De Al Pacino y John Travolta a Susana Giménez, Gabriel Machado, el fotógrafo de los famosos se reinventa
Protagonizará Canción visual 1 y 2, en el que “intervendrá” sus retratos más recordados, acompañado por cantantes de la comedia musical local
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De chico se dedicaba a pintar en su ciudad natal, La Tablada, sin otro objetivo que el placer del hacer. Luego, aún no sabe por qué, guardó todos los pinceles en un placard y dejó atrás ese primer encuentro con el arte. De adulto se dedicó a la fotografía y no le fue mal, nada mal. Desde hace años Gabriel Machado es el fotógrafo favorito de las estrellas, el que las divas y los galanes solicitan a la hora de protagonizar una tapa de revista o una campaña publicitaria. Todos quieren trabajar con él porque sus retratos son exquisitos, detallistas y sumamente estéticos. Es más, algunos sólo aceptan posar para su cámara, entre ellos Susana Giménez, Mirtha Legrand, Adrián Suar, Natalia Oreiro, Pampita Ardohain, Araceli González y Nacha Guevara.
Pero haber alcanzado este estatus de imprescindible a Machado ahora no le basta. Necesita reencontrarse con su vocación primigenia y extender un puente entre ambas etapas de su vida. Por eso los sábados 27 de febrero y 13 de marzo, a las 22, volverá a agarrar los pinceles e “intervendrá” con óleos y acuarelas sus fotos más famosas (convirtiéndolas así en “foturas”), al compás de la música que irán interpretando diversos cantantes de la comedia musical local. Las performances, que serán distintas en cada fecha, se podrán disfrutar vía streaming, a través de la plataforma Plateanet.com, y llevarán por títulos Canción visual 1 y 2.
“El proyecto nació en medio de la cuarentena. Yo estaba muy angustiado por lo que pasaba con mi profesión. Independientemente de la pandemia, el auge de las redes y de los influencers fueron minando nuestro trabajo. Disminuyeron ostensiblemente los pedidos de la gráfica y de la publicidad. Fijate que yo llegué a hacer once tapas de revistas a la vez y ahora esos medios casi no existen. Un día, hundido en una depresión tremenda, veo que (el productor) Juan Cantafio sube a Instagram unas fotos muy lindas del pasado. Eso me provoca un clic. Luego me reúno con él y oficia de salvador. Me dice: “Vos tenés que cambiar, vos tenés que dejar de ser un fotógrafo de servicio para ser como un Andy Warhol, un Milo Lockett o una Marta Minujín. En eso estoy hoy, pasando de ser un fotógrafo de moda a un artista”, explica Machado. “De ahí que haya cambiado mi dirección en las redes, de @machadito1 a @machadito_arte”.
–¿Así de fácil fue el cambio?
–Sí, increíblemente. Él me dibujó mi futuro y me sacó del eje en el que estaba estancado. A partir de ahí surgió la propuesta de hacer algo con cantantes y bailarines para exorcizar toda esta pálida en la que estamos inmersos. Y como yo soy muy nostálgico y pienso que todo tiempo pasado fue mejor, me volví a conectar con la pintura, mi primer amor. Es esta faceta mía la que voy a ofrecer en estas jornadas.
–¿Cómo definirías a Canción visual 1 y 2 como shows, conciertos visuales, happenings o qué?
–Son un viaje de emociones. Las canciones irán creando climas e inspirado por ellas pintaré algunos cuadros e intervendré varias de mis fotos. Habrá canciones de Mina y de Iva Zanicchi, temas que remiten a momentos de la infancia, a encuentros con abuelos y tíos, a los cines de barrio, en fin, a tiempos mejores. ¡Cómo extraño ver tres películas seguidas, los miércoles desde el mediodía, en el cine de mi barrio! ¡Y los carnavales, por Dios! Yo quiero que estos espectáculos nos regresen por un rato a ese pasado maravilloso. Yo quiero refugiarme en el pasado y refugiar a todos los espectadores.
–¿Cómo fue sumándose el numeroso elenco de artistas que participará de la propuesta, entre cantantes, músicos, bailarines, vestuaristas, maquilladores, peinadores y encargados del registro visual?
