Una compañía oficial de danza clásica que ni baila ni cobra
Desde enero, el grupo que dirige Iñaki Urlezaga está en un limbo
La compañía nacional de danza que dirige Iñaki Urlezaga , dependiente de la Nación, está formada por 60 bailarines de distintas partes del país elegidos por audición y tiene un plantel total de 80 personas, incluyendo su director. Desde enero de este año, no cobran su salario; tampoco ninguno de esos chicos, cuyas edades van de los 20 a los 30 años, ensaya ni toma clases. Lógico dentro de esta lógica, tampoco presentaron un espectáculo (el primer título estaba previsto para mayo, en el teatro Coliseo) ni concretaron ninguna de las cuatro giras por el país que tenía previstas este elenco regido por una matriz federal.
El grupo nació cuando Alicia Kirchner, actual gobernadora de Santa Cruz, era ministra de Desarrollo Social, cargo que actualmente ocupa Carolina Stanley, quien desde un principio decidió sostener este proyecto. El primer espectáculo que presentaron fue en marzo de 2014, luego de un proceso de casting en 32 puntos del país. Aquella vez bailaron un programa de cinco obras cortas y se identificó a la compañía con el nombre Danza por la Inclusión. Pero en el medio pasó a llamarse Ballet Nacional de Danza. Y en junio último Desarrollo Social presentó el grupo simplemente como Danza, como si detrás de esa nueva designación hubiera una reflexión sobre el verdadero perfil de este elenco que entrelaza lo social con lo artístico bajo una perspectiva federal.
Con la llegada de la administración de Cambiemos al Ejecutivo nacional, la compañía que dirige el reconocido bailarín y coreógrafo ya se topó con problemas en su calendario artístico que, en los papeles y según venía ocurriendo, incluye cuatro títulos anuales y cuatro giras por el país (el año pasado, también viajaron al Sodre de Montevideo). En la temporada 2016, los bailarines y el resto de los integrantes del grupo comenzaron a cobrar sus salarios (que rondan los 18.000 pesos) en mayo de manera retroactiva a enero, dilación consecuente con los procesos administrativos tras el cambio de gestión. Pero a fin de año la ministra Carolina Stanley acordó con su par de Cultura, Pablo Avelluto, la transferencia de la compañía (con su correspondiente partida presupuestaria). Y en esta transferencia, al parecer, está la clave para entender el nuevo cimbronazo que tiene a este elenco a la espera. Por lo pronto, el expediente ya pasó de Desarrollo Social al ministerio de Modernización y, desde hace un tiempo, está en Cultura.
Lo cierto es que, por cuestiones burocráticas, administrativas y/o políticas, ante la falta de actividad algunos de los bailarines ya volvieron a sus provincias, porque económicamente no pueden mantenerse en Buenos Aires. Sólo los une un grupo de WhatsApp a través del cual se informan sobre el expediente en cuestión, trámites y negociaciones con quienes tienen responsabilidad política sobre el tema. Ante este panorama, Urlezaga decidió no hablar a la prensa a la espera de novedades concretas sobre el futuro.
Al respecto, hace algunas semanas, Avelluto decía a LA NACION: "Me parece muy interesante el proyecto de Iñaki y estamos tratando de que tenga continuidad. Los recusos no estaban dispuestos en nuestro presupuesto y estamos trabajando con Desarrollo Social en la transferencia. Esto, habrá que entenderlo así, es un pozo de aire". Ayer, al cierre de esta edición, el ministro confirmó que se está avanzando en una solución.
El último espectáculo que el grupo Danza presentó fue El lago de los cisnes. El primero de gran producción que había estrenado este elenco que hoy tiene de futuro incierto fue Dios se lo pague.
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