Trabajar con el Ballet Folklórico Nacional, un sueño cumplido
Sobre una creación original de Lito Vitale, el coreógrafo Alexis Mirenda creó cuatro “Estaciones argentinas”, que van del wayno a la zamba y de la chacarera a una cueca rápida; este fin de semana, en el Teatro Cervantes
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Lito Vitale compuso una suite a pedido del Ballet Folklórico Nacional a la que dio en llamar Cuatro Estaciones Vitale’s. Y el resultado musical fue muy productivo. Y el estreno de esa obra, con coreografía de Alexis Mirenda y Jorge Vásquez, será este fin de semana con dos funciones en la sala María Guerrera del Teatro Nacional Cervantes. Completa el programa Las Cuatro Estaciones Porteñas, de Astor Piazzolla, con coreografías de Leonardo Cuello y Laura Roata, entre otros. Las entradas que son gratuitas y se reservan por Alternativa Teatral o en la boletería del teatro.
La música de Vitale, que remite al abordaje del folklore que frecuentaba en sus épocas del Trío Viatale–Baraj–González, por los staccatos en los vientos y el uso percusivo de las cuerdas del piano, transita la misma secuencia que las estaciones de Vivaldi y, aunque en el siglo XXI ya no llevamos una vida tan pastoral, no deja de conectarse con la naturaleza. “Comienza con “Equinoccio de Primavera”, en ritmo de wayno, por momentos intervenido con compases en 7 y cosas más raras, pero no deja de ser un wayno sinfónico. Yo lo veo como la explosión de la naturaleza, con las flores y los colores, con la positividad que tiene ese momento del año”, explica el músico.
El montaje integral quedó en manos de la dupla de Alexis Mirenda y Jorge Vásquez, socios habituales en la Compañía de Danzas Pucará, abordando Mirenda los aspectos más coreográficos y Vásquez, el vestuario y la paleta visual. “Trabajé mucho sobre los puntos de inspiración de Lito –recuerda Mirenda-. Cada estación que me fue pasando él me daba sus imágenes poéticas. Fue fantástico poder tener acceso a la intimidad de la creación. Así que respetamos bastante esas imágenes generadoras y las cruzamos con otros textos de la literatura gauchesca y de la poética folklórica”.
Ciertos momentos más triunfales hunden sus raíces en Alberto Ginastera. Y algunos tañidos de campana evocan a Amanecer salteño, una de las obras insignias del repertorio de la compañía. Los cuatro movimientos carecen de hilo conductor, pero es claro el sentido de cambio de climas, como en las estaciones. Y así fueron abordando sensaciones personales y colectivas.
“‘Zamba de verano’, no tiene la estructura tradicional de la zamba, pero lo es. Para mí el verano es más pegajoso, más tremendo y sufrido –expresa Vitale– y en ese movimiento, aparece algo de amor... pero siento una sensación pegajosa”.
“El verano es una zamba pesada y densa. Yo la llevé para un lado de movimientos circulares –afirma Alexis Mirenda, que después de su retiro como intérprete del Ballet Contemporáneo del Teatro San Martín trabaja asiduamente como asistente de Mauricio Wainrot y regresó a despuntar el vicio en el montaje sanjuanino de Carmina Burana. Para el coreógrafo, que mantiene su compañía independiente, el trabajo con el Ballet Folklórico Nacional es un sueño cumplido, a la vez que un desafío adaptarse a la dinámica de una compañía grande y oficial. “Fue un diálogo exquisito y súper fluido”, señala. “Por haber estado del otro lado, me propuse que mi trabajo fuera muy claro para la compañía. Que en cada ensayo supieran qué necesitaba de cada intérprete”.
El momento de transición llega con “Dicotomía Otoñal”, que tiene un aire de chacarera en un universo tímbrico sinfónico, íntegramente interpretado por Vitale y todos sus teclados. En esa misma estación está asentada la paleta de colores. El diseño de vestuario de Vásquez está planteado desde la morfología de los atuendos tradicionales de folklore, pero con un acercamiento hacia la propuesta musical. “Es un vestuario más abstracto, con una paleta de tonos ocre y dorados. Creo que todo está basado en el otoño. Es mi estación favorita del año”, cuenta Mirenda.
“El desafío de esta pieza es que tiene una base, un tinte folklórico. Pero es una música muy orquestal –sigue el coreógrafo–. Está bueno el contraste con la segunda mitad del programa con música de Piazzolla”.
Hay cuadros más chicos y más grandes, pero en el cierre está toda la compañía en escena. Por eso para el último movimiento, “Invierno en acción”, los 34 intérpretes arremeten con una mezcla de malambo, chacarera y cueca rápida. “Es bastante indefinido el ritmo, pero es en 6/8 folklórico. Es el momento de la acción: todo el mundo laburando con su rutina diaria, que para mí es hermosa porque laburo de lo que me gusta. Lo pensé como un recorrido del día, con un leimotiv que está en el movimiento de la primavera”, afirma Vitale.
Con ese entusiasmo productivo que lo puso en movimiento, Vitale disfrutó de retomar sus actividades, aunque eso haya conspirado un poco con la distribución de su tiempo. “Este fue el año de volver a la acción. He tenido una cantidad de trabajo excesiva que no me permitió presenciar los ensayos –advierte- . Así que voy a ver la obra completa en el momento de ejecutarla ahí, en vivo. Descuento que va a salir bien, es toda gente muy talentosa”.
Para agendar
Estaciones Argentinas. Por el Ballet Folklórico Nacional. Coreografías de Alexis Mirenda, Leonardo Cuello, Laura Roata, Mariano Balois y Julio Zurita, con música de Lito Vitale y Astor Piazzolla. Funciones: 10 y 11 diciembre, a las 20. Teatro Nacional Cervantes, Libertad 815.
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