Un Día de la Danza entre la esperanza y la nostalgia
Después de 40 días sin ensayar ni hacer funciones, la comunidad de la danza de todo el mundo volvió a sentirse un sujeto colectivo al encontrarse en las redes para celebrar su día, que se festeja desde 1982.
Pandemia mediante, el tributo de la Unesco a Alicia Alonso, que estaba previsto para realizarse en el Teatro de la Zarzuela de Madrid, tuvo que convertirse en homenaje virtual, difundiendo la vida y obra de la primera bailarina absoluta en una página web.
Por eso es que en los días previos al 29 A se percibió un clima de inevitable melancolía, florecido de recuerdos celebraciones anteriores. Fotos y videos de galas conmemorativas de otros años, fragmentos de performances callejeras y tomas con drones de algún flashmob reflejaron la nostalgia de ese tiempo de contacto físico y público, que dejó paso a la tendencia en redes sociales de crear desafíos para seguidores.
Uno de los "challenges" más interesantes vino de España: la Compañía Nacional de Danza, dirigida por Joaquín de Luz, y el Ballet Nacional, a cargo de Rubén Olmo, sumaron sus coreografías y el trabajo sinérgico de sus áreas de producción audiovisual. En el video que tiraba la consigna, se podía ver a ambos directores bailando en simultáneo la versión en gaita del Bolero de Ravel, encontrándose cada uno en la musicalidad en la danza contemporánea y la danza española clásica. El resultado fue arrollador: más de 50 mil reproducciones demuestran que mucha gente se sumó al desafío y puso play para aprender aquellos pasos. Bajo las etiquetas #YoBailoenCasa, #DíaInternacionalDanza y #challengedanza, fueron llegando los resultados en video que fueron editados de diversas formas.
Y también jugando con ese estilo de retos, en el Movimiento Federal de Danza de Argentina, crearon una cadena de reposteos de fotos "de la vida en danza", etiquetando a colegas que hicieran circular la convocatoria a inscribirse en el Registro de Trabajadores de la Danza. Fue bastante productivo: hubo un récord de inscripciones, con 2000 en 24 horas.
El Encuentro Virtual Colectivo organizado por el MFD tomó la forma de una transmisión de ocho horas en Instagram que alojó los espacios de reflexión de las siete regiones culturales del país y que a lo largo del día sumó unas 15 mil views. Dado que el objetivo principal de la jornada era fortalecer la organización del movimiento federal, se sucedieron diálogos intimistas entre referentes de cada una de las regiones, buscando descubrir las problemáticas en común a lo largo de todo el territorio, la ausencia de una representación gremial propia y la muy necesaria Ley Nacional de Danza. Pero intentando también visibilizar las especificidades regionales, como la problemática de género en el folklore y las provincias que poseen leyes que protegen al sector.
Del mismo modo que las redes colaboraron para el fortalecimiento de algunas organizaciones, también dispersaron la energía y estresaron a muchos seguidores.
Por esta inercia pandémica de convertir cualquier consumo en una maratón, se planificaron transmisiones de entre 7 y 12 horas de duración, sin poder alojar los contenidos en una sola red para centralizar las visualizaciones. Una de las organizaciones que sufrió esta carencia, fue la regional Argentina del Consejo Internacional de la Danza de la Unesco, para la que el plan de compartir clases de malambo sureño, samba brasileña, estilización folklórica o bellydance implicó la migración entre los perfiles de los maestros invitados. Y también la programación de una gala de cierre, que coincidió en el horario de otras galas locales.
Y del otro lado del Río de la Plata, el Plan Nacional de Danza de Uruguay, organización que también busca la visibilización del trabajo en el sector, dio difusión a valiosos proyectos de clases de candombe, danzaterapia o tango queer, y varias producciones de videodanza, pero sufrió la atomización de contenidos en 92 cuentas diferentes a lo largo de la jornada y algunos casos de nombres demasiado similares como "Bailando en cuarentena" y "Bailando la cuarentena".
La danza clásica uruguaya tuvo su espacio con la transmisión de la clase matutina del Ballet Nacional Sodre, a cargo de su director, Igor Yebra. Con muy buen criterio televisivo y preventivo, lo que se vio en pantalla fue una clase con momento de barra y de centro en una de las salas de ensayo del BNS, conducida por el mismo Yebra en una barra y a la distancia social indicada, el primer bailarín Ciro Tamayo.
