Tríptico de estrenos contemporáneos
El Ballet del San Martín subirá a escena desde mañana creaciones de Theocharidis, Casella y Wainrot
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Las relaciones que mueve el viento, los paisajes épicos de una Syracusa de ficción, el primer concierto de Chopin. Tres epígrafes posibles para la misma cantidad de obras de danza contemporánea que, en programa compartido, estrenará el Ballet del San Martín. Estas son las primeras novedades que la compañía que dirige Mauricio Wainrot sube a escena este año, que comenzó con un ciclo reestreno y luego repuso la ya clásica Carmina Burana .
Soplan nuevos aires, entonces, como le gusta a Diana Theocharidis: coreógrafa invitada en esta oportunidad para montar un trabajo relacionado con el aire que, de alguna manera, continúa su exploración de dos mundos, uno interior y otro exterior, de los pensamientos y la naturaleza. Se llama Intemperie y abre el telón a las funciones que a partir de mañana, a las 21, la compañía oficial presentará en el Alvear.
"Esta intemperie no es un cataclismo, no tiene que ver con un factor climático, sino que es más bien una condición. Los fenómenos meteorológicos siempre remiten a una cierta impredictibilidad y a condiciones azarosas, pero aquí hablo un poco de los vínculos. El viento es algo que reúne y a la vez dispersa", anticipa sobre la matriz de esta obra abstracta, con viento real en escena, que pone a la docena de bailarines el desafío de pensar que no sólo su movimiento es el que importa, sino de esa fuerza exterior que los estará impulsando. El proceso de esta obra terminó por sorprender hasta a su misma autora, lectora voraz de textos de física cuántica, que encontró finalmente a su Intemperie más centrada en las relaciones humanas de lo que hubiera imaginado "Hay un momento de viento en el que las relaciones son muy inestables y otro en que el para y se empiezan a cristalizar determinados vínculos -sigue-. Al principio estaba más concentrada en la naturaleza; pero finalmente la obra apunta más a lo humano que a lo físico."
Perfumes de la Ilíada
De ese afuera ventoso, movido, de dispersiones y reuniones, a un paisaje épico y fantástico, sólo hay un intervalo. Tiempo suficiente para que en un cambio de escenografía aparezca en el centro de la escena esa suerte de pasarela teñida de rojo furioso, o cabecera alta, que podría semejar también la crin de un caballo (¿de Troya?) o la quilla de un barco. Carlos Casella pone énfasis en esta instalación realizada por su cómplice en la creación, Mariana Tirantte, para Syracusa . Y comenta: "Toda esa masa de gente que entra y se forma en ese espacio restringido, esa línea de personas que dividen el lugar en otros, lo cortan por la mitad, y del medio hacia delante, lo hacen más restringido. Este es un espacio de conquista o de deseo; si está ahí, sucede; sino, no".
Lenguaje marcial, episodios épicos, una escena de lucha y muerte que, a juzgar por la chispa que encendió la creación, bien podría ser la del tal Aquiles, pero que no necesariamente lo es. Todo eso hay en esta nueva hazaña que devuelve al coreógrafo al Alvear con esta compañía, para la que creó la magnífica Playback en 2007. "Cuando Mauricio me llamó estaba leyendo literatura épica, fascinado con esos paisajes. Después, en el camino, uno va rastrillando ese material y esas ideas y lo que queda es algo que tiene el olor de todo eso. Un cierto espíritu épico", observa hoy el hombre que elige un fragmento de Homero, Ilíada , de Alessandro Baricco, como épigrafe en el programa de mano que refiere a su pieza. "Es super poético, un libro hermoso: hablan los personajes no protagónicos: el mar, un guerrero, las esclavas, Helena. Es una relectura, lo que a mí más me interesaba".
Más que aniversario
Wainrot se metió con Chopin sin saber -dice-, al momento de comenzar la tarea, que en 2010 se conmemoran doscientos años del nacimiento del compositor polaco. O a lo mejor sí tenía ese dato alojado de manera inconsciente, sólo que no fue el disparador de este Chopin, número 1 que, tras mostrar de manera fragmentada aquí en la Gala del Día de la Danza y recientemente en la Latinoamericana de Paraguay, estrena ahora en versión integral. "Hace rato que quería hacer una obra romántica", revela el director artístico del Ballet Contemporáneo del Teatro San Martín, recientemente designado responsable, con Kive Staiff, del flamante Consejo de las Artes Escénicas porteño, órgano del que hasta aquí apenas se sabe que tendrá carácter consultivo para la cultura de la ciudad.
La coreografía que Mauricio Wainrot concibió, entonces, para acompañar a este Chopin de 40 minutos es, naturalmente, abstracta; técnicamente, exigente y físicamente muy difícil -"Así crecen, así se hacen los muy buenos bailarines"-; nocturna y con cambios de climas; de dúos y movimientos grupales. Y es la primera obra que, tras la muerte de su pareja y cómplice en la creación, el escenógrafo y vestuarista Carlos Gallardo, delega su vestuario en un par de nuevas manos. "En negro y violeta, muy elegante y sobrio. Mini Zuccheri hizo un trabajo hermoso", concluye.
PARA AGENDAR
Ballet Contemporáneo del Teatro San Martín , Intemperie, Syracusa y Chopin, número 1.
Teatro Presidente Alvear . Corrientes 1659. Desde mañana. Entradas entre 10 y 45.
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