"Ojalá me den el tiempo necesario"
Lidia Segni tomó la dirección del Ballet del Colón, una tarea que sabe que no es fácil
La primera línea de su biografía dice "Lidia Segni es representante de la más rigurosa tradición del Ballet Argentino", y frente a la actualidad del Teatro Colón la frase se lee como una señal de buenos augurios. Porque esta mujer, que fue primera figura y que bailó con Nureyev, es reconocida como una gran maestra, formadora de talentos que crecieron hasta ser estrellas y de otros apasionados artistas que todavía no empezaron a brillar, pero seguramente lo harán.
Lo primero que Segni dice sorprende. Que está contenta, confiesa, e inmediatamente después, antes de que llegue la primera pregunta de esta entrevista, suelta "Ya no me quedaba adónde estar". Se refiere a la cantidad de funciones que desempeñó en su carrera antes de llegar a la conducción del Ballet Estable: fue bailarina del Colón entre 1970 y 1986; preparadora de Julio Bocca y Eleonora Cassano y fundadora, con ellos, hace ya 20 años, del Ballet Argentino con el que recorrió el mundo; dirigió el elenco del Teatro Argentino de La Plata (2000), fundó el Ballet Metropolitano, fue y es docente aquí y allá. "Voy a ir y lo voy a sacar adelante", se propone ahora la tercera persona que en algo más que un año se hace cargo de la compañía oficial.
-¿Por qué aceptaste asumir este desafío? Es un lío grande...
-Porque me considero parte del Colón, aunque hice muchísimas cosas fuera de él. Entonces ahora digo: ojalá tenga el tiempo que se necesita. Cuento con una ventaja, que casi todos los integrantes, de alguna manera, estuvieron conectados conmigo. No entro a una compañía donde las caras me son desconocidas.
-¿La viste bailar?
-En escena, la última vez fue cuando se despidió Julio Bocca en el Luna Park [en 2007, con dirección de Raúl Candal] y la vi muy bien.
-¿Y en el día a día cómo la encontraste? Hace cuatro meses que no están en movimiento.
-Todos los días voy a la clase, me encanta ver cómo trabajan, ir conociéndolos desde todo punto de vista. Las ganas, la intensidad, la alegría que se les nota a mí me emociona. Están haciendo un esfuerzo terrible porque no están en su medio. Es loable.
Hay tres metas a corto plazo que a Lidia Segni la obsesionan. "Levantar el telón", "acrecentar la cantidad de funciones" -que inicialmente son doce- y "que trabaje todo el cuerpo de baile". En una hora de charla insistirá sobre ellas, y subrayará, también, que la programación de este año "es lo posible de hacer".
A propósito de la temporada, para 2009 se respetaron dos títulos legados de la gestión anterior (Olga Ferri-Jorge Amarante), Don Quijote y El cascanueces , con sus respectivos repositores, el croata Zarko Prebil y la coreógrafa Aleth Francillon, de la Nureyev Fundation. A ellos, la nueva directora propuso para iniciar el año, en junio (y esto no es un error), una versión ágil de El corsario, que estrenó el ABT en 1998 y que vendrá a reponer la coreógrafa Anna Marie Holmes. Y en primavera, al aire libre, un espectáculo integrado por tres piezas de Mauricio Wainrot. Cabe preguntarse por qué el Colón elige programar creaciones de este reconocido autor que ya dispone de una de la dos únicas salas oficiales que la ciudad dedica a la danza para presentar sus obras con el Ballet del San Martín que él dirige. La observación, reconoce Segni, es valedera, y argumenta su criterio: "Wainrot es un coreógrafo que trabaja en todo el mundo, que está actualizado, y que tiene una dinámica en sus obras que a mí me gusta mucho".
-¿Caben los títulos programados en el escenario del Coliseo?
-Se están achicando, pero los coreógrafos invitados ya lo saben. No podemos armar la escenografía completa, pero se hará una adaptación.
-Estas obras involucran gran número de intérpretes ¿Hay suficientes bailarines en condiciones de salir a escena?
-Sí. Hay un número muy grande de gente joven espléndida, con una técnica muy buena, y hay gente no tan joven, pero bien mantenida. Tengo que reconocer que también hay gente que no puede bailar, que no quiere bailar y que no está en estado físico, pero no es la mayoría, aunque el número es bastante grande. Otra cosa que tengo en claro es que en esta temporada no hay contratación de primeras figuras de afuera. Lo poco que tenemos tiene que ser del cuerpo. Y si mañana viene un nombre importante que quiere bailar con el Colón, será con mucho gusto, pero con funciones extra.
Muy resuelta en lo suyo, la mujer que no dudó ni un instante en darle el sí a Pedro Pablo García Caffi -con quien ya había trabajado en el Argentino de La Plata-, se manifiesta creyente de que el año próximo estará en el Colón. Tal vez sea por la confianza que le inspira el director general, "un hombre que se mueve y que conoce de teatro". Para 2010/11 promete nuevas grandes obras: "por un tiempo no quiero ver más Giselles, ni Paquitas, ni Raymondas. Quiero obras que la gente diga que no sabía que existían". Y entre sus ideales se anota partidaria de la jubilación para los bailarines a los 40 años, que esta gestión quiere recuperar.
-Julio Bocca se había manifestado dispuesto a ayudar al nuevo director del ballet. Y ustedes tienen una relación de años.
-Sí, donde estaba Julio estaba yo. Todavía no me senté a hablar con él, pero todo lo que pueda lograr que él me dé... Creo que el día de mañana él va a terminar siendo director del Ballet del Colón.
-Seguramente cuando el teatro ya esté en funcionamiento .
-Claro, pero alguien tiene que hacer la otra parte. Sé que no es fácil lo mío, lo que espero es tener tiempo para demostrar que puedo.
Pretemporada
- El 22 del actual, en el Cervantes, el Ballet del Colón participará de la presentación del libro Historia general de la danza en la Argentina, del Consejo Argentino de la Danza. Esta es casi una función de pretemporada que entusiasma a Lidia Segni, quien en tren de sumar funciones está evaluando el regreso del ciclo Vamos al Colón, para vacaciones de invierno, en el Konex.