenta despejar una posible verdad detrás de las disputas que arrinconaron a Comey desde los polos opuestos del espectro político. Pero la serie también funciona como una exégesis de aquella campaña de 2016, fundada en las fake news y en la manipulación de la información, en clara sintonía con las elecciones que catapultaron a Joe Biden al Salón Oval. El retrato de Trump que ofrece Brendan Gleeson se sostiene en la hipérbole de todos los aspectos negativos que terminaron definiendo al presidente en su crepúsculo posterior a la pandemia. En clara consonancia con la impronta de cierto partidismo, la miniserie esquiva el equilibrio para ubicarse en uno de los bandos en disputa. Disponible en Paramount +.
The Looming Tower (Estados Unidos, 2018)
La escena caótica posterior al ataque a las Torres Gemelas recién dio lugar a reflexiones con cierta perspectiva y corridas del fragor del momento a más de diez años de distancia de aquel hecho trágico. Tal es el caso de la miniserie inspirada en el libro del mismo nombre de Lawrence Wright –ganador del Pulitzer- y co-creada para la televisión junto a Dan Futterman y Alex Gibney, que elige reconstruir el preámbulo de aquel suceso a partir del rol que cumplieron las agencias de inteligencia y los funcionarios del gobierno en el fracaso de la prevención. ¿Hubo signos de alerta que se desoyeron? ¿Las disidencias internas fueron determinantes a la hora de evaluar las amenazas? La historia se remonta al año 1998 y se concentra en la feroz competencia entre la CIA y el FBI en la persecución del terrorismo, al mismo tiempo que rastrea los coletazos de la ocupación soviética en Afganistán y el ascenso de los talibanes. Hechos que hoy adquieren nueva actualidad, en la miniserie que cumple apenas tres años sirvieron para dilucidar los aspectos más esquivos de aquella herida lacerante en el pasado de Estados Unidos y para ejercer una lúcida autocrítica sobre el comportamiento de los diversos actores sociales en esa álgida escena política. Disponible en Amazon Prime Video.
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