Aunque la lucha contra el Covid-19 parece un evento sin precedentes, en México otro virus ya les había atropellado los planes de otro 29A. Hace 11 años con la pandemia de gripe A (H1N1) tuvieron que transmitir una gala sin público. De esa situación quedaron las conexiones y aprendizajes para platear la transmisión de 12 horas de contenidos a través de DanzaNet.TV con programas especiales, obras coreográficas y entrevistas a trabajadores de todas las áreas involucradas en la danza.
Diálogos, brindis y funciones virtuales
Volviendo a nuestro país y en otro estilo más sintético y menos abarcativo, Leonardo Reale a través de Danzar por la Paz y Ricky Pashkus en su perfil de Instagram, generaron diálogos amables y celebrantes del trabajo y el movimiento, que hasta incluyeron momentos de brindis, con copas en alto y todo.
Y pasadas las 20 comenzó el cierre de todo un día de fiesta con la Gala Virtual en vivo del Consejo Argentino de la Danza, que por las próximas 72 horas estará disponible en su canal de YouTube. Comenzando con un mensaje de Julio Bocca grabado en tiempos de cuarentena, se sucedieron dos horas de espectáculo con las participaciones grabadas con aplausos, en vivo y en directo.
La calidad de imagen de las grabaciones fue diversa. Pero el público entusiasta en el chat no dejó de felicitar y mandarse saludos como si estuviera compartiendo la complicidad de la oscuridad de una sala. Dada la cantidad de compañías invitadas, fue atinada la duración definida para cada fragmento, haciendo muy llevadera la velada para los 600 seguidores que la presenciaron desde sus casas.
En la primera parte pudo disfrutarse del Ballet del Sur, con el final de Entre Azul y Verdi, coreografía de Ricardo Alfonso; Silvina Perillo bailando Who Cares, de George Balanchine sobre música de Gershwin, y el Modern Jazz Ballet de Noemí Coelho y Rodolfo Olguín, con un collage de Alma. El Ballet Hispania voló con sus abanicos unas Guajiras de Graciela Ríos Saiz; el Ballet Metropolitano aportó toda la energía de Benny Goodman en los Bastones dorados de Leonardo Reale; y Cecilia Figaredo y Alexis Ledesma bailaron uno de los dúos de Pies pa’ volar, de Analía González, con música de Gabo Ferro y edición audiovisual de Carolina Composto. Cuatro parejas de escenario de la Corporación Tango hicieron un Popurrí homenaje a Jorge Falcón, con coreografía de Alejandra Armenti y Daniel Juárez. La Compañía Pies Desnudos de Laura Roatta bailó Deliciosas criaturas, sobre el Escualo de Piazzolla, y el Ballet Al-Andalus de Sibila interpretó varios clásicos de Serrat.
En un fragmento de Carmen, de Jorge Amarante, con Macarena Giménez y Maximiliano en los roles principales, bailaron la Habanera con picardía. A la hora en que empezaron los aplausos en los balcones, la Compañía Nacional de Danza Contemporánea hacía Tensión Espacial, de Jae Duk Kim, bajo la dirección de Margarita Fernández.
La segunda parte de la gala, arrancó con dos hermosos recuerdos: el imperdible pas de deux de Don Quijote por Silvia Bazilis y Raúl Candal y un registro de 2005 de José Zartmann haciendo una Farruca de Ángel Pericet, el día de su despedida en el Teatro Avenida.
Luego, el Grupo Cadabra jugó con cubos de luz en un fragmento de Lo que tenía que ser..., de Anabella Tuliano. Camila Bocca y Federico Fernández, de Buenos Aires Ballet, participaron de la gala virtual con el pas de deux de La Esmeralda; la compañía de Leonardo Cuello, con la alegría de Canaro en Arrabalera; y Carolina Basualdo y Manuel Martínez, del Ballet del Sur, hicieron el Adagietto de Oscar Araiz, con música de Mahler.
El Ballet Contemporáneo del Teatro San Martín tuvo doble participación, con el Aleluya de Händel, un clásico de Mauricio Wainrot, y un fragmento de El Reñidero, de Alejandro Cervera.
El fin de fiesta, patria, fue con el Ballet Folklórico Nacional haciendo la coreografía de El Chúcaro y Norma Viola para el Pericón Nacional. Y todos los presentes en el chat agradecieron al Consejo Argentino de la Danza por la cálida invitación.
Tal vez el mejor resumen del clima a nivel mundial se puede encontrar en la mezcla de nostalgia y esperanza del mensaje de Mikhail Baryshnikov a través de sus redes: "Extraño estar en mi estudio en el Día Internacional de la danza. La danza me enseñó todo lo que sé sobre la disciplina, la perseverancia y la complejidad de la vida. Mi mensaje a todos los artistas en este momento es por favor continúen. Nosotros los necesitamos. El mundo los necesita".
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