Se presentó el nuevo ballet contemporáneo
La compañía oficial reveló una fuerte identidad nacional
Con las 150 sillas ocupadas y cada baldosa del piso también, antenoche se presentó en la Dirección de Música y Danza de la calle México la Compañía de Danza Contemporánea Cultura Nación, un nuevo ballet oficial.
Desde los ministros de Cultura latinoamericanos participantes del XVI Foro de Buenos Aires, que ocuparon las primeras filas, hasta los familiares, docentes, colegas y alumnos de los seis bailarines protagonistas, la poco convencional Sala Williams rebozaba de expectativa. Entre el público se ubicó Atilio Stampone y, de un vistazo sobre la platea, se podía reconocer también a otros maestros, pero de la danza, como Noemí Coelho y Rodolfo Olguín, o Susana Zimmermann, quien desde la función pública creó y condujo en la naciente democracia de mediados de los 80 el Ballet de Cámara Argentino, elenco que por sus características podría señalarse antecesor de éste que ahora da sus primeros pasos.
Ale, ale, blancas palomitas , bien podría haber dicho el presentador Héctor Fernández Rubio para darles entrada a "los chicos", como en cambio se refirió a Ernesto Chacón Oribe, Pablo Fermani, Victoria Hidalgo, Bettina Quintá, Jack Syzard y Wanda Ramírez. En definitiva, el programa mixto que presentaron para celebrar la conformación del nuevo organismo dio cuenta, por un lado, de marcas generacionales -hubo más de una alusión a la dictadura- y de una identidad nacional marcada también desde el tango y el folklore. De hecho, el espectáculo comenzó con Dé jame hablar, coreografía de Ramiro Soñez, sobre música de Ricardo Vilca sobre la (in)comunicación, lo dicho y lo silenciado. Syzard interpretó, luego, un solo de su creación bailado desde las entrañas, In memoriam , que de lo sugerido al final se volvió explícito. Y de y por Chacón Oribe y Quintá, Madre e hijo , obra ya vista en esta sala, así como en el ciclo Teatro por la Identidad el año último, cerró temáticamente un primer tramo del espectáculo más comprometido, aun cuando el intervalo llegó después, entre Charanda y Divina .
Color y dinamismo
Las últimas dos obras le inyectaron color y dinamismo a la función. Con música en vivo de Raúl Malosetti, guitarra, y el charanguista Rolando Goldman -quien además es el director de Artes de la secretaría de Cultura nacional-, primero se vio la festiva Charanda , creación colectiva de esta compañía de danza. Y el cierre fue con Divina , del Grupo Nuevos Rumbos -como se llamaba este grupo de bailarines, apenas más numeroso, cuando estaba en la vereda independiente-, sobre música de Joaquín Mora y Francisco Canaro, en versiones de la Orquesta Juan de Dios Filiberto que arregló Stampone.
La frescura y liviandad de Ramírez, la expresión de Quintá, la fuerza de Chacón Oribe, la fibra y técnica de Hidalgo, la precisión de Syzard y la versatilidad de Fermani; todos esos dones trocaron finalmente en un emotivo saludo lagrimal, que los seis ofrecieron después del bis. "Va a durar muchos años y va a crecer", volvió a comprometerse el secretario de Cultura Jorge Nun, en vivo y al micrófono tras el acto oficial. Y el público aplaudió queriendo que así sea.
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