–Fue una locura. Fuimos convocando a algunos y luego muchos otros se fueron autoconvocando. Todos vinieron de onda. Fijate que en principio acá no hay plata, es una cooperativa, y sin embargo todos quieren participar. Estarán, entre las treintena de intérpretes, desde Natalia Cociuffo, Ivana Rossi, Patricio Arellano y Carla Del Huerto (que proceden de la comedia musical), hasta Rocío Quiroz y Rodrigo Tapari, de la movida tropical, y el trío melódico Héroe. Canción visual no nació para ganar plata y todos ellos lo saben. Nació para acariciar el alma de la gente en un momento tan difícil como el que estamos viviendo.
–¿Qué temas interpretarán?
–”La bella y la bestia”, “Alfonsina y el mar”, “No llores por mí Argentina”, “Somebody to Love”, “Las voces del silencio”, “Bella Ciao”, “Aleluya”, “Garota de Ipanema”, “El hombre del piano”, las canciones principales del film Nace una estrella. El repertorio es increíble y muy escuchable. Filmamos un ensayo y terminamos muy emocionados, es que todos los temas –en mayor o menor medida- remiten a la vida de uno.
–De tener éxito con estas dos ediciones de Canción visual, ¿existe la posibilidad de extender el ciclo?
–Claro que sí. Te adelanto algunas ideas: me gustaría hacer un Canción visual sólo con Nacha Guevara. Ese es mi sueño. Pintar tres o cuatro fotos de Nacha mientras ella va recorriendo las canciones más famosas de su repertorio. Luego estaría buenísimo hacer otros Canciones visuales exclusivos con Griselda Siciliani y Carla Peterson, con Julia Calvo, a quien amo con locura, y con Inés Estévez. Otra idea sería tener a Nacha y a Natalia juntas y que cada una cante temas de la otra, mientras yo voy interviniendo sus retratos. Me gustaría que esto, que recién comienza, perdure en el tiempo como una nueva forma de manifestación artística.
–¿Cuánto tiempo de preparación demandaron estos streamings?
–Cuatro meses de preproducción, ensayos y grabaciones de algunos segmentos. El director audiovisual del proyecto es mi socio, (el fotógrafo y cineasta) José Cicala, quien contó con la ayuda increíble de Javier Jurado y Federico Stivel. El director musical es el genio de Juan Ignacio López (de reconocida participación en musicales como Hair y Casi normales).
–¿Qué fotos “intervendrás” durante el transcurso de los streamings?¿Son todas tomas de archivo o hiciste nuevos retratos para la ocasión? ¿Debiste pedirle permiso a las figuras?
–Habrá fotos históricas y nuevas. Acabo de hacer fotos para estos conciertos visuales con Natalia Oreiro, Lali Espósito, La China Suárez, Flor Vigna y Araceli González. Sí, lo hablé con ellas y todas me dieron el ok, todas aceptaron la utilización de sus fotos porque están a favor del proyecto, que además tiene su costado social, ya que al finalizar cada streaming las “foturas” se subastarán a beneficio de la Casa del Teatro.
–¿Cómo surgió el procedimiento “fotura”? ¿La técnica y el término son tuyos?
–Sí, tanto el término como la técnica mixta son míos. Se me ocurrieron exactamente el 25 de julio del año pasado, en mi mayor pico de angustia. Estaba hundido en una siesta y no quería saber más nada de este mundo. Ahí se me apareció como un spot publicitario. Me apareció el nombre “fotura”, que obviamente combina las palabras foto y pintura, y la indicación de que tenía que volver a pintar, cuando no lo hacía desde 1988, ¡32 años atrás! Yo desde los tres a los 23 dibujaba todo el tiempo, era una máquina de dibujar. Después apareció la fotografía. Hoy por hoy me estoy dedicando a mis “foturas”, pero mi idea es volver a pintar de cero. Las “foturas” son un enganche para animarme a retomar la actividad. Hoy me da mucha bronca haberme divorciado en mi juventud de la pintura, haber perdido tantos años. Pero, bueno, la pandemia sirvió para esto: para recuperar aquella vieja pasión. Sin dudas, mi pintor adolescente vino a rescatarme de la angustia en la que me encontraba sumido.
