Macbeth: un ballet sobre la pesadilla del poder, hermosamente cruel
Nuestra opinión: excelente
Macbeth / Coreografía y dirección: Alejandro Cervera / Dirección musical y música original: Zypce / Escenografía: Laura Copertino / Vestuario: Julio Suárez / Iluminación: Omar Possemato / Ballet contemporáneo del Teatro San Martín / Dirección: Andrea Chinetti y Miguel Ángel Elías / Funciones: martes, a las 20, y los jueves, sábados y domingos, a las 15, hasta el 15 de diciembre / Sala Martín Coronado del Teatro San Martín, Corrientes 1530 / Espectáculo sugerido para mayores de 16 años
Apenas unos días después de haber sido galardonado con el Konex de Platino como mejor compañía de danza de la década (2009-2018), el Ballet Contemporáneo del Teatro San Martín vuelve a demostrar de qué está hecho: principalmente, ductilidad y talento.
Esta versión bailada de Macbeth, el clásico de Shakespeare es una creación de Alejandro Cervera ajustada especialmente para ellos. Y se nota que hay un lenguaje común y un conocimiento de los recursos con los que la compañía puede contar.
El relato no da ninguna vuelta, va al hueso, como todas las espadas en las coreografías de lucha o de asesinatos.
Cervera toma esta tragedia de principios del siglo XVII para convertirla en un ballet de 75 minutos, totalmente narrativo, absolutamente contemporáneo y con algunos destellos de tango de pista.
La música en vivo, creada inteligentemente por Zypce, integra una diversidad de instrumentos de percusión sin cuestionar el protagonismo. A veces juega sobre fragmentos de Romeo y Julieta de Prokofiev, o sonoriza las peleas, como en los viejos radioteatros. Incluso enreda todas esas voces en la cabeza de Macbeth. Y esa sangre que no se puede limpiar (a propósito de la cual, se crea también un efecto escénico para cuidar la seguridad de los bailarines sobre el escenario).
Lautaro Dolz compone un Macbeth creíble y atormentado por una gran titiritera: Lady Macbeth es indiscutible. Carolina Capriati es una intérprete integral llena de recursos técnicos y expresivos.
La iluminación de Omar Possemato cae exacta y cruda, y toda la compañía sabe perfectamente como tenerla a su favor. Del mismo modo que la escenografía de Laura Copertino, simple pero majestuosa. Cuando el bosque avanza sobre el protagonista no hay una rama que no se integre al movimiento.
El vestuario de Julio Suárez, de perfecta confección en una gama muy amplia de materiales, rompe los límites temporales, del mismo modo que los detalles de utilería. Ninguna de esas licencias hace ruido.
Se trata de un espectáculo recomendado para mayores de 16 años y está bien que así sea. No tanto por las escenas de violencia, que las hay, sino por los momentos en que el sexo es el arma de manipulación y dominio.
"Jamás he visto un día tan hermoso y cruel", dice Macbeth en su primera línea de diálogo. Y esa es la misma sensación con la que se va el público.
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