–¿Abandonás a partir de ahora la fotografía?
–No, la idea es sumar y no restar. No es que me cansé de la fotografía, simplemente la pintura volvió a mi encuentro y no la pienso volver a abandonar.
–¿La retomás sólo como un canal de expresión artístico o también puede ser una nueva fuente de ingresos?
–¡Y por qué no! Ya una familia de Ezeiza me llamó y me pidió una “fotura” con todos sus integrantes: papá, mamá y las tres hijas. Quedó bárbara. La técnica de una “fotura” consiste: primero en tomar una serie de fotos del cliente, y luego de que elija una, imprimirla en un lienzo con un bastidor y sobre eso “intervenirla” con óleos de distintos colores. Para pintar me inspiro en todo lo que me contó previamente esa persona sobre su vida. Por ejemplo, el padre de esa familia tiene una agencia de publicidad que se llama Fresca y yo, sin darme cuenta en ese momento, “intervine” su foto tirándole chorros de pintura, como si le saliera pintura fresca del cuerpo; y debajo del cabello le salen como chispas de ideas, acorde con su profesión creativa. Pero en ese momento no me di cuenta, fue una interpretación posterior.
–¿Desde cuándo fotografías celebridades? ¿Cuál fue él o la primera famosa que te dijo sí?
–Trabajo como fotógrafo desde hace 28 años, desde 1993; y a los dos años empecé a retratar gente famosa. No recuerdo cuál fue la primera, tal vez Andrea Frigerio, pero la que provocó que el medio creyera en mí fue Araceli González. Después de mis primeras fotos con ella llegaron Mirtha, Susana y Nacha.
–Además de tu preeminencia en el mercado local, se te reconoce por tu experiencia internacional. ¿Cómo fue trabajar con Cher, Al Pacino, Kate Moss y John Travolta?
–Igual como si ahora te retratara a vos o a la vecina de enfrente. Son todas personas como nosotros. A pesar de ser muy cholulo, cuando estoy frente a una celebrity trato de conectar con su alma, con su esencia y nunca me pongo nervioso. Además, y ellos lo saben, con una cámara en mano sos vos el que tiene el poder y ellos los que se encuentran en una situación vulnerable. Por eso no se crea ninguna situación de divismo y se entregan absolutamente. A Travolta lo fotografié junto a Susana Giménez, cuando vino a la Argentina en medio de una campaña promocional. Luego, a los dos meses, me lo encontré en Los Ángeles en una de las fiestas post entrega de los Oscar. Estaba junto a su mujer, la extinta Kelly Preston, y Barbra Streisand (sin maquillaje y con un poncho), me reconoció de lejos ¡y me vino a saludar! De más está decir que cuando me presentó a Barbra casi me muero. Esa noche terminé comiendo fideos y pizza en la misma mesa con Quentin Tarantino y Quincy Jones. Mientras, yo pensaba: “Mirá, Gabriel, lo lejos que has llegado, de La Tablada a Hollywood”. Luego viajé dos veces a Londres a hacerle fotos a Kate Moss para Falabella. Ella es la modelo número uno en el mundo, sin dudas. Es cero complicada, un amor.
–Con Cher y Al Pacino son prácticamente amigos y te convocan asiduamente para que los retrates. ¿Cómo nacieron esas relaciones?
–Con Cher hice el arte de tapa de sus dos últimos discos, Closer to the Truth y Dancing Queen. También la retraté para la campaña publicitaria de su perfume y para algunas notas. En total viajé nueve veces a Los Ángeles para hacerle fotos. El vínculo surgió por Lucila Polak, la exmujer de Al Pacino, que es argentina pero está radicada en los Estados Unidos; quien a su vez es amiga de la diseñadora Loree Rodkin, muy cercana a Cher. Ella fue quien le mostró mi book de fotos y quedó encantada, y así empezó esta historia que parece de película. Hoy con Cher nos amamos. El encuentro con Al Pacino fue obviamente por Lucila, lo conocí en su casa de Beverly Hills y luego, cuando vino a la Argentina a hacer su espectáculo en el teatro Colón, estuve los seis días al lado suyo, conversando y retratándolo todo el tiempo. Fue una experiencia que recordaré toda la vida